Compartamos el Sentinel, el Journal y los Heraldos
Tal vez no sean las palabras más dinámicas en nuestro idioma: distribución de literatura. Pero las palabras, como las apariencias, pueden engañar. O, por lo menos, no llegan a expresar toda la importancia que esta actividad tiene realmente para la humanidad.
Durante décadas las personas y los comités de distribución de literatura de las iglesias han compartido la literatura de la Ciencia Cristiana con los demás. Ha llegado la hora de mirar con nuevos ojos a este medio tan fundamental de compartir el cristianismo práctico con un mundo anhelante .
Una iglesia filial hizo justamente eso; miró con nuevos ojos. Y en un período de cuatro años la actividad del comité de distribución de literatura de la iglesia pasó de tener tres integrantes y un puñado de lugares en que se ofrecía la literatura, a más de treinta miembros que llevan literatura a más de 150 lugares en su comunidad balnearia. Según lo explicaron en un número reciente del Christian Science Sentinel: “En 1987 nuestro comité se dio cuenta de que tenía que hacer algo más para llevar el mensaje de la Ciencia Cristiana a nuestra comunidad, y que el comité de distribución de literatura tenía una función que desempeñar. Pero la pregunta que se presentó fue: ¿Cómo? Empezamos por orar. .. Procuramos obtener una comprensión más profunda y más activa de [esta] tarea, y confiamos verdaderamente en que Dios dirigía nuestras acciones”.
Estamos viendo la misma clase de despertar entre la gente. Los Lectores están encontrando nuevas maneras de compartir las publicaciones periódicas por su cuenta. A medida que las van encontrando, una vez que la oración rompe aunque sea un poco la resistencia a compartir una publicación periódica o dar una suscripción de obsequio, se hace más natural el compartir, y pasa a formar parte del renovado propósito de apoyar a las publicaciones periódicas.
Este artículo tiene dos partes y muestra algunas de las formas en que se están compartiendo ahora The Christian Science Journal, el Sentinel y el Heraldo, y los resultados que se han obtenido al compartir las publicaciones periódicas. Esperamos que aliente e inspire a más lectores a orar sobre la propia función que cumplen al compartir las publicaciones periódicas. Como hemos dicho en muchas ocasiones recientemente — y vale la pena repetirlo — este apoyo es vital para las revistas que fundó la Sra. Eddy.
La segunda parte de este Seminario se publicará en el Heraldo de octubre.
“... pero no puedo pensar en nadie con quien compartir las publicaciones periódicas”
Si hemos adquirido el hábito de no compartir las publicaciones periódicas, ha llegado el momento de terminar con este hábito, para beneficiar a los que anhelan justamente lo que las publicaciones periódicas mismas ofrecen; para beneficiar la buena circulación de las publicaciones periódicas; y para cumplir nuestro profundo deseo de apoyar activamente las revistas que fundó nuestra Guía.
Supongamos que simplemente damos por sentado que el curso de nuestra vida diaria no nos pone en contacto con nadie que pudiera apreciar la lectura del Journal, Sentinel o Heraldo. O supongamos que creemos que no somos el “tipo” de persona que se siente cómoda compartiendo publicaciones religiosas. Los relatos que siguen a continuación, tomados de la correspondencia recibida, debieran ser más que suficientes para desafiar estas conjeturas.
Estas no son cartas de personas cuyos parientes, vecinos, conocidos y contactos laborales resultan ser mucho más receptivos a la Verdad que la gente con la que nosotros tenemos contacto. Son de personas como usted y yo, que han aprendido que compartir las publicaciones periódicas es la obra del Amor e incluye el deseo de responder a lo que el Amor está haciendo, mucho más de lo que depende de nuestros conocidos, el lugar donde trabajamos o el tipo de persona que creemos que somos.
¿A quiénes les gustaría conocer el Sentinel, el Journal o el Heraldo? A la persona que viaja en el tren subterráneo con nosotros; a una profesora que enseña a enfermeros; a una prima, un nieto, una tía; a los pasajeros de un avión de reacción forzados a hacer un aterrizaje forzoso; a un conocido que perdió su empleo; a una vecina.
Estas son sólo algunas de las personas que se mencionan en las cartas que veremos a continuación. ¿No le parece que puede agregar más personas a la lista?
Una carta de Inglaterra: “Hace unos tres años la nieta de mi vecina murió trágicamente. Deseaba consolarla. Al recurrir a Dios, me sentí impulsada a ofrecerle un artículo del Sentinel que trataba de cómo sobreponerse al pesar, aunque nunca habíamos hablado de religión.
