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Leer en la iglesia es una oportunidad para crecer

De unos Lectores de América Latina

Del número de agosto de 1990 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Lectores que conducen los servicios religiosos en las iglesias son elegidos por los miembros de su iglesia filial. Es un procedimiento democrático tanto en la elección como al compartir la responsabilidad de orar para esta actividad de iglesia.

Hace poco, preguntamos a diferentes Lectores de filiales en América Latina, qué significaba para ellos ser Lector. Pensamos que a ustedes les gustaría leer algunas de sus respuestas.

Desde que me nombraron Segunda Lectora, he obtenido una mayor comprensión de los personajes bíblicos. Poco a poco, me he dado cuenta de que eran personas como nosotros, con los mismos temores y dudas, y esa comprensión me ha enseñado a tener mayor paciencia con los demás y también conmigo misma.

Cada vez que estudio la Lección-Sermón, que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, es maravilloso descubrir en mí el deseo de aprender lo que nuestro Maestro, Cristo Jesús, vino a enseñarnos. A medida que percibo las ideas sanadoras, trato de aplicarlas para poder ir cumpliendo con lo que Jesús nos encomendó.


Todos los domingos, cuando comenzamos a leer la Lección-Sermón, siento como si acabara de comenzar un nuevo viaje. Es probable que las palabras no puedan expresar totalmente ese sentimiento. Es como si yo fuera llevada en ese viaje, tomando parte en cada lugar donde se desarrolla el mensaje bíblico... y escuchándolo.


“Amigos: la Biblia y el libro de texto de la Ciencia Cristiana son nuestros únicos predicadores”. Como Lector de mi iglesia filial, todos los domingos leo esta introducción de la Nota Explicativa escrita por la Sra. Eddy, que aparece en el Trimestral. Desde el momento en que empiezo a leer siento que soy parte de la congregación, que está lista para escuchar el mensaje sanador de nuestra religión.

La Nota Explicativa continúa en el siguiente párrafo diciendo: “...[las escrituras canónicas, juntamente con nuestro libro de texto,...] constituyen un sermón inseparable de la verdad, no contaminado ni restringido por hipótesis humanas, y divinamente autorizado”. Esta última explicación me llena de asombro ante la magnitud de tal declaración, y no puedo evitar abordar la Lección-Sermón lleno de inspiración espiritual. El saber que el Sermón es inseparable de la Verdad cada domingo, me lleva a saber que la operación de las verdades espirituales que el Segundo Lector y yo vamos a declarar, incluye implícitamente el elemento sanador.

A menudo el ser elegido Lector en una iglesia filial significa aumentar su crecimiento espiritual. Para muchas personas, la lectura trae a sus vidas una mayor humildad y una confianza más profunda en Dios. Un miembro nos dijo que la lección más grande que ella aprendió como Lectora fue la de quitar el ego personal del trabajo de iglesia. Una y otra vez, escuchamos el mensaje de que la lectura en la iglesia es una maravillosa oportunidad para ver que el que se comunica con el hombre no es una persona, sino la Mente divina.

Desde que me eligieron Segunda Lectora he sentido un gran progreso. Me he sentido impulsada a investigar la lección en profundidad y poner en práctica sus enseñanzas. Fue como un renacer espiritual.


Hay veces que llega el miércoles y tengo todo listo para leer esa noche, y entonces una llamada telefónica, o alguna noticia importante en la radio o la televisión, me hace cambiar totalmente la selección ya marcada. Soy obediente a las ideas que Dios me manda, y aunque parezca que tengo poco tiempo, dejo que la Mente divina me guíe y las verdades espirituales fluyen de manera abundante y rápida.


Cuando me eligieron Primer Lector, las personas me preguntaron cómo me las iba a ingeniar, dado el poco tiempo libre que tenía por mi trabajo. Puse toda mi confianza en Dios. No dudé ni por un momento, y sin dejar de lado mi trabajo pude dedicarme con tiempo y tranquilidad al bendito trabajo de Lector.

Nunca imaginé que iba a poder leer enfrente de tanta gente. Yo era muy tímido. Cuando me levantaba para dar testimonios me ponía muy nervioso. En parte lo había superado, pero la curación fue completa desde el momento que leí ese domingo de diciembre por primera vez. La curación se hizo evidente en mis otras actividades también. Vencí el temor, la timidez y el nerviosismo de hablar ante muchas personas. También, desde que soy Lector, he sentido un gran sentido de responsabilidad y un deseo de aplicar la Ciencia Cristiana constantemente.


Recuerdo una experiencia que me hizo sentir la presencia del Padre al leer. Creo que estaba en la segunda sección de la Lección-Sermón. Me di cuenta de que estaba perdiendo la voz. Al principio, pensé: “Y ahora, ¿qué... ?” Entonces recordé que había estado estudiando sinceramente la lección y que había tratado de aplicar las verdades allí escritas. Me di cuenta de que el amor de Dios estaba presente. Comprendí que yo no era responsable de que se escuchara Su Palabra. ¡Me invadió una paz y una seguridad indescriptibles! Estaba infinitamente agradecida. Leí el resto de las secciones sin ninguna dificultad.


Poder servir como Lectora en mi iglesia es una experiencia única que llena mi corazón de regocijo. Comprendo que cada servicio religioso tiene el poder espiritual, impulsado por Dios, de sanar. El resultado espiritual que se obtiene al orar por la iglesia de esta manera es maravilloso. Se observan servicios religiosos con mucha asistencia así como gratitud espontánea manifestada en las reuniones de testimonios de los miércoles. Nuestra iglesia muestra mucha abundancia espiritual basada en la reflexión, o la expresión del Amor, Dios, en nuestras relaciones con los demás.

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