Nada Acerca del nuevo libro fue convencional.
Aunque llegó a ser el principal libro de texto de una nueva denominación cristiana, no fue un conjunto de credos. Aunque enfatizó la importancia de la moralidad, no delineó un sinnúmero de reglas para el comportamiento humano. Aunque presentó con claridad al Consolador prometido por Jesús, también causó una gran conmoción.
Pocos lectores fueron neutrales acerca del libro. Algunos se mostraron indignados. Muchos fueron sanados.
Cuando Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras fue publicado hace 115 años, muchos lectores pensaron que su autora, Mary Baker Eddy describía, con una claridad como nunca había sido descrita antes, la verdadera realidad espiritual que fundamentó las obras sanadoras y la misión redentora de Cristo Jesús para la humanidad. Se dieron cuenta de que el propósito de sus esfuerzos religiosos ya no era el prepararse para alguna vida espiritual futura, sino el conocer a Dios ahora como Espíritu, como Todo. Y reconocerse ellos mismos y reconocer a otros como Sus hijos.
El Libro Ha Significado muchas cosas para mucha gente. Algunos que lo leyeron con condescendencia lo pusieron luego de lado como un documento religioso venerable y valioso, algo así como una Biblia que se reverencia pero que no se lee. Pero aquellos que fueron sanados raramente dejaron de leerlo. Hemos preguntado a algunos lectores actuales por qué, después de muchos años de haber leído por primera vez Ciencia y Salud, todavía lo estudian diariamente:
• "Con Ciencia y Salud las palabras pueden llegar a ser familiares, pero lo que involucran es muy profundo y esto alborea en nosotros lentamente. A medida que cambio y progreso, las ideas que leo cobran un significado más profundo y puedo demostrarlas más en mi vida. Cada día es importante. Creo que nunca voy a sentir que he terminado de aprender lo que la Biblia y Ciencia y Salud tienen para enseñar".
• "Al principio comencé a leer Ciencia y Salud principalmente cuando necesitaba curación, y sanaba. Durante varios años continué así, y cada curación fortalecía mi confianza en el cuidado de Dios. Y me ayudaron a ver que aquello que se considera cuerpos y circunstancias materiales fijos son mucho menos fijos y sustanciales de lo que me había imaginado. A medida que continuaba leyendo Ciencia y Salud comencé a profundizar que éste no era simplemente un libro de texto para sanar, sino que era un libro de texto para vivirse. Purificó y aumentó mi amor hacia otros y mi deseo de ayudar. Fue entonces cuando comencé a estudiar Ciencia y Salud con más perseverancia. Despertó en mí el deseo de conocer mejor a Dios y de ayudar a mi prójimo".
• "Creo que es imposible leer Ciencia y Salud reflexivamente y no ser transformado por su lectura. De muchas diversas maneras el libro habla acerca de la absoluta realidad de Dios, que Dios es del todo espiritual, del todo bueno. Deja en claro que este hecho espiritual básico puede conocerse concretamente porque es demostrable. Ahora bien, para el pensamiento mundano, la realidad y totalidad del Espíritu son una ridiculez absurda. El pensamiento carnal dice que el sufrimiento, el mal y la muerte son lo inevitable, y que la religión es algo que nos ayuda a tolerar con gracia estas fatalidades. Pero Ciencia y Salud se opone radicalmente a estos puntos de vista. Desde el comienzo hasta el fin el libro describe un universo creado por Dios, un reino al alcance de la mano, el reino dentro de nosotros, como Cristo Jesús lo dijo. Debido a que este concepto de la realidad es tan opuesto a las suposiciones populares, tenemos que aprender a vivir cada vez más los conceptos del libro, pese a la tremenda presión para que creamos que Dios tiene realmente poco que ver con nuestra vida diaria. El aferrarme a la verdad de la espiritualidad como se define en Ciencia y Salud me ayuda de manera bastante práctica a hacer esto, y enriquece inmensamente mi vida".
