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El poder reformador de las Escrituras

Esta serie ilustrada que se publica en el Heraldo — “El poder reformador de las Escrituras”— trata sobre la dramática historia de cómo se desarrollaron las escrituras en el mundo a lo largo de miles de años. Se concentra en los grandes reformadores que escribieron y tradujeron la Biblia. Muchos dieron su vida para hacer que la Biblia y su influencia reformadora estuviera al alcance de todos los hombres y mujeres. Esta es una serie.

El progreso de la Iglesia primitiva

Primera Parte

Del número de diciembre de 1993 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


En un arranque de nacionalismo, los judíos de Palestina se rebelaron contra la opresión romana en el año 66 d.C. Como represalia, Tito, el hijo del emperador, despiadadamente aplastó la revuelta, saqueó Jerusalén, y demolió el templo judío en el año 70 d.C.

La comunidad cristiana en Jerusalén huyó de dicha ciudad y finalmente llevó las enseñanzas de Cristo Jesús a los confines del Imperio Romano. Los judíos que quedaron fueron cruelmente expulsados de su suelo patrio. Y Jerusalén dejó de ser el centro del cristianismo. Los cristianos vivían con la esperanza de la llegada del reino de Dios, cuando los que habían perseguido a los cristianos serían castigados y los que habían creído en Jesús serían justificados.

Pero habiendo transcurrido la cuarta parte del primer siglo de la era cristiana y el reino de Dios no había aparecido, los cristianos fueron apremiados a explicar por qué, y fueron forzados a redefinir el propósito de su iglesia. Además de eso, encaraban una crisis de liderazgo debido a la muerte de los principales apóstoles, entre ellos Pedro, Santiago y Pablo. Así que era necesaria una nueva generación de cristianos para que quiara la iglesia.

Esta segunda y tercera generación de cristianos empezaron a poner por escrito las enseñanzas esenciales del cristianismo. Uno de sus propósitos fue el de fortalecer y unificar a la naciente iglesia. Para este fin, se mantuvieron firmemente en la tradición de sus amados apóstoles. Pero también trabajaron dentro de la tradición apostólica de encarar los nuevos desafíos que la iglesia encontraba a medida que el cristianismo se arraigaba en el mundo romano.

HABLAR CON AUTORIDAD APOSTOLICA

La tradición de los primeros cristianos afirmaba que los Evangelios según Mateo y Juan fueron escritos por los discípulos de Jesús. Y se creía que el autor del Evangelio según Marcos era Juan Marcos, quien acompañó a Pablo por lo menos en uno de sus viajes misioneros. También se cree que el autor del Evangelio según Lucas había sido el amigo y compañero de Pablo. Pero muchos eruditos ahora creen que esos Evangelios fueron escritos bajo nombres supuestos.

La mayoría de los otros escritos del Nuevo Testamento fueron atribuidos también a discípulos como Juan, Santiago, Pedro y Judas. Esto se hizo para honrar a los discípulos y seguir sus enseñanzas.

Les era natural a estos postreros escritores del Nuevo Testamento seguir el formato usual de las cartas de esa época: un formato que usó Pablo con muy buen resultado. Empezaban sus cartas con salutaciones y las terminaban con bendiciones, como Pablo había hecho. Esta clase de “carta apostólica” era una manera de hablar con el movimiento cristiano e instruirlo, un método que había funcionado bien en el pasado. Pero mientras las cartas de Pablo habían estado llenas de noticias y de consejos para determinadas iglesias, las cartas postreras eran con frecuencia más como sermones.

HECHOS

El libro de Hechos es la segunda parte de una obra de dos tomos conocida como Lucas-Hechos. Esta narrativa de los primeros treinta y cinco años de la Iglesia cristiana empieza donde termina el Evangelio según Lucas con la ascensión de Jesús. Y termina con el encarcelamiento de Pablo en Roma.

El libro de Hechos se divide en dos secciones. Los capítulos 1 a 12 se refieren principalmente a la obra misionera de Pedro en Jerusalén y sus alrededores. Los capítulos 13 a 28 documentan la obra misionera de Pablo en Asia Menor, Grecia y Roma.

El libro de Hechos registra la notable historia de la expansión del cristianismo desde una pequeña secta judía hasta llegar a ser un movimiento mucho más grande que finalmente tendría influencia mundial. Su tema característico es éste: El cristianismo tiene que avanzar, como Pedro y Pablo lo hicieron, más allá de los confines del judaísmo hasta el mundo espiritualmente hambriento de los gentiles. El autor quería sobre todas las cosas, ayudar a los cristianos a conocer algo de la gloria y buen éxito de la fe de ellos y sentir el poder del Espíritu Santo que obraba con ellos.

EFESIOS

Como muchos de los eruditos de hoy en día, los primeros cristianos creían que Pablo era el autor de la Epístola a los Efesios. Pero algunos eruditos de hoy en día suponen que el libro fue escrito entre los años 80 y 90 d.C. por un íntimo amigo del apóstol. Suponen que él escribió la epístola para que circulara entre las iglesias de Asia Menor, y no sólo entre los cristianos de Efeso.

Esas iglesias estaban bajo una dura presión: perseguidas de afuera por los romanos y sufriendo por falta de compromiso por dentro. De manera que el autor de la Epístola se esfuerza por dar a las iglesias renovado entusiasmo recordándoles el infinito poder de Dios, Su abundante gracia, la necesidad de que haya unidad en la iglesia, y de que los gentiles y judíos eran iguales ante los ojos de Dios.

Más que todo lo demás, la Epístola destaca el hecho de que el amor tiene que ser la cualidad principal de la comunidad cristiana. Y para sobrevivir en esta época, el autor dice que los cristianos necesitan vestirse “de toda la armadura de Dios” Efes. 6:11. y fortalecerse “en el Señor, y en el poder de su fuerza”. Efes. 6:10.

HEBREOS

La Epístola a los Hebreos, escrita entre los años 90 y 95 d.C., es más bien un sermón que una carta. Está dirigida a los judíos cristianos Testamento con comprender cómo se ajusta la tradición del Antiguo Testamento con la venida del Cristo. Usando más de cien pasajes de la Biblia hebrea para demostrar su aseveración, el autor sostiene que Jesucristo es el nuevo sumo sacerdote y que su manera de adorar reemplaza el sistema sacerdotal judío. No obstante, el autor piensa que la tradición hebrea del pacto está todavía viva y es válida. Necesita sencillamente reconsiderarse según el nuevo estado de Cristo como el Hijo eterno de Dios: un sumo sacerdote superior al sacerdocio del Antiguo Testamento.

Entonces ¿cómo deben los creyentes responder al Cristo? Deben cultivar la clase de fe que Jesús mismo perfeccionó. La época presente, el autor explica, terminará, y Cristo aparecerá por “segunda” Véase Hebr. 9:28. vez. Pero hasta que esto acontezca los cristianos deben seguir el ejemplo establecido por los hombres y mujeres del Antiguo Testamento que sintieron una fe tan inamovible que obedecieron los mandamientos de Dios sin sombra de duda. Debían vivir vidas rectas y dejar que “permanezca el amor fraternal”. Hebr. 13:1.

Mary Trammell, nuestra Redactora Adjunta, es especialista en estudios bíblicos, y William Dawley, nuestro Redactor de Secciones Especiales, es un periodista con mucha experiencia.

Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles,
en la comunión unos con otros,
en el partimiento del pan y en las oraciones ...
Y el Señor añadía cada día a la iglesia
los que habían de ser salvos.

Hechos 2:42, 47

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Más en este número / diciembre de 1993

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