Tal vez no sean las palabras más dinámicas en nuestro idioma: distribución de literatura. Pero las palabras, como las apariencias, pueden engañar. O, por lo menos, no llegan a expresar toda la importancia que esta actividad tiene realmente para la humanidad.
Durante décadas las personas y los comités de distribución de literatura de las iglesias han compartido la literatura de la Ciencia Cristiana con los demás. Ha llegado la hora de mirar con nuevos ojos a este medio tan fundamental de compartir el cristianismo práctico con un mundo anhelante .
Una iglesia filial hizo justamente eso; miró con nuevos ojos. Y en un período de cuatro años la actividad del comité de distribución de literatura de la iglesia pasó de tener tres integrantes y un puñado de lugares en que se ofrecía la literatura, a más de treinta miembros que llevan literatura a más de 150 lugares en su comunidad balnearia. Según lo explicaron en un número reciente del Christian Science Sentinel: “En 1987 nuestro comité se dio cuenta de que tenía que hacer algo más para llevar el mensaje de la Ciencia Cristiana a nuestra comunidad, y que el comité de distribución de literatura tenía una función que desempeñar. Pero la pregunta que se presentó fue: ¿Cómo? Empezamos por orar. .. Procuramos obtener una comprensión más profunda y más activa de [esta] tarea, y confiamos verdaderamente en que Dios dirigía nuestras acciones”.
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