Dios Es Amor divino, y este Amor lo abarca todo, está siempre presente, proveyendo constantemente todo lo necesario a su vasta creación, incluso el hombre. Esta verdad básica sigue siendo fundamental en las enseñanzas y práctica de la Ciencia Cristiana, la cual demuestra que la creación del Amor es, como dice con regocijo una estrofa en el Himnario de la Ciencia Cristiana: “Dios te vigila, te ama y protege..."Himnario, N.° 278.
La Ciencia del Cristo afirma que cada uno de nosotros es en realidad el hijo de Dios — el producto del Amor — y en consecuencia nunca podemos estar alejados de ese cuidado, nunca más allá de lo que abarca el Amor, nunca sin la provisión del Amor. En Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, Mary Baker Eddy brinda esta segura y tierna promesa a la humanidad: “El Amor divino siempre ha respondido y siempre responderá a toda necesidad humana".Ciencia y Salud, pág. 494.
Aun así, la naturaleza del Amor divina de proveer constantemente a nuestras necesidades no significa que Dios, que es tanto Espíritu infinito como Amor infinito, tenga en realidad un conocimiento consciente de la condición material. Si Dios estuviera consciente de la necesidad física, también tendría que estar enterado de la debilidad y limitación humanas, hasta consciente del pecado, de la enfermedad y de la muerte. Y si Dios reconociera estos errores, a esto le seguiría que El, de una u otra manera, ha permitido que exista el mal o ha creado todas las condiciones para que tales discordias puedan ocurrir.
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