“Tiempo después mi vecina me dijo que el mensaje del artículo la había ayudado y que se lo había dado a otro miembro de la familia. Mi vecina decidió suscribirse. Además adquirió la Biblia y Ciencia y Salud. Me escribió diciéndome que estaba muy agradecida por ‘la amistad y el apoyo. .. La Ciencia Cristiana me ha sido de gran ayuda’ ”.
“Desde hace poco más de un año le he estado enviando Sentinels a mi nieto que vive en Dinamarca. Hoy recibí una carta de él, y esto es lo que escribe: ‘He hallado mucha paz mental al leer los Sentinels que me enviaste. Parece haber tanta sabiduría en ellos’ ”.
“Un artículo del Sentinel que relataba una curación de falta de empleo fue muy interesante para mí. Pensé que sería de ayuda para una señora conocida cuyo marido no tenía empleo. No la conocía muy bien, y no me sentía cómodo dándole el Sentinel; no obstante, la sensación de que la ayudaría no me abandonó.
“Un par de días después me encontré con ella en la biblioteca. Me dijo que estaba buscando libros que la ayudaran a mantener su paz mental. Me preguntó si sabía de algunos libros que fueran buenos. Le dije que tenía algo, pero que era de naturaleza religiosa, y no sabía cómo pensaba ella al respecto. Me dijo que a esa altura aceptaba todo lo que la ayudara. Más tarde ese mismo día le entregué el Sentinel.
“Varios días después me llamó para agradecerme el Sentinel. Me dijo que le encantaba el modo en que hablaba de Dios; era una manera de pensar sobre El completamente distinta y la había ayudado a confiar en Dios para ayudar a su marido. Ella había compartido el Sentinel con él. Habían leído todos los artículos y encontrado que su mensaje era muy consolador. También lo compartió con una buena amiga”.
De una Sala de Lectura en Africa del Sur: “En un período de meses se le enviaron doce ejemplares gratuitos del Sentinel a una señora que los solicitó. Ella nos envió la carta adjunta:
“ ‘queridos cristianos:
“ ‘Esta literatura se ha ganado mi corazón. Estas revistas han influido en mi estilo de vida. Las encuentro interesantes y muy educativas. Son esclarecedoras para toda la familia. Me mostraron cómo salir adelante frente a los problemas de hoy en día. No enaltecen una raza por encima de otra. “Todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús”.
“ ‘Que Dios los bendiga por su buena obra’ ”.
“Hace poco, le envié un número del Sentinel que trataba de “la vuelta a la escuela” a una amiga que trabajaba con jóvenes en un programa escolar para la prevención del uso de drogas. Pensé que allí había muchas ideas constructivas que la ayudarían en su trabajo.
“La próxima vez que la vi, me contó que de hecho le había servido para tratar a su pequeña hija. Dijo que habían pasado un día muy malo; cada una albergaba muchos sentimientos que estaban en conflicto y eran difíciles de superar. En cierto momento ella le dijo a su hija que se iba a recostar para tener un poco de paz. Ella tomó el Sentinel. Su hija vino a la habitación y se acostó en la cama con ella. Mi amiga le leyó un artículo sobre un niño, pensando que le interesaría a su hija. El artículo sacaba a relucir el hecho de que Dios es Amor y que todos somos hijos de Dios y por eso expresamos amor. Esto terminó con la desavenencia que había entre ellas. Mi amiga entonces me dijo que tendría mucho gusto en aceptar mi ofrecimiento de obsequiarle una suscripción al Sentinel.
De Inglaterra: “En mi visita mensual a una cárcel de mujeres, le ofrecí a una de las prisioneras un Sentinel que tenía una entrevista con una persona que había sido sanada de la adicción a las drogas. La reclusa lo aceptó ávidamente y durante mi siguiente visita aceptó otro ejemplar, comentando: ‘Me gustan estas revistas. Me hacen pensar. Antes no había pensado mucho’ ”.
“Esto no es exactamente sobre compartir las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana, pero tal vez nos aliente a compartirlas. Una joven vino a mi oficina (soy practicista de la Ciencia Cristiana) porque había encontrado una publicación periódica en el camión de la basura cuando trabajaba recolectando residuos domiciliarios. La recogió, la leyó y vino para enterarse acerca de la curación”.
“Mi prima es miembro activo de su iglesia (presbiteriana). Hace poco le regalé una suscripción al Sentinel y recibí una postal de agradecimiento: ‘Fue muy considerado de tu parte enviarme una suscripción al Sentinel empezando por dos ejemplares de diciembre. A medida que avance en mi viaje espiritual, sé que encontraré artículos que me inspiren, desafíen y alienten. Muchas gracias por pensar en mí’ ”.
