El Titulo De un artículo en el Christian Science Sentinel del 15 de julio de 1985, "Dejemos que el Espíritu nos forme de nuevo", me ayudó mucho durante una experiencia que tuve alrededor de esa fecha, y verdaderamente doy fe de haber sido formada de nuevo.
Hacía un tiempo que había comenzado a tener dificultades para caminar, y a menudo me caía. Esto se hizo tan frecuente que comencé a utilizar una silla de ruedas. Llamé a una practicista de la Ciencia Cristiana, quien aceptó orar por mí.
Había llegado el momento de orar y estudiar con dedicación. Leí, releí y estudié los versículos bíblicos acerca de nacer de nuevo (ver Juan 3:3–7). Aprendí a concentrar mi pensamiento en Dios, y no en el cuerpo. Fue necesario vencer el orgullo, y la humildad ocupó ese lugar. También tuve que aprender a ser paciente. Las horas parecían alargarse mientras pasaba todo el día sentada en una silla, pero me sentí cada vez más agradecida por el tiempo del que disponía para leer y estudiar. Llegué a sentir alegría al darme cuenta de que esta era una oportunidad para probar lo que siempre había creído. No me era fácil ser feliz cuando no podía caminar normalmente, pero comprender la base real de mi gozo fue un verdadero crecimiento.
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