• "Tome algún hecho básico de la Biblia como, por ejemplo, que Dios es Amor, o que Dios 'sana todas tus dolencias'. Entonces piense cuán fuerte e implacablemente somos tentados a creer que estos hechos o simplemente no son verdaderos o son irremediablemente elusivos. Ciencia y Salud, más que ninguna otra cosa que he conocido, explica paso a paso cómo estos hechos bíblicos pueden literalmente convertirse en realidades en nuestra vida. No ocurre todo de golpe, sino momento a momento, día a día, curación tras curación".
¡Curacion Tras Curacion! Esto tal vez más que ninguna otra cosa nos dice lo que es el libro de texto de la Ciencia Cristiana. Aunque miles de personas han aprendido que pueden confiar en él, su autora jamás esperó que éste llegara a ser un apreciado objeto de fe piadosa. Ella colocó su pequeño libro en un mundo que tiene desesperada necesidad de curación. Estaba plenamente convencida de que el mundo nunca sería ya el mismo. Cuando Ciencia y Salud "se editó por primera vez", Mary Baker Eddy escribió en Escritos Misceláneos respecto a la obra: "Las críticas manifestaron que era incorrecta, contradictoria, no científica, no cristiana; pero en las balanzas de Dios, esas opiniones humanas no pesaron ni lo que pesa una pluma. El hecho es que el libro de texto de la Ciencia Cristiana está transformando el universo".
Una corriente ininterrumpida de curación
Cuando Ciencia Y Salud fue publicado por primera vez en 1875, muchas personas fueron sanadas al leer el nuevo libro. En ediciones posteriores la Sra. Eddy incluyó ejemplos de tales curaciones en el capítulo titulado "Los frutos de la Ciencia Cristiana". Esa corriente de curación no fue un fenómeno acaecido en los últimos años del siglo diecinueve. Todavía ocurre igualmente en nuestra época. Un día, en la primavera pasada, un empleado del departamento de redacción inició una búsqueda en los testimonios de curación que se habían publicado en The Christian Science Journal y en el Christian Science Sentinel durante la década pasada. El empleado encontró que más de doscientos testimonios de los miles que mencionaban curaciones, específicamente atribuían su resultado a la lectura de Ciencia y Salud por parte del testificante. He aquí extractos de algunos de ellos:
"... Seis meses después del nacimiento de nuestro segundo hijo, un médico me dijo que yo tendría que tomar medicina el resto de mi vida...
"Transcurrieron varios años. Una mañana... me senté a leer el periódico. Había allí un anuncio... indicando que mediante la lectura de Ciencia y Salud..., uno podía sanar permanentemente. De inmediato llamé a la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana... acerca de mi deseo de recibir... este libro. La bibliotecaria me aseguró que lo despacharía aquel mismo día.
"Cuando Ciencia y Salud llegó, lo leí con avidez... Cuando terminé de leerlo había sanado completamente.
"Cuando nuestros hijos ya eran grandes comencé a trabajar de nuevo. Se requirió un examen médico... y fui a consultar a mi antiguo médico... quien, después del examen, declaró que me hallaba en perfecto estado de salud, y me dijo: 'Usted está completamente sana. Sea lo que sea que usted está haciendo, ¡siga haciéndolo!' " (Heraldo, Octubre 1980).
[Original en alemán] "Un día sentí un dolor muy fuerte en un brazo... El médico que consulté diagnosticó la dolencia como una forma de artritis. Me recetó inyecciones, las que no me dieron ningún resultado... y dijo que él sólo podía aliviar, no sanar, la enfermedad.
"Justo entonces mi prima, que era Científica Cristiana, vino a visitarnos. Me invitó a asistir... a la reunión de testimonios del miércoles en una filial de la Iglesia de Cristo, Científico... La lectura de la Biblia y de Ciencia y Salud me causaron una vívida impresión...
"... Le dije a mi prima que... yo tenía que obtener un ejemplar de Ciencia y Salud...
"... Leí el libro casi día y noche... Diez días pasaron...
"Durante este tiempo, de pronto percibí muy claramente que los pensamientos de odio que yo había estado abrigando hacia mi padrastro no podía tolerarlos más. El odio tenía que ser reemplazado con amor... Comencé a ver a mi padrastro en su ser verdadero como imagen de Dios, cuya justa y afectuosa naturaleza derivaba de su creador. Razonando desde esta base, persistentemente rechacé las sugestiones de que se habían cometido injusticias.
