Cristo Jesús amaba a los niños pequeños. También le gustaba contar relatos a los niños y a los grandes. Sus relatos se llaman parábolas.
Una vez les habló acerca de un pastor que tenía cien ovejas. Ver Mateo 18:12–14; Lucas 15:4–7. No es fácil vigilar cien ovejas; por eso el pastor las contaba todos los días para estar seguro de que estaban todas. Todos los días las contaba hasta llegar a cien.
Un día, mientras las estaba contando, llegó hasta noventa y nueve y descubrió que la oveja número cien no estaba. ¡Faltaba una oveja del rebaño! En algún lugar se había separado del resto de las ovejas y se había perdido.
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