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Nuestra agenda espiritual

Del número de julio de 1991 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Las Agendas Sirven como guías útiles para la acción. Lejos de ser un chaleco de fuerza, una buena agenda nos proporciona un sistema de trabajo para realizar actividades y nos proporciona un plan ordenado para proceder.

A veces escuchamos la frase: ”Tiene su propia agenda” o ”Ella está siguiendo su agenda personal”. Esto indica que la persona en cuestión está muy segura sobre la dirección que debe seguir en su vida y que rara vez se deja influir por lo que otros puedan pensar o hacer. Llevado a un extremo, el egoísmo del egocentrismo puede causar fricción en el lugar de trabajo y trastornos en el hogar.

No obstante, hay una agenda espiritual, o un orden, en el que todos podemos apoyarnos. Esta agenda hace evidente el desarrollo del bien que Dios está proveyendo continuamente para su creación espiritual mediante la ley divina. En la Biblia leemos sobre la ley de Dios y aprendemos cómo se hace práctica en nuestra vida. Por ejemplo, nos hace conocer a personas que estaban felices siguiendo su propia agenda cuando fueron llamadas a esferas más amplias para servir a Dios y a la humanidad. Amós fue una de esas personas. El nos dice en el libro que lleva su nombre que era un humilde boyero en Tecoa y recogía fruta cuando Dios lo llamó a profetizar ante Su pueblo.

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