Cuando Yo Estaba en la universidad tenía una maestra que creía en los espíritus y en el poder de la energía y fuerzas psíquicas. Creía que cuando tocaba a alguien podía, de alguna manera, transmitirle sus poderes para gobernar a esa persona. Yo simplemente desechaba esta idea, pero después noté que cada día de clase venía siempre detrás de mí y ponía sus manos sobre mis hombros. Jamás me sentí gobernada por ella, ni jamás sentí el “poder” que según ella transmitía y en el cual ella creía. Pero mis amigos suponían que estaba tratando de que yo cambiara mi opinión respecto a su perspectiva de la vida.
Al principio no hice caso de la situación. Esta instructora era una excelente música y tenía muchos conocimientos. Entonces mi mejor amiga me relató una experiencia espantosa que había tenido ella cuando estudiaba con esta instructora. Me alarmé.
Cada día de clase trataba de evadir a la instructora. No la miraba a los ojos ni le hacía preguntas. Pero esto no sirvió de nada. Finalmente, el temor aumentó tanto que recurrí a la oración.
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