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Testimonios “sumamente importantes”

Del número de agosto de 1992 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Salud Restaura una vida quebrantada por la enfermedad. La alegría reemplaza el dolor del pesar o de la soledad. La paz calma los trastornos en el hogar o en la oficina. Para los Científicos Cristianos recibir estas bendiciones como resultado del estudio y la práctica de la Ciencia Cristiana, es algo normal que, a veces, se da por sentado. Pero su importancia no puede ser relegada. Son vidas que han recibido el toque del Cristo y han sido sanadas por el Cristo, la Verdad, que la Ciencia nos revela está presente y activo hoy en día, tal como lo estaba en el tiempo de Cristo Jesús.

Es natural sentirse agradecido por estas bendiciones y querer expresar esa gratitud de un modo tangible. Una manera de expresar esa gratitud está estipulada en uno de los Estatutos del Manual de La Iglesia Madre por la Sra. Eddy. Este Estatuto se titula “Testimonios”. En una época en que algunos legisladores, miembros de la profesión médica y otras personas, están sugiriendo que el testimonio personal de la curación por medio de la Ciencia Cristiana no es importante o es inútil, este Estatuto, escrito por nuestra Guía, establece claramente su importancia. Dice en parte: “El testimonio sobre la curación de los enfermos es sumamente importante. Más que un mero relato de bendiciones, escala el pináculo de la alabanza e ilustra la demostración del Cristo ‘que sana sana todas tus dolencias’ (Salmo 103:3)”.

“Sumamente importante”. ¿Puede haber algo más claro? Es probable que los testimonios de curaciones por medio de la Ciencia Cristiana no sean impresionantes para algunas personas, pero eso no puede cambiar el hecho de que constituyen uno de los medios más elevados de alabar a Dios y que evidencian cómo se demuestra hoy el poder sanador del Cristo. La importancia de alabar a Dios y de dar testimonio de Su Cristo no se puede medir mediante estadísticas; es demasiado grandiosa.

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