“Iba sentada en el metro [tren subterráneo] de Londres, leyendo una publicación periódica de la Ciencia Cristiana, cuando me di cuenta de que la señora sentada a mi lado la estaba leyendo también. Fue obvio que se desilusionó cuando di vuelta la página antes que ella la terminara de leer. Volví hacia atrás y la invité a leer el artículo conmigo. Cuando me bajé, le ofrecí la revista. Su agradecimiento por el artículo fue muy evidente”.
“Cuando viajaba en un enorme avión de reacción nos vimos forzados a aterrizar casi enseguida de haber despegado, debido a una falla en el equipo eléctrico. Mientras lo estaban reparando, los pasajeros al principio se pusieron inquietos y después más desasosegados.
“Me senté a leer y a orar. No pasó mucho tiempo cuando me percaté de un pronunciado cambio en la atmósfera. Miré y me sorprendió ver que la gente a mi alrededor estaba leyendo ejemplares del Sentinel, Journal, Heraldo, The Christian Science Monitor y la revista World Monitor. Habían encontrado una exhibición de literatura preparada por un comité de distribución.
“Pude oír lo que los pasajeros estaban diciendo entre ellos: ‘Miren esto’. ‘Esto tiene sentido’. ‘¡Fuimos protegidos!, como dice aquí’.
“Había unas diez o doce niñas que volvían a su casa de un campamento; reconocí el nombre del campamento en una prenda. Todas estaban leyendo de dos Sentinels, y una niña estaba leyendo en voz alta a otras.
“Cuando la aerolínea anunció que el avión estaba listo (cinco horas después), los pasajeros estaban calmados. No quedaba nada de las quejas, la agitación ni el temor. Antes de partir, escuché a una persona decir que deberían devolver la literatura un cartel invitaba a llevársela) porque otros viajeros podrían necesitarla como les había pasado a ellos”.
“Les adjunto la copia de una carta que recibí de una amiga que es profesora y que enseña a enfermeros en una universidad del sur de los Estados Unidos de América. Ha escrito extensamente y dado muchas conferencias en el campo de la medicina. Compartí con ella un Sentinel, señalándole el artículo “Reflexiones” que se refería a la evaluación sincera del tratamiento médico actual que hicieron algunos facultativos. Aquí está su respuesta:
“ ‘Tal vez no recuerdes haberme dado un Sentinel que contenía un artículo reimpreso de The Charlotte Observer. En mis tareas educativas, he estado diciendo las mismas cosas por años. He guardado el artículo y tengo la intención de citar del mismo en mi clase de “temas de actualidad” en el otoño’ ”.
“Le envié una copia del Sentinel a un amigo por correspondencia, un estudiante universitario en Sierra Leona, Africa Occidental. Esta fue su respuesta: ‘Compartiré la maravillosa literatura que me enviaste con mi hermana. La estoy disfrutando plenamente y tomándome el tiempo para digerir todo con mucho cuidado. Te la agradezco mucho’. Varios meses más tarde mi amigo epistolar me escribió que había encontrado la Sociedad de la Ciencia Cristiana más cercana a su casa y que se había convertido en un participante activo”.
“No hace mucho estuve en contacto con una tía de la que no había tenido noticias en varios años. Me habló de las penurias y enfermedades que estaba enfrentando. Le mandé algunos Sentinels. A los pocos días me llamó para agradecérmelos. Me dijo que uno en especial le fue útil para elevar su pensamiento por encima del rencor que había sentido durante años por un integrante de la familia. Me dijo que el artículo le había llegado al corazón, y ahora incluye a este pariente en sus oraciones diarias”.
“Hace poco le envié un número del Sentinel a una prima que vive en California y otro a la hermana de mi compañero de cuarto en la universidad, que está pasando por un período difícil. Me gusta compartir el Sentinel porque los lectores que no son Científicos Cristianos los pueden asimilar con facilidad. Los artículos lo llevan a uno de la mano y, con suavidad, lo guían hacia el territorio espiritual”.
Un solo número y muchas maneras de compartirlo
Cada número del Journal, Sentinel y Heraldo llega a las manos de muchos lectores nuevos. Se nos ocurrió que sería interesante registrar algunos de los diversos modos en que se compartió un solo número. Puesto que hace poco recibimos una cantidad de comentarios sobre el Sentinel del 13 de mayo de 1991, hemos juntado varias cartas aquí, inclusive un par de ellas de personas que jamás habían leído antes una publicación periódica de la Ciencia Cristiana. Este ejemplar incluía una entrevista a un rabino que habló sobre la base bíblica para vencer los prejuicios religiosos.
