Una Navidad Nos dieron un adorno para el árbol, un delicado ángel con alas tallado, soplando una trompeta. En lugar de ponerlo en el árbol, lo sujetamos a una ventana de manera que la luz pasara a través de él. Las suaves corrientes de aire que había en la ventana hacían que el ángel constantemente se moviera de un lado a otro pendiendo del hilo, golpeando suavemente en la ventana como queriendo decir: “Aquí estoy”.
Esto me dio qué pensar. Si bien yo ciertamente sabía que los ángeles no eran pequeñas personas con alas con plumas, comencé a pensar que las alas representan la libertad y la acción de los ángeles.
Mi estudio de la Ciencia Cristiana me había enseñado que los ángeles son los pensamientos santos de Dios. No son pensamientos humanos, a pesar de que vienen a la consciencia humana como resultado de la oración y de escuchar la voz de Dios. Son ideas divinas que expresan la naturaleza y presencia pura de Dios. Estas ideas se pueden percibir a nivel humano, pero, al ser divinamente inspiradas, tienen una naturaleza enteramente espiritual. Ellas nos dicen que nuestro verdadero ser es perfecto, que Dios está presente, que la vida es en realidad eterna y armoniosa.
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