Un Dia, Andando en bicicleta, un auto me atropelló y fui lanzada contra el pavimento. Me llevaron a un hospital en ambulancia contra mi voluntad, porque físicamente no tenía fuerzas para resistirme. Pero mis pensamientos estaban dirigidos a la fortaleza de Dios, la Mente, Su omnipresencia, omnisciencia, y omnipotencia. Sabía que el hombre siempre está unido a Dios por ser Su hijo espiritual, protegido y seguro en Su amoroso abrazo.
Un rato antes, había estado orando mucho con este pasaje de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: “La adhesión, la cohesión y la atracción son propiedades de la Mente. Pertenecen al Principio divino y sostienen el equilibrio de esa fuerza del pensamiento que lanzó a la tierra en su órbita y dijo a la ola orgullosa: ‘Hasta aquí, y no más’ ”. Y sentía profunda gratitud al comprender que nada es imposible para nuestro Padre-Madre Dios.
Los rayos X mostraron que tenía una fractura en la base del cráneo, otra en un omóplato, un brazo roto, una clavícula rota, y una vértebra lumbar lastimada. Cuando dije que deseaba irme a casa, la doctora respondió que en vista de la grave lesión en la cabeza yo no podía decidir por mí misma, y que ella estaba a cargo del caso. Me dijo que debía guardar reposo por tres semanas, y que luego sería sometida a algunas intervenciones. Agregó que no pensara en abandonar el hospital durante tres meses por lo menos. Mientras me decía esto, yo afirmé mentalmente que Dios, la Mente, es Todo-en-todo; agradecí y reconocí a Dios como mi único médico.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!