Casi Todos Hemos tenido momentos en la vida en que algún nuevo y drástico desafío ha puesto de lado los rutinarios altibajos de la vida. Tal vez hayamos sido víctimas de un repentino y furioso ataque personal, de odio, prejuicio o de alguna clase de inconmovible oposición. Casi parecería que se nos hubiera hecho retroceder a los tiempos bíblicos de persecución, de fosos de leones y hornos de fuego ardiendo.
En esos momentos es necesario ponerse a la altura de las circunstancias y ver que tenemos el valor de un Daniel o Sadrac contemporáneos.
Justo en medio de tales desafíos es posible tener el auxilio de dos ángeles poderosos llamados Miguel y Gabriel. Miguel caracteriza la fortaleza espiritual que "emprende las guerras santas", y Gabriel expresa la tierna presencia del Amor. Ciencia y Salud por la Sra. Eddy explica cómo pueden ayudar.
"El Antiguo Testamento asigna a los ángeles, los divinos mensajes de Dios, diferentes oficios. La característica de Miguel es la fuerza espiritual. El dirige las huestes del cielo contra el poder del pecado, Satanás, y emprende las guerras santas. Gabriel tiene la tarea más apacible, la de impartir un sentido de la omnipresencia del Amor ministrante. Esos ángeles nos salvan de los abismos. La Verdad y el Amor se acercan más en la hora de angustia, cuando la fe firme o la fuerza espiritual lucha y prevalece porque se comprende a Dios. El Gabriel de Su presencia no tiene contiendas. Para el Amor infinito, siempre presente, todo es Amor, y no hay ningún error, ningún pecado ni enfermedad ni muerte".
Si consideramos a Miguel y a Gabriel en términos de "los divinos mensajes de Dios", como la Sra. Eddy los ha caracterizado, podemos ver que la presencia de Gabriel estaba allí mismo con Daniel en el foso de los leones, haciendo que amara a esos leones. Ese mensaje del amor omnipresente de Dios, literalmente cerró sus bocas. No reaccionó contra ellos ni los odió. Si lo hubiera hecho, el final de la historia hubiera sido muy diferente.
La presencia de Gabriel estaba en medio del horno de fuego ardiendo junto con los hebreos, capacitándolos para que pudieran ver la presencia del "cuarto varón" (o ángel, como algunos comentaristas de la Biblia interpretan la referencia) caminando con Sadrac, Mesac y Abed-nego en esa ordalía.
Las cualidades de Miguel estaban allí mismo con Moisés cuando entró en la corte de Faraón y dijo: "Deja ir a mi pueblo". Y Gabriel tiernamente lo consoló en el desierto cuando el pueblo se volvió contra él.
Los mensajes angelicales simbolizados por Gabriel y Miguel ciertamente estuvieron allí mismo en el sepulcro, fortaleciendo a Jesús y dando impulso a su resurrección.
Hoy en día, nosotros también podemos experimentar nuevamente la presencia y el poder de estas intuiciones espirituales y fortalecedoras de maneras tangibles. ¿Por qué es que siempre aparece el Cristo en medio del problema? Porque el problema es la contradicción del Cristo que ya está allí. No puede haber una mentira, a menos que la Verdad esté allí primero.
En tales momentos, es importante vigilar nuestros pensamientos. Podemos aprender lecciones provechosas del discípulo Pedro en el momento de la crucifixión. Debido a que Pedro no vigiló sus pensamientos en ese momento crucial, podría decirse que cuatro estados de consciencia erróneos gobernaron sus actos. A pesar de que amaba profundamente a Jesús y quería serle fiel, dejó que sugestiones perversas lo usaran como herramienta.
Primero, en el huerto de Getsemaní, cuando debía estar vigilando, su pensamiento se entorpeció y se volvió soñoliento, apático a los grandes acontecimientos que estaban ocurriendo.
Segundo, cuando despertó y vio lo que acontecía, le cortó una oreja al siervo del sumo sacerdote. Se vengó y reaccionó con enojo, resentimiento y justificación propia.
Tercero, justo en el momento en que pudo estar apoyando a Jesús, negó al Cristo. No quiso verse implicado. No quiso aceptar el compromiso con la causa que amaba. Se mantuvo al margen por temor y no quiso manifestar su posición.
Y, finalmente, como resultado de todo esto, volvió a sus redes, volvió a su oficio de pescador. Al aceptar las sugestiones de fracaso, perdió su visión, su sentido de dirección y su inspiración. Volvió a su pasada manera de vivir, a la actividad humana que le era familiar en lugar de avanzar con valor, inspiración y convicción espiritual. Enterró mentalmente su cabeza en la arena de su familiaridad con el materialismo.
La apatía. La reacción. La falta de compromiso. La pérdida de inspiración. Estas cuatro sugestiones de la mente carnal quisieran engañar hoy en día, como en los tiempos de Pedro, el pensamiento no protegido. Pero mantener la fortaleza de Miguel y la tierna compasión de Gabriel en el pensamiento anula y derrota estos errores.
Jesús se quedó solo con Dios, amparando y protegiendo al mundo. ¿No podría decirse que nosotros, en este momento, somos llamados para seguir su ejemplo? Con Miguel y Gabriel nosotros también tenemos el privilegio de montar guardia en bien de nuestro mundo. Tenemos el sagrado deber de orar y demostrar que el mal, en cualquier forma que aparezca, no puede anular nuestros derechos ni los de nuestro prójimo. Nuestra Guía, la Sra. Eddy, escribe: "Con renuencia preveo gran peligro amenazando a nuestra nación: imperialismo, monopolio, y un sistema débil de religión" (The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany).