"... Pude amar y perdonar a mi padrastro. Una maravillosa paz que nunca había sentido antes me invadió, y el inmenso peso que había estado sintiendo se desvaneció... Noté entonces que ya no me dolía el brazo... Con gozo y gratitud me di cuenta de que había sanado completamente... La curación de artritis... ha sido permanente" (Sentinel, 20 de abril de 1981).
"Sufría de tuberculosis pulmonar. Una parienta lejana... supo de mi condición y me regaló un libro titulado Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy, diciéndome que si lo leía podía sanar...
"Después que mi parienta se fue como a eso de las diez de la noche, me senté a la mesa de la cocina y comencé a leer el libro. El libro fue una revelación para mí, y me gustó especialmente lo que estaba aprendiendo acerca de Dios...
"... cuando por fin me dí cuenta de la hora ¡eran las dos de la mañana! Tanto me impresionó lo que había estado leyendo que subí corriendo las escaleras hacia mi dormitorio como si caminara en el aire. Nunca supe cuándo ocurrió la curación de tuberculosis, excepto que ocurrió aquella noche porque nunca más volví a toser..." (Heraldo, Diciembre 1984).
"... la Ciencia Cristiana llegó a mi vida cuando ya era adulta y tenía tres hijos pequeños. Padecía de complicaciones causadas por una grave enfermedad del hígado que había contraído hacía varios años. Después de una serie de exámenes, el médico... dijo que el hígado estaba casi destruido y que no me quedaba mucho tiempo de vida.
"... mi madre, que vivía en otra parte del país, vino a cuidar de mí y de los niños... Mi madre... me pidió que leyera un libro que una amiga le había dado para que me obsequiara. Su amiga le dijo que este libro podía ayudarnos. El libro era Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras. Comencé a leer el libro con avidez, prácticamente ¡lo devoré! Y sané completamente ¡en seis semanas!
"Mi madre insistió en que no cancelara mi consulta en la clínica... Cuando el médico me vio, dijo que a él no le parecía que yo estuviera muy enferma. Y así resultó ser, porque todos los exámenes resultaron negativos" (Sentinel, 5 de septiembre de 1988).
[Original en alemán] "Cuando mi hija tenía diez meses de edad se le desarrolló un eczema que le cubrió todo el cuerpo. Tres veces fue hospitalizada y continuó bajo tratamiento médico durante muchos meses sin obtener ningún alivio. Finalmente decidimos mantenerla en casa.
"Me hallaba en tal estado de desesperación que pensé que había llegado al límite de lo que podía soportar... mi esposo... fue a hablar con su papá que vivía cerca. Cuando regresó me entregó un libro grueso que su papá me mandaba, intitulado Wissenschaft und Gesundheit mit Schlüssel zur Heiligen Schrift [Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras]...
"... Leí el libro con el deseo y total esfuerzo que hace el que se está ahogando por salvarse. Nunca antes había escuchado nada acerca de la Ciencia Cristiana, pero fue como si ya hubiera estado esperando con anhelo este libro. Leí hasta muy tarde aquella noche. Cuando desperté en la mañana y fui a ver a mi hijita, tuve que restregarme los ojos porque pensaba que no veía bien. Pero era verdad; la niña había sanado. Todo su cuerpecito estaba tan suave como el de un bebé recién nacido" (Heraldo, Noviembre 1989).
COMENTARIO DE UN PRACTICISTA
"No negáis al matemático su derecho de distinguir entre lo correcto y lo incorrecto en los ejemplos expuestos en la pizarra, ni dudáis del músico cuando distingue entre la armonía y la discordancia. De igual manera debiera admitirse que la autora entiende lo que está diciendo".
Esta declaración en Ciencia y Salud me hizo detener y pensar un día en que me hallaba luchando con una situación que parecía no ceder. Por supuesto, se debe tomar en serio a la Sra. Eddy, la Descubridora de la Ciencia del Cristo, cuando declara (¡repetidas veces!) que Ciencia y Salud es la autoridad, el libro de texto de la curación en la Ciencia Cristiana.
