La Ciencia De Dios llega a la vida de cada persona de un modo único y especial. De hecho, todo el mundo puede encontrarla, en cualquier lugar y en todo momento. El aspecto más maravilloso que tiene es que no requiere que uno tenga que pertenecer a alguna casta, credo o raza en particular.
Recuerdo a mi papá instruyéndome acerca de cómo ser cristiana y vivir cristianamente. A pesar de que él ni siquiera pertenecía a una religión cristiana, de alguna manera percibió muchas de las verdades que menciona la Biblia sobre Dios, el hombre y el universo. El solía decir: “Dios es tu Padre y tu Madre”.
Ahora que han pasado casi cinco décadas y como consecuencia de mi estudio de la Ciencia Cristiana, a la que considero como la verdad absoluta, valoro en su justa medida el entendimiento de mi padre. En efecto, Dios es mi Padre y mi Madre, y la admonición de Cristo Jesús de amar a Dios por sobre todas las cosas y a nuestro prójimo como a nosotros mismos, es la manera correcta de vivir. Asimismo, estoy aprendiendo gradualmente que: “Domináis la situación si entendéis que la existencia mortal es un estado de autoengaño y no la verdad del ser”, como afirma Ciencia y Salud.
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