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He Servido Activamente en...

Del número de julio de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


He Servido Activamente en nuestra Sociedad de la Ciencia Cristiana de la localidad por más de dieciséis años. Agradezco al Padre por Su cuidado durante estos años en los cuales he superado dificultades físicas y morales.

Una noche de junio de 1984, al entrar en una autopista, mi automóvil fue atropellado y arrojado unos treinta metros por otro automóvil que iba a gran velocidad. Mi vehículo fue destruido totalmente. Con mi cabeza entre las manos, y sin fuerzas para moverme, oré silenciosamente al Padre, afirmando Su presencia.

La gente vino corriendo, y como yo estaba inmóvil, pensaron que estaba muerta. Levanté la cabeza y les aseguré que estaba viva. Sin embargo, como casi no me podía sostener en pie, me cargaron con los otros accidentados en un vehículo de la Cruz Roja. Nos llevaron a la sala de emergencia de un hospital. (Los hombres que me habían atropellado habían sufrido fracturas.)

Toda esa noche, mientras estaba en el hospital, oré aceptando únicamente que me encontraba en el reino del Padre, el cual nunca había dejado. "La exposición científica del ser" de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy, el Salmo 23 y el Padre Nuestro fueron mis compañeros durante la noche. Aun cuando me tomaron rayos X y me hicieron exámenes, no tomé los calmantes que me ofrecieron, sabiendo que podía confiar completamente en Dios para que me sostuviera.

Orando, rechacé las sugestiones agresivas de que hubiera heridas. Los doctores me dijeron que había sufrido contusiones tanto en los riñones como en el cráneo. También me dijeron que la pelvis se había desplazado. Mientras ellos hablaban y tomaban rayos X, continué orando y afirmando mi verdadera identidad como la hija perfecta de Dios. Mi hijo me trajo mis ejemplares de la Biblia y de Ciencia y Salud, los cuales me trajeron alegría y fortaleza.

A la mañana siguiente pedí que me dejaran ir a mi casa, pero el personal del hospital insistió en hacerme varios exámenes. Después de cuarenta y ocho horas por fin firmé el permiso para salir del hospital.

Los días siguientes en mi casa me pusieron a prueba. Tuve problemas físicos junto con malestar y depresión, pero por medio de la oración y del estudio de la Ciencia Cristiana pude vencer estos problemas.

Recapacitando sobre el accidente me di cuenta de que había desobedecido la ley porque no debí haber entrado a la autopista en ese lugar. Mi auto era uno de los cientos que estaban esperando salir de un estacionamiento congestionado. Muchos entraron en la autopista ilegalmente y yo también lo hice. Debería o haber esperado hasta que hubiera habido menos congestionamiento o haber tomado otro camino, y luego dar una vuelta para ir a mi casa. Me hice muchas preguntas y ¡me contesté negativamente muchas de ellas! Finalmente me di cuenta de que debía aprender de la experiencia, y luego dejarla atrás y no condenarme más.

Poco a poco fui reasumiendo las actividades de mi casa. El sábado siguiente fui a la Sala de Lectura de la Ciencia Cristiana, y el domingo asistí al servicio en nuestra sociedad y canté el solo. Mientras cantaba sentí la presencia del Padre sosteniéndome. Al finalizar, sentí una profunda gratitud.

Doy gracias a nuestro querido Padre-Madre Dios por Su siempre presente cuidado evidenciado en mi completa curación. Agradezco a todos mis amigos Científicos Cristianos que me sostuvieron y ayudaron en esta difícil prueba. "Te alabaré, oh Jehová, con todo mi corazón; contaré todas tus maravillas" (Salmos).


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