Si usted quiere aprender un oficio, obedece las reglas que se dan en el libro de texto. No arguye contra ellas como yo lo estuve haciendo desesperadamente con los interrogantes convencionales que el sentido material presenta: "¿Será verdad? ¿Sana realmente? ¿Puede sanar este caso?" Me di cuenta de lo profundas que son las preguntas que la Sra. Eddy aborda en Ciencia y Salud, y qué profundidad tiene la experiencia sanadora que apoya sus respuestas. Dejé de permitir que el argumento "pero ¿qué pasa si...?" socavara mi tratamiento, e hice un mejor trabaja para obedecer el consejo de la Sra. Eddy: "Aferraos a la verdad del ser en contraste con el error de que la vida, la sustancia o la inteligencia puedan estar en la materia".
Ese caso — y muchos otros desde entonces — fue sanado al usar Ciencia y Salud como un práctico "manual de instrucción" en casos específicos de necesidad. (¡Y también es mucho más que eso!)
Esta experiencia siempre me recuerda aquel viejo chiste acerca del letrero puesto en un garaje de reparaciones de autos: "Cuando todas las otras cosas le hayan fallado, siga las instrucciones".
"OH, YO PUEDO PAGAR ESO"
Un día, mientras servía en una Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, decidí comprar una edición en rústica de Ciencia y Salud en caso de que hubiera una oportunidad de regalarla. Más tarde ese día, cuando iba manejando para ir a visitar a miembros de mi familia, al escuchar una grabación de uno de los libros de Mary Baker Eddy, me interesó especialmente lo que ella escribió respecto a dejar que sus estudiantes vendieran Ciencia y Salud y se quedaran con cincuenta centavos por cada libro que vendieran. De esta manera, algunos de los estudiantes pudieron costearse el curso de la instrucción en clase (ver Mensaje a La lglesia Madre para el año 1901, pág. 29), lo que significó vender muchos libros. Esto me aportó una renovada convicción de que Ciencia y Salud es por cierto lo suficientemente valioso como para que la gente quiera comprarlo, y que es justo valorarlo lo suficiente como para esperar que la gente lo compre.
En la reunión familiar conocí a un joven que era de Noruega y estaba visitando los Estados Unidos. Comenzamos a conversar sobre su trabajo y el mío. Este joven nunca había escuchado nada sobre la Ciencia Cristiana y se interesó cuando le ofrecí Ciencia y Salud. Dijo que el libro tenía que ser muy caro, a lo cual respondí: "No, sólo cuesta seis dólares" (todavía estaba pensando en regalárselo). "Oh, yo puedo pagar eso", dijo. Y compró el libro. Estuvo muy contento de tenerlo, especialmente porque tenía planeado viajar en tren en los próximos días y tendría tiempo para leer. Me alegré de que mis pensamientos estuvieran alerta a valorar más Ciencia y Salud.
CARTAS DE PERSONAS QUE RECIENTEMENTE HAN LEIDO CIENCIA Y SALUD POR PRIMERA VEZ
"Este libro me ha dado una nueva, firme fe en Dios. Me ha enseñado una gran lección. Eso es que todo es Espíritu y que la materia es un error". (De Kenia)
"He hecho de Ciencia y Salud mi compañero diario por las incalculables riquezas de alimento espiritual que contiene. De hecho, cuanto más leo el libro, más quiero leerlo. (De Nigeria)
"Habiendo leído el libro sólo una vez, he aprendido muchas verdades que nunca había conocido antes. Al pensar en esas verdades mi salud ha mejorado considerablemente. Me he propuesto continuar leyendo el libro con mi Biblia, y valerosamente aplicar en mi vida diaria las verdades que voy aprendiendo. Doy gracias a Dios por este libro tan veraz. (De los Estados Unidos)
"Vi [Ciencia y Salud y la Biblia] por primera vez [en] la casa de mi cuñado, leí los dos y me agradó mucho lo que vi. El libro Ciencia y Salud indica la verdad acerca de la curación. (De Nigeria)
"Al concentrarme en la lectura de Ciencia y Salud, junto con los salmos, todos los supersticiosos temores que antes me embargaban, desaparecieron". (De Camerún)
"El libro me ha dado la convicción de que sólo hay un Dios". (De Nigeria)
