COMENTARIOS DE CONCURRENTES A LA EXHIBICION DE LA BIBLIA EN EL CHRISTIAN SCIENCE CENTER
“... Al mismo tiempo que llegaba un grupo de una iglesia protestante local había una familia israelí hablando en hebreo. Tres asiáticos también se sumaron pronto al grupo, un maravilloso microcosmos de nuestras tardes dominicales en la Exhibición de la Biblia. Luego, no tardó en llegar una pareja de Nigeria, así que se sumó también Africa; y después Europa, representada por una pareja del norte de Suecia y un hombre de Hamburgo; mientras que Ginebra (Suiza) fue representada por un visitante que estaba de paso en Boston sólo por esa tarde.
“Como coronación de nuestro día internacional, en las últimas horas de la tarde llegó un profesor de literatura árabe y de sociología del Medio Oriente oriundo de Irak, que enseña ahora en la Universidad de California. Se mostró muy interesado en nuestra traducción al árabe de la Biblia. Expresó su profundo aprecio por los reportajes del Monitor sobre el Cercano Oriente durante tantos años.
“Un día muy singular, tantas culturas y naciones representadas”.
“Llegaron varios miembros de la Asociación Nacional de Educación que estaban asistiendo a un congreso anual en esta ciudad. Uno de ellos destacó el espíritu maravilloso del lugar; otro, su belleza, añadiendo, ‘Simplemente lo invita a uno a aprender más acerca de Dios’ ”.
“Una señora, cuyo esposo es pastor en una iglesia episcopal cercana, después de ver la película sobre la Biblia, comentó: ‘La última escena donde lo celestial se sobrepone a nuestra vida diaria, así es como sucede. Eso es lo que la hace real. Eso es lo que la hace vívida’ ”.
NUESTRO PROGRESO DE LA CASA DE TIA DORA A NUESTRO PROPIO EDIFICIO
Hace unos veinticinco años, cuando me mudé de la ciudad con mi familia para empezar una nueva vida en el campo, había otros cinco Científicos Cristianos en la zona. Durante muchos años celebramos servicios religiosos en nuestro hogar, pero con el tiempo pudimos alquilar, por muy poco dinero, la sala de reuniones de la comunidad local, donde también se hallaba el cuartel de bomberos.
Mas como esta sala era demasiado fría en los meses de invierno, la tía Dora ofreció su casa para celebrar nuestros servicios religiosos los domingos. En marzo de 1981, dos miembros de la iglesia anglicana local vinieron a verme. Tenían que vender el edificio de su iglesia y querían saber si nuestro grupo estaría interesado en comprarlo. Les dijimos que por supuesto nos gustaría comprarlo, pero que no contábamos con los fondos suficientes...
Casi un año después, los miembros de esa iglesia nos pidieron que reconsideráramos la propuesta.. . Por tanto, el domingo siguiente al terminar el culto religioso, informé lo que había sucedido.. . El informe despertó gran interés y entusiasmo. Como resultado, después de considerarlo más detenidamente y haber orado, decidimos hacer nuestro trabajo para poder adquirir la iglesia cuyo precio de venta era mayor que la suma de dinero con que contábamos.
En concreto, podemos decir que otras iglesias de la Ciencia Cristiana, al enterarse de que planeábamos tener nuestro propio edificio para la iglesia, empezaron a apoyarnos. Día tras día nos llegaban por correo donaciones grandes y pequeñas, hechas con mucho amor. Amor por nuestra Causa. En poco más de tres semanas llegamos a obtener la suma de dinero que necesitábamos.
... Ahora somos una Sociedad de la Ciencia Cristiana registrada en The Christian Science Journal, con mucha actividad y crecimiento. Puedo decir que fue maravilloso.
CUANDO ABRI LA SALA DE LECTURA
Un día, al abrir la Sala de Lectura, noté que pasaba un joven cargando una mochila grande. Caminaba arrastrando pesadamente los pies y con la cabeza baja, sin levantar la vista del suelo; era la imagen de la depresión y desesperanza.
Después que pasó, comencé a abrir la correspondencia y me interesó mucho una carta del Departamento para las Salas de Lectura de La Iglesia Madre. Esta carta indicaba que el personal de la Sala de Lectura podía desempeñar una función importante en la tarea de traer curación a su comunidad. La carta contenía una lista de ejemplos de las necesidades a las que podíamos dirigir nuestra atención. Recordé haber leído en un folleto titulado: Church growth and the Community (El crecimiento de la iglesia y la comunidad, pág. 10): “La oración es realmente nuestro único recurso. Si lo usamos, no necesitamos ningún otro.. .”
Pues bien, comencé de inmediato, tratando de escuchar a Dios y de realmente oír lo que El me estaba diciendo sobre la verdad acerca de cada desafío que aparecía en la lista. Los cuatro primeros eran: hogares destruidos, maltrato de los niños, soledad y falta de respeto de sí mismo. Oré sinceramente para sentir la presencia del Cristo, y discernir más claramente la verdad de que el hombre está a salvo y eternamente sostenido por el amor de su Padre-Madre Dios. Había estado orando durante un rato cuando entró este joven que había pasado anteriormente. Tenía deseos de hablar.
Parece que el problema había comenzado cuando su hogar se deshizo. Lo ubicaron en un hogar adoptivo. Allí lo maltrataron. Desde entonces había tenido que enfrentarse con la soledad. Pero, finalmente, una luz brillaba: “Me afeito todos los días. He mantenido mi dignidad”.
Naturalmente, hablé con él sobre su verdadera identidad, con todo amor y brindándole mi apoyo; hablamos sobre lo mucho que Dios lo amaba y cómo Dios lo había creado para que demostrara Su gloria. Le aseguré que Dios, el Amor divino, lo guiaría y respondería a sus necesidades, y le obsequié algunos ejemplares de El Heraldo de la Ciencia Cristiana.
Al irse, se paró erguido y con la cabeza levantada y dijo: “Nunca me había sentido tan bien acerca de mí mismo”.
El encuentro con este joven me enseñó a confiar más y sin reservas en nuestra oración por el mundo, y a redoblar nuestra consagración.
UNA NUEVA AMIGA
Conocí a una joven que unas semanas antes había empezado a estudiar Ciencia Cristiana, y estaba experimentando una curación total de los efectos de un accidente que sufrió en 1985. Tuve oportunidad de compartir con ella algunas de mis curaciones y experiencias que he tenido en mi vida, y ella las encontró muy útiles. Intercambiamos números de teléfono y nos vamos a mantener en contacto. Ella ora diariamente para encontrar alguien a quien poder ayudar y está compartiendo muchos ejemplares de Ciencia y Salud. ¡Qué inspirador!