Quizás usted conozca a alguien que dijo que jamás escribiría nuevamente para las publicaciones periódicas. Claro, ya él envió un artículo (hasta fue publicado) pero ahora dice: “¡Olvídalo!” Quizás usted nunca lo haya intentado, pero está escuchando a alguien que sí lo ha hecho. Bueno, si usted tiene algo en su corazón, algo que le gustaría compartir, aunque no se sienta seguro de cómo y cuándo hacerlo, puede abrigar ese deseo de compartir y, a su vez, orar para que nada le impida comunicarse con su Iglesia.
Puede ser que escuche tales argumentos que ni siquiera se atreva a intentarlo, como por ejemplo:
• Hay un problema de idioma. “En Boston” — aludiendo al Centro de la Ciencia Cristiana — “hablan inglés, y en nuestro país hablamos (aquí ponga su idioma)”. O, “nosotros hablamos inglés, pero 'ellos' hablan 'su propio' inglés”.
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