Usted puede reunir una muestra similar sobre otros temas. Se compartió con muchos jóvenes un Sentinel que contenía artículos relacionados con la juventud. A muchas personas en el campo de la medicina se les ofreció un Journal que incluía un artículo que analizaba la ingeniería genética. Un Sentinel que exploraba aspectos de los negocios desde la perspectiva de la Ciencia Cristiana se compartió con personas en ese campo que de otro modo nunca se hubieran familiarizado con el Sentinel.
Naturalmente, compartir una publicación no es meramente cuestión de asociar temas con personas interesadas en ellos. Cada número del Sentinel, Journal y Heraldo está pensado ante todo para el buscador espiritual, para la persona que busca curación, inspiración, luz, cualquiera sea su campo de interés específico. Y, al igual que cualquier otra actividad de la Iglesia, compartir una publicación periódica implica tener que orar, escuchar, ser humilde y amar.
Así que aquí presentamos las formas en que se compartió un sólo número, y la respuesta que tuvo.
Una carta de California: “Aprecio este Sentinel por ser un vínculo en el puente que estamos construyendo en nuestra familia entre la confianza que tienen mi hija y sus hijitas en la Ciencia Cristiana y el judaísmo de los abuelos paternos de las niñas. Les agradezco por su participación en este tierno intercambio.
“Si bien he regalado ejemplares del Sentinel muchas veces antes, oré por mucho tiempo antes de mandarle este ejemplar a los suegros de mi hija. Muchos de sus familiares desaparecieron en el Holocausto. Les escribí que quizás esta entrevista los ayudaría a obtener algún consuelo respecto a ese trágico acontecimiento.
“Hoy, cuando nos encontramos en una reunión familiar, lo primero que me dijo la suegra de mi hija fue: ‘Oh, gracias por enviarnos ese artículo. Mi cuñada me lo acaba de devolver, y lo voy a compartir con muchos otros. Nos ha sido de mucha ayuda’.
“Su esposo y yo hablamos sobre la importancia que tenía la oración en el trabajo del rabino Markowitz.
“Estoy agradecida, además, porque este ejemplar puede ser la primera oportunidad que tienen estos queridos familiares de aprender algo autorizado sobre la Ciencia Cristiana”.
Y la nota de agradecimiento de la suegra:
“Muchas gracias por enviarnos la entrevista del Sentinel con el rabino Markowitz. La he leído por lo menos tres veces. ..
“Tengo experiencia directa con esta expresión de odio [la entrevista cubrió la labor que realizó el rabino con varios jóvenes convictos por haber rociado las paredes con inscripciones antisemitas] porque bombas incendiarias dañaron la sinagoga en la que enseño. No tengo noticias que los vándalos hayan sido atrapados, pero si lo son, espero que se les pueda enseñar comprensión.
“Voy a darle a mi hermana el artículo, y se lo mostraré a otros, incluso a nuestro rabino si no lo ha visto todavía.
“Nuevamente gracias por su consideración.
“Con afecto,...”
De una señora que trabaja para una organización que ayuda a judíos soviéticos: “Sus artículos en el Sentinel con el obispo Krister Stendahl y el rabino Eugenio Markowitz fueron estupendos. Quedé tan gratamente impresionada que los he compartido con amigos, socios y con la oficina local de la Liga de Anti Difamación”.
De un suscriptor en California: “Los números del 6 y 13 de mayo del Sentinel fueron como respirar aire limpio y fresco; les voy a enviar ejemplares a amigos y familiares que no son miembros de nuestra iglesia. Ustedes han llevado a cabo un gran servicio al dar este paso en pro de amar y sanar a la humanidad”.
Un Científico Cristiano en Nueva Jersey compartió un ejemplar del Sentinel con la oficina del Gobernador, dado que los incidentes que se relataban en la entrevista principal tuvieron lugar en Nueva Jersey. Luego el Gobernador le escribió al rabino Markowitz y le envió una copia de la carta al Científico Cristiano. La carta incluía estas observaciones: “Recibí recientemente un ejemplar del Sentinel.... en la que le hicieron una entrevista... Me impresionó especialmente la forma compasiva con que habla sobre la situación. Su paciencia, entendimiento y buena voluntad trascienden las fronteras de la raza, el credo, el color y la religión”.