Al Pensar Acerca de la pregunta del título, puede ser de ayuda admitir que, si creemos que todas las cosas son como parecen ser, la curación de la enfermedad mediante la oración no es una expectativa muy sensata.
Si la vida es esencialmente material — que se nace en un cuerpo material asombrosamente complejo y que se vive hasta que esta máquina, o cuerpo, deja de funcionar — entonces hay poca razón para considerar la curación mediante otros medios que no sea la medicina material.
Pero si la vida es influida en gran manera por los pensamientos que la gente tiene y las buenas cualidades del corazón y la mente que la gente expresa, entonces hay razón para creer que la poderosa clase de pensamiento que llamamos oración puede tener un efecto notable.
Cuando razonamos detenidamente, vemos que es muy evidente que la vida de la gente expresa, de hecho, sus pensamientos. Los relatos de aquellos que han superado incapacidades físicas o mentales mediante su valor y disciplina, hablan por sí solos. Lo mismo ocurre con las anécdotas inspiradoras de gente que ha sobrevivido encarcelamientos por razones políticas y maltrato abrumador y que, sin embargo, conservan intactos sus ideales. Por lo general, sus actitudes mentales demostraron ser más significativas que las condiciones físicas.
También hay pruebas de otra clase. Funciones del cuerpo, tales como el latido del corazón y la presión de la sangre, que antaño se consideraban fuera del alcance del pensamiento consciente, ahora se ha comprobado que son influidos por el pensamiento y el carácter.
En un libro llamado Making Miracles publicado este año, el Dr. Paul C. Roud, un sicólogo, se une a la creciente literatura sobre el tema. Relata la historia de once pacientes a quienes se les diagnosticaron condiciones incurables por la medicina tradicional, y aun así superaron enfermedades que iban desde cáncer a esquizofrenia. El Dr. Roud se da cuenta de que tales casos con frecuencia son descartados como aberraciones estadísticas. Pero él recalca que es tiempo de aprender teniendo en cuenta esos casos en lugar de descartarlos diciendo que no son pertinentes.
Entonces, ¿es la respuesta a la pregunta que sería sensato esperar la curación de la enfermedad mediante la oración porque la vida es mucho más "mental" de lo que podría parecer? Realmente, no. Es cierto que ese reconocimiento ayuda a la gente a percibir cómo la oración podría tener un efecto. Pero, por otra parte, hay algo más que una tibia esperanza en la oración que continuamente efectúa la curación del cuerpo.
Fue este algo más lo que dio el impulso inicial al descubrimiento y la fundación de la Ciencia Cristiana por Mary Baker Eddy. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, la Sra. Eddy explica que el aprender acerca de la naturaleza mental de la experiencia humana ayudó a prepararla para un cambio importante en su punto de vista, pero esa preparación no fue de ninguna manera la revelación espiritual misma. La comprensión que cambió el curso de su vida y la guió a la fundación de una nueva religión cristiana no fue que la mente humana tiene influencia, sino que la Mente divina, Dios, es, de hecho, Todo, y que, por lo tanto, la materia no puede ser la cosa sustancial y autoactiva que parece ser. Dios es supremo, y todo en Su universo está sujeto a la ley de Su totalidad y bondad infinita.
De hecho, la Ciencia del Cristianismo nos hace preguntar: "¿Qué decir si Dios no está distante y apartado, sino que es Todo-en-todo, y está aquí con nosotros, y, de hecho, mucho más cerca de lo que antes habíamos concebido que El estaba?" ¿No sería natural, entonces, procurar una comprensión mayor de Dios en toda necesidad, incluso la enfermedad? Esta plenitud de comprensión espiritual es la base sobre la cual Cristo Jesús vivió, y la Ciencia Cristiana se refiere a esta idea de Dios, continuamente presente, como el Cristo sanador, o la Verdad.
La Ciencia Cristiana dice que la curación mediante la oración es sensata y razonable a la luz de este punto de vista radicalmente diferente acerca de Dios. Muchos pensadores religiosos empezaron su estudio de Dios tomando como base una firme convicción de que ellos vivían en un universo material creado por Dios. Después ellos procuraron razonar más allá de la materia hacia Dios. La Fundadora de la Ciencia Cristiana no hizo eso. Se había sentido tan defraudada por la irracionalidad y la tragedia de un sentido material de la existencia (el pensamiento contemporáneo podría decir lo "absurdo" de ello), que vio la necesidad de empezar con Dios, el Espíritu, y a razonar desde esta base.
Cuando alguien trata la cuestión de la curación de la enfermedad por medios espirituales aparte de la cuestión de la realidad y omnipresencia de Dios, entonces surgen serias dificultades; dificultades para la persona que juzga a la Ciencia Cristiana o para los Científicos Cristianos que tratan de vivir por lo que dicen que creen. Sencillamente no hace mucho sentido, por ejemplo, pensar en términos de tratar de sanar un cuerpo material totalmente sustancial con lo que podrían parecer pensamientos espirituales intangibles y de menor importancia. Pero si Dios es verdaderamente Dios, y la oración es el proceso de percibir la solidez y naturaleza práctica de los hechos espirituales y su influencia en todo aspecto de nuestra vida, entonces podemos ver por qué la oración tiene un efecto tan poderosamente restaurador, regenerador y sanador.
A la mujer que descubrió la Ciencia Cristiana se le hizo en cierta ocasión esta pregunta: "¿Ayuda la teología de la Ciencia Cristiana la acción curativa de ésta?" En su respuesta ella dijo: "Toda Ciencia es divina, no humana, en origen y demostración. Si Dios no gobierna la acción del hombre, ésta es discordante; si El la gobierna, la acción es Ciencia" (Escritos Misceláneos).
A medida que nos negamos a dejar a Dios fuera de Su universo, no sólo obtenemos respuestas a nuestras preguntas acerca de la oración, sino que también adquirimos nueva capacidad para orar y conocer la acción sanadora de Dios.
