Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

La Escuela Dominical y la enseñanza inspiradora

Del número de abril de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


"Voy A Sentarme y a esperar a que suene la campana", escribió el poeta y novelista inglés D. H. Lawrence, refiriéndose a uno de sus momentos menos inspirados como maestro de escuela. A veces los maestros de la Escuela Dominical de la Ciencia Cristiana pueden ceder a la tentación de sentirse defraudados también cuando sus alumnos son demasiado tímidos para participar, o tienden a perturbar la clase o, incluso, no quieren asistir.

La solución para esas situaciones desafiadoras no es reaccionar humanamente, transformando la lección para la clase en una miniconferencia si los alumnos no están dispuestos a hablar, o llegando a la Escuela Dominical convencidos de que tendremos problemas si los alumnos no expresan ningún interés en participar. Tampoco debemos buscar escape en el cinismo, dando por sentado que la poca asistencia y hasta la falta de asistencia se debe a su falta de interés en cuestiones espirituales.

El primer paso para superar estas situaciones debe ser la oración. La función tanto del maestro como de los alumnos se debe tratar mediante la oración.

El Maestro más eminente de todas las épocas, Cristo Jesús, declaró en forma significativa: "No puedo yo hacer nada por mí mismo" y "El Padre que mora en mí, él hace las obras". Los maestros no pueden confiar en habilidades o conocimientos personales; de hecho no pueden enseñar con éxito si se ven como mortales enseñando a otros mortales. Por el contrario, deben verse a sí mismos y a sus alumnos como en realidad el reflejo espiritual de Dios. Pueden encontrar consuelo y aliento en esta declaración de la Sra. Eddy en Escritos Misceláneos: "El hombre es la imagen y semejanza de Dios; todo lo que es posible para Dios, es posible para el hombre como reflejo de Dios".

La autora de esas palabras descubrió la Ciencia Cristiana y fundó la Iglesia de Cristo, Científico. La Escuela Dominical es una parte integral de esta Iglesia, y la Sra. Eddy delineó el método y el contenido de lo que debe enseñarse allí. Ella declara que después de las "primeras lecciones" instruyendo a los niños en los Diez Mandamientos, el Padre Nuestro, etc., "las lecciones subsiguientes consistirán de preguntas y respuestas adaptadas a una clase juvenil, y pueden encontrarse en las lecciones del Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana que se leen en los cultos de la Iglesia" (Manual de La Iglesia Madre). En lugar de alentar a los maestros a monologar, es evidente que ella esperaba que, a través de la oración, fueran guiados a hacer las preguntas correctas. Los alumnos debían responderlas provechosamente sobre la misma base. Y, por supuesto, ¡los alumnos tendrían sus propias preguntas!

Las palabras de Dios a Moisés pueden aplicarse para maestros y alumnos: "Yo estaré con tu boca, y te enseñaré lo que hayas de hablar" (Exodo). Así, los maestros pueden recurrir a Dios, el Amor, para obtener la inspiración que ayudará a los niños y pondrá de manifiesto el amor genuino por la Verdad que es la esencia de la Escuela Dominical.

A veces una simple pregunta puede ayudar a iniciar el diálogo. Por ejemplo, el maestro podría preguntar: "¿Qué hicieron esta semana? ¿Cómo van sus cosas en casa, o en la escuela, o en el trabajo?" El relacionar la lección con la vida diaria los ayuda a ver la importancia de la Ciencia Cristiana en el diario vivir. Cuando los alumnos se den cuenta de esto, su interés surgirá naturalmente. El maestro puede fomentar este interés preguntando cómo se relacionan ciertos pasajes de la Lección-Sermón de la semana, que aparece en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana, con sus problemas individuales en ese momento, como las relaciones personales, el desempeño de sus tareas escolares o de sus empleos.

