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Hace Dos Años sané de un problema...

Del número de agosto de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Hace Dos Años sané de un problema de la vista por lo cual estoy profundamente agradecido.

Hace algunos años mientras hacía mis estudios superiores comencé a usar anteojos. Los usé hasta unos años después cuando se salieron del bolsillo de mi camisa y se los llevó la corriente rápida de un arroyo en la montaña. Decidí no reemplazarlos y pronto ni siquiera los extrañé.

Sin embargo, en la primavera y el verano de 1988 mi visión se agravó. En esa época varios de mis colegas de negocios de más o menos mi edad, se empezaron a quejar de que tenían problemas en la vista asociados con “la edad madura”. Cada uno de ellos se hizo un examen de la vista y, seguidamente, empezó a usar anteojos. Yo tenía los mismos síntomas que ellos describían.

Pasaron varios meses. Resultó que un día entré en nuestra Sala de Lectura local. Después de estar allí un tiempo, cuando me iba observé un cassette en el mostrador. Decidí comprar el cassette, que era una transmisión de onda corta del Heraldo que produce La Sociedad Editora de la Ciencia Cristiana.

Más tarde, cuando escuché el cassette, sentí que era un verdadero tesoro, pues el tema central del programa era la importancia de no medir el tiempo en términos materiales y limitados. Me sentí muy complacido al escuchar que uno de los testificantes decía que había sanado de la vista justo antes de presentar el examen para renovar la licencia de conducir. Esto era muy importante para mí, pues yo sabía que pronto tendría que renovar mi licencia de conducir.

Disfruté las muchas verdades espirituales que se compartían en el cassette. También incluía un himno del Himnario de la Ciencia Cristiana que yo conocía desde mis días en la Escuela Dominical. Mientras el vocalista cantaba estas palabras: “El hombre es la obra más noble de Dios” (traducción del inglés), un sentimiento de amor, difícil de expresar, me inundó. Esas palabras, tan familiares por tantos años, de repente tuvieron un nuevo significado para mí. Realmente sentí el amor y total protección y cuidado de Dios. Empecé a comprender que por ser hijo de Dios, soy precioso, como es cada uno de nosotros. Este fue un momento de especial inspiración.

Cuando pienso en lo que pude vislumbrar de la realidad en ese momento, la naturaleza espiritual del hombre y su innata perfección por ser la creación de Dios, recuerdo estos versículos de los Salmos: “Cuando veo tus cielos, obra de tus dedos, la luna y las estrellas que tú formaste, digo: ¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, y el hijo del hombre, para que lo visites? Le has hecho poco menor que los ángeles, y lo coronaste de gloria y de honra”.

A la mañana siguiente fui al Registro de Automóviles.

Tuve mi examen de la vista y pasé sin ninguna dificultad. Desde entonces mi visión ha seguido bien. Estoy muy agradecido por esta curación y por los programas inspiradores de El Heraldo de la Ciencia Cristiana.

Varias semanas después de esta experiencia busqué el significado de la palabra noble en el diccionario, ya que había sido precisamente esta palabra del himno que antes mencioné, la que había sobresalido más que cualquier otra. Agradecí haberme enterado de que metal noble se define como un metal precioso tal como el oro, la plata y el platino, que es superior en resistencia a la corrosión de cualquier clase. Evidentemente había sido testigo de una prueba de que las facultades espirituales, entre ellas la verdadera visión, no pueden debilitarse o perderse.

Agradezco que Dios es Vida, sin comienzo ni fin, ni maduro. Agradezco también que las facultades del Alma no pueden disminuir. Verdaderamente, “El hombre es la obra más noble de Dios”. Como afirma Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: “La Vida, igual que el Cristo, es la misma ‘ayer, y hoy, y por los siglos’. La estructura orgánica y el tiempo nada tienen que ver con la Vida”.


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