Sólo un sentido más profundo y más grande del amor puede responder a nuestros desafíos individuales y colectivos. Esto no es meramente un amor humano emocional para con otros mortales, sino que es un reconocimiento de "la omnipresencia del Amor ministrante", el Amor que es Dios. Este es el "Gabriel de Su presencia" que no tiene contiendas". Nos revela que todos somos amados, afectuosos y amables. Este es el amor que dice: "Nosotros le amamos a él, porque él, nos amó primero". Este es el Amor que dice: "Hagamos Nosotros (el Yo O Nosotros divino) al hombre, veamos al hombre, conozcamos al hombre..." Desarma el dedo acusador que identifica al "tú" como enemigo, viendo todo desde el punto de vista del divino "Nosotros".
Esta es verdaderamente la forma más elevada del cristianismo. Es el Amor que refleja mediante amor. Este amor se amplía en círculos cada vez más anchos; empieza con la familia, se extiende hacia los vecinos, se agranda hacia la comunidad, y su elasticidad infinita abarca al mundo. Este amor no considera a nadie como extranjero. Rodea a sus enemigos. De hecho, el único método de destruir enemigos es amándolos y haciéndolos amigos.
El Amor es el sello de pureza del cristianismo verdadero. En la Iglesia primitiva los seguidores de Jesús eran identificados por su amor. Era una comunidad que amaba, que se amaban los unos a los otros y a su mundo. Jesús afirmó: "El que me ha visto a mí, ha visto al Padre", ha visto el Amor divino. Nosotros también podemos orar para manifestar el amor de Dios más claramente. Es natural que el hombre ame, porque su naturaleza misma es creada por Dios, el Amor.
Algunas veces es conveniente que nos hagamos esta pregunta: "¿Si yo fuera el único medio por el que la gente supiera qué es Dios, sabrían mediante mi ejemplo que Dios es Amor?" El Amor, por cierto, libera. Es la esencia de la curación y la enseñanza y la manera de vivir. Para que una persona o un movimiento viva, tiene que amar. Si no ama, muere.
¿Recuerda usted el relato en la Biblia en que Jesús y los discípulos estaban en una barca y "se levantó una gran tempestad de viento, y echaba las olas en la barca, de tal manera que ya se anegaba"? La Biblia nos dice que Jesús estaba durmiendo. Los discípulos llenos de temor lo despertaron. "Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza".
Recientemente, cuando leía ese pasaje me hice la pregunta: "¿Quiénes estaban realmente dormidos en la barca?" ¿Era Jesús o los discípulos? En realidad, eran los discípulos los que estaban dormidos, soñando que estaban en la materia batida por la tormenta, a la merced de elementos y fuerzas materiales, arrojados de un lado a otro por los vientos de sugestiones agresivas.
Jesús, por otra parte, estaba constantemente despierto a la verdad del ser: que el hombre no es material, que jamás está a la merced de fuerzas extrañas, jamás sujeto a leyes materiales. Despertó a los discípulos para compartir con ellos su punto de vista, para que experimentaran su universo de paz donde no hay tribulaciones ni vejaciones. Literalmente los sacó de la corte de la materia — el punto de vista de los sentidos materiales — llevándolos a la corte del Espíritu, donde la evidencia, el veredicto y el resultado era la paz.
La Biblia nos dice que "había también con él otras barcas". Su misión incluía a cada uno de nosotros y a toda la humanidad. "El propósito de la gran obra de su vida se extiende a través del tiempo e incluye a la humanidad universal", explica la Sra. Eddy en Ciencia y Salud. "Su Principio es infinito y no está limitado a un solo período o a un solo grupo de seguidores". Puede que las otras barcas en ese mar jamás supieron cómo ocurrió su libertad y paz, pero estaban incluidos en la demostración ilimitada de Jesús.
Hoy en día, mediante la Ciencia Cristiana, tenemos el privilegio de dar testimonio del Cristo, despertando a la humanidad a la presencia y paz del reino de Dios; al hecho de que el amado de Dios, el Amor divino, a salvo en el arca de la Verdad, que no es lanzado de un lado a otro por el materialismo y sujeto a los vientos de la intolerancia, la incomprensión y el odio. Mantenernos despiertos ante esta visión no sólo bendecirá a nuestra barca — nuestra Iglesia — sino que bendecirá a todos los que navegan con nosotros en este mar de la vida.
El día de hoy, y los días venideros, están llenos de bendiciones. Los fosos de los leones, los hornos de fuego ardiendo y las tormentas del mar son oportunidades para abrigar y sentir la presencia de la fortaleza espiritual de Miguel y el amor ministrante de Gabriel.
Podemos seguir adelante con el privilegio de vigilar y proteger a nuestro mundo, no dejándonos embaucar por los trucos que engañaron a Pedro. Manteniéndonos despiertos, no reaccionando ni tomando represalias, podemos comprometernos y mantener nuestra visión e inspiración, sin tomar en cuenta el testimonio del sentido material.
Y sobre todas las cosas, es maravilloso saber que nuestra naturaleza es amar, sentir cuánto nos ama Dios; cuánto ama a toda Su creación, cuánto amor, como Su expresión tenemos que dar; cuánto amor, como Su hijo amado, tenemos que recibir.
Miguel y Gabriel están trabajando universalmente. El lugar no limita la actividad de ellos. Están trabajando de la misma manera en los tribunales, las legislaturas, los ayuntamientos, las oficinas de abogados, como están haciéndolo dentro de nuestra Iglesia. Están dando fortaleza espiritual para pelear las guerras santas y tierno Amor ministrante para tranquilizar y sostener. Su mensaje puede todo oído que escuche.