Algunas respuestas de los alumnos pueden ser totalmente inesperadas. Los maestros deben estar preparados y dispuestos a dejar de lado el material que habían planeado utilizar, para tratar eficazmente los temas que se presenten. Así como el buen samaritano fue capaz de cuidar eficazmente al hombre que fue abandonado "medio muerto" en el camino, porque el samaritano "vino cerca de él", los maestros deben estar atentos y dispuestos a ayudar a sus alumnos. Una forma de hacerlo es invitarlos a hacer preguntas sobre cómo se puede aplicar la Ciencia Cristiana a cualquiera de sus propios problemas o a cualquier situación desafiadora en el mundo que los rodea. A veces es una buena idea que los maestros alienten a los alumnos a responder a estas preguntas por sí mismos; pero si es necesario, los maestros pueden hacerlo, confiando como hizo el Salmista en que los alumnos escucharán "lo que hablará Jehová Dios". Por cierto que Dios habla al pensamiento receptivo, y el pensamiento de los maestros debe ser receptivo ¡en todo momento!

Al estar atentos a la voz de Dios, los maestros serán capaces de enfrentar cualquier desafío que se presente. Ya sea que el problema parezca ser la falta de participación (de alumnos tímidos) o la excesiva actividad (de aquellos que son traviesos), la solución está a su alcance.

Toda sensación de que existe una brecha generacional deberá desaparecer, tanto en el pensamiento de los maestros como en el de los alumnos. Los maestros deben dejar en claro por su modesta actitud, que no están allí para dar todas las respuestas en forma personal. Por el contrario, tanto alumnos como maestros están sentados en un plano de igualdad a los pies de Cristo. Todos ellos están allí para aprender más acerca de Dios y de Su bondad. Esa disposición del maestro de aprender junto con sus alumnos contribuirá en gran medida a eliminar cualquier tendencia que tengan a desorganizar la clase.

La evidente disposición del maestro a ser agradable, divertido y serio a la vez, flexible, aceptando considerar todo tema que surja para discutirlo con seriedad, también es útil para evitar cualquier desorden posible. Además, el maestro puede incluir temas que son importantes para los alumnos, tales como drogas, la elección de una carrera, matrimonio, etc., particularmente cuando algunos pasajes de la Lección-Sermón de esa semana pueden aplicarse directamente a esos desafíos.

Ningún alumno puede seguir molestando en la clase una vez que se ha despertado plenamente su interés en el tema. Incluso aquel que al principio parezca poco dispuesto a responder, comenzará a sentir el efecto del enfoque que está basado en la continua oración del maestro. El maestro puede confiar en la declaración de la Sra. Eddy en Ciencia y Salud: "Todo está bajo el dominio de la Mente única, o sea Dios". Ese alumno se sentirá impresionado por la evidente disposición del maestro a "acercarse a" los alumnos con un espíritu de grupo, con comprensión y amor genuino, para ayudarlos a resolver sus problemas. Todos los niños y adolescentes hoy en día realmente necesitan nuestro apoyo amoroso. Son constantemente bombardeados por influencias desmoralizantes en el ambiente que los rodea, y sin duda nuestras oraciones deben incluir el reconocimiento del hecho espiritual de que ellos están, en realidad, conscientes de su dominio dado por Dios, y que saben cómo ejercerlo.

Es en este aspecto que todos los miembros de una filial de la Iglesia de Cristo, Científico, necesitan estar activos. Si asisten pocos alumnos a la Escuela Dominical, los miembros pueden ponerse a trabajar mentalmente abrazando conscientemente con su amor a todos los niños y adolescentes de su comunidad. No debe pensarse en estos jóvenes como si simplemente estuvieran "allí afuera"; debemos darles la bienvenida en nuestro corazón. Esto me recuerda el dicho: "Antes de que puedas tener pájaros en tu jardín, debes tenerlos en tu corazón".

El amor y el profundo interés de los miembros de la iglesia por el bienestar de los niños y adolescentes no sólo afianzará el éxito de la actividad de la Escuela Dominical, sino que también tendrá una profunda y provechosa influencia en toda la comunidad.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / abril de 1991

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.