La Humanidad — Diversa e infinitamente individualizada — muy a menudo parece dividida en facciones opuestas. Pero muchos de nosotros estaríamos de acuerdo en que, por lo menos, estamos unidos por un gran lazo común: anhelamos amar y ser amados.
Se dice que los bebés en instituciones no se desarrollan tan robustamente como los niños amados por sus padres, y, por lo tanto, algunos hospitales tienen voluntarios cuya única misión es alentar y prodigar cariño a estos pequeñitos que responden a ese afecto y mejoran.
Existen organizaciones de voluntarios que traen perros a los hospitales y clínicas para ancianos con el propósito de permitir que estos animales afectuosos expresen a los pacientes el amor incondicional de estos animales. Se ha demostrado que los pacientes se sienten animados y son profundamente receptivos a este tipo de amor especial.
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