Quiero Expresar Mi agradecimiento por una curación que tuvo uno de nuestros hijos. El estaba en una escuela de pupilos y, mientras se encontraba en la escuela, la enfermera le dijo que tenía la presión arterial alta. Más tarde el médico de la escuela confirmó este diagnóstico y recomendó que nuestro hijo fuera a un hospital para hacerse una serie de exámenes y poder determinar también si tenía una enfermedad del corazón.
Nuestro hijo me llamó por teléfono desde la escuela y me pidió permiso para hacerse esos exámenes. Consulté con mi esposo y dimos nuestro permiso.
El resultado de esos exámenes en efecto mostraron que nuestro hijo tenía la presión arterial alta y una enfermedad del corazón. Le dijeron que como medida preventiva tenía que dejar de hacer deportes, y que debía consultar con una junta de especialistas del corazón diez días después.
Entre tanto yo visité a una practicista de la Ciencia Cristiana, la que oró por mí, y gentilmente me recordó que todos somos en verdad los hijos espirituales de Dios, que reflejamos a la Mente divina y expresamos el amor de Dios. Esto calmó mis temores completamente y me esforcé por ver a nuestro hijo en su verdadera naturaleza a la semejanza de Dios, completo y libre.
Cuando nuestro hijo fue a hacerse el examen médico, los especialistas no pudieron encontrar nada malo. Ellos se quedaron perplejos al ver este cambio, pero le dijeron que estaba completamente sano.
Nuestro hijo pudo practicar todos los deportes en que había tomado parte antes, y durante los años siguientes esa dificultad no se volvió a repetir.
Estoy muy agradecida por todo lo que la Ciencia Cristiana significa para mí, y por las muchas curaciones que hemos tenido; por ser miembro de La Iglesia Madre y de una iglesia filial, por la amorosa ayuda que me brindaron los practicistas en distintas ocasiones, por haber tomado instrucción en clase de Ciencia Cristiana, por la dedicación que mostró Mary Baker Eddy al compartir con el mundo su maravilloso descubrimiento, la Ciencia Cristiana.
Buenos Aires, Argentina