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No se desanime, no deje que nada le impida escribir para su Iglesia

Del número de enero de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Quizás usted conozca a alguien que dijo que jamás escribiría nuevamente para las publicaciones periódicas. Claro, ya él envió un artículo (hasta fue publicado) pero ahora dice: “¡Olvídalo!” Quizás usted nunca lo haya intentado, pero está escuchando a alguien que sí lo ha hecho. Bueno, si usted tiene algo en su corazón, algo que le gustaría compartir, aunque no se sienta seguro de cómo y cuándo hacerlo, puede abrigar ese deseo de compartir y, a su vez, orar para que nada le impida comunicarse con su Iglesia.

Puede ser que escuche tales argumentos que ni siquiera se atreva a intentarlo, como por ejemplo:

• Hay un problema de idioma. “En Boston” — aludiendo al Centro de la Ciencia Cristiana — “hablan inglés, y en nuestro país hablamos (aquí ponga su idioma)”. O, “nosotros hablamos inglés, pero 'ellos' hablan 'su propio' inglés”.

• Usted escribe un artículo y “ellos” lo traducen. Entonces, “ellos” comienzan a transformar “su” artículo, y cuando lo traducen nuevamente al idioma original, lo que le envían más tarde para que usted lo apruebe ¡es un artículo que usted nunca escribió!

¿Le suena familiar?

Por extraño que parezca, esas personas de su filial de la Iglesia de Cristo, Científico, que intentaron escribir un artículo eran además Científicos Cristianos experimentados, y seguramente las personas del Departamento de Traducciones y del Departamento de Redacción eran personas serviciales y calificadas. Entonces, ¿por qué tener esos sentimientos? ¿Qué podemos hacer? ¿No podemos orar por nuestro movimiento mundial, ya sea que estemos pensando o no en escribir para las publicaciones periódicas? Sí, hay algo que podemos defender y atesorar en nuestro corazón: la universalidad y unidad de nuestra Iglesia.

La Iglesia de Cristo, Científico, fundada por la Sra. Eddy, incluye a La Iglesia Madre, en Boston, y a sus iglesias filiales en todo el mundo. El Artículo VIII, Sección l del Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy ofrece una guía segura para la oración que nos ayuda a evitar ser influidos por los argumentos antes mencionados. Esto no quiere decir que ignoremos las dificultades de comunicación que con tanta frecuencia enfrentamos en la experiencia humana. Por el contrario, estamos haciendo algo al respecto al orar y al no dejarnos desalentar.

Por ejemplo, si tenemos complejo de inferioridad o de superioridad con respecto a nuestro propio idioma y a la actividad editorial de nuestra Iglesia, que es mundial, podemos tranquilizarnos con las propias palabras de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: “La dificultad principal para transmitir con exactitud las enseñanzas de la Ciencia divina al pensamiento humano consiste en que, como todos los demás idiomas, el inglés es insuficiente para la expresión de conceptos y proposiciones espirituales, porque uno se ve obligado a usar términos materiales cuando tiene que ver con ideas espirituales”.Ciencia y Salud, pág. 349.

Así que, ya sea un nuevo o antiguo colaborador, ¡ánimo!, porque vale la pena escribir para las publicaciones periódicas. Quizás requiera que dejemos de lado el intelectualismo o el orgullo porque simplemente éstos no son parte de nuestro movimiento, que realmente necesita ser imbuido del espíritu del Cristo.

Por ejemplo, si lo tienta este pensamiento: “Estaba mejor expresado con mis propias palabras; ¿por qué cambiaron mi frase?”, no permita que ese cambio lo ofenda. Antes bien, escuche lo que dice Cristo Jesús: “Si tu ojo te fuere ocasión de caer, sácalo; mejor te es entrar en el reino de Dios con un ojo, que teniendo dos ojos ser echado al infierno”. Marcos 9:47.

No se avergüence de escribir artículos. La organización de nuestra iglesia necesita del esfuerzo de cada uno; y el suyo, en su deseo de contribuir, es muy importante.

Ahora bien: ¿no le gustaría unirse a ese movimiento de pensamiento? Como explica Ciencia y Salud: “En paciente obediencia a un Dios paciente, laboremos por disolver con el solvente universal del Amor la dureza adamantina del error — la obstinación la justificación propia y el amor propio — que lucha contra la espiritualidad y es la ley del pecado y de la muerte”.Ciencia y Salud, pág. 242.

Bueno, tal vez su amigo aún esté diciendo "¡Olvídalo!" Y tal vez usted no pueda cambiar fácilmente la desagradable (aunque no inútil) experiencia de su amigo. Quizás usted se sienta algo cauteloso ante la idea de enviar un artículo, debido a la experiencia de su amigo.

Aún así, no debemos ofendernos si nuestro artículo es modificado o rechazado. Podemos sentirnos animados por la respuesta de Cristo Jesús a la pregunta de Pedro: “¿Cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?” Jesús respondió: “No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete”. Mateo 18:21, 22.

Es probable que al pensar en nuestros artículos en forma más objetiva, lleguemos a la conclusión de que había buenas razones para que se hicieran esos cambios. Por ejemplo, las declaraciones que hacen afirmaciones extremas acerca de la Ciencia Cristiana tienden a dar a entender que hemos demostrado más de lo que en realidad hemos demostrado. También puede haber ocasiones en que “la letra” de lo que hemos escrito podría haber dado una impresión equivocada a quienes empiezan a leer nuestras publicaciones, razón por la cual fue necesario aclarar las ideas. Esto no significa que haya algo malo en nuestra comprensión de la metafísica. Simplemente significa que es necesario dar una mayor explicación a aquellos lectores que no nos conocen ni a nosotros ni a la Ciencia.

Sin duda este artículo que he escrito ha sido corregido, y estoy agradecida por esta ayuda. Pero si hubiera sido rechazado, yo podría haber hecho algo más: amar a mi Iglesia y a todos los que trabajan en ella; amarla de tal manera que alcance a percibir mejor su unidad en el pasado, el presente y el futuro.

Muy bien, quizás usted se sienta tentado a pensar que, después de todo, su artículo era como una hermosa torta, pero “ellos” le han cortado un pedazo justo antes de servirla. Puede ser que usted piense: ¡Qué lástima! ¡Miren lo que ellos le han hecho a “mi” artículo! Bueno, probablemente usted los perdone al darse cuenta de que ellos están pensando en los corazones hambrientos que están esperando aunque sea un pedazo de esa torta. Muchos lectores en todo el mundo están esperando las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, de la misma forma que aquellos que están solos se alegran cuando reciben cartas de sus amigos.

Entonces, la próxima vez que tenga deseos de escribir a La Iglesia Madre, no permita que nada se lo impida. Porque —¿puedo confesarlo?— ¡es divertido!

Encamíname en tu verdad,
y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti he esperado todo el día.

Salmo 25:5

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