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Dios gobierna, no los espíritus

Del número de febrero de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana

The Christian Science Monitor


Cuando Yo Estaba en la universidad tenía una maestra que creía en los espíritus y en el poder de la energía y fuerzas psíquicas. Creía que cuando tocaba a alguien podía, de alguna manera, transmitirle sus poderes para gobernar a esa persona. Yo simplemente desechaba esta idea, pero después noté que cada día de clase venía siempre detrás de mí y ponía sus manos sobre mis hombros. Jamás me sentí gobernada por ella, ni jamás sentí el “poder” que según ella transmitía y en el cual ella creía. Pero mis amigos suponían que estaba tratando de que yo cambiara mi opinión respecto a su perspectiva de la vida.

Al principio no hice caso de la situación. Esta instructora era una excelente música y tenía muchos conocimientos. Entonces mi mejor amiga me relató una experiencia espantosa que había tenido ella cuando estudiaba con esta instructora. Me alarmé.

Cada día de clase trataba de evadir a la instructora. No la miraba a los ojos ni le hacía preguntas. Pero esto no sirvió de nada. Finalmente, el temor aumentó tanto que recurrí a la oración.

Mediante mi estudio de la Ciencia Cristiana, aprendí que la oración nos ayuda a ver al hombre como realmente es, la semejanza de Dios, el bien. El hombre es espiritual: el reflejo perfecto, íntegro, justo y honesto de Dios.

Oré para ver que la genuina identidad de todos — incluso la de esta instructora — es creada por Dios. El hombre de Dios no podría tener el deseo de dominar o gobernar a otros.

Llamé a una amiga para que me ayudara a orar. Hablamos por un rato y después citó un pasaje de Ciencia y Salud por la Sra. Eddy: “El entendimiento divino reina, es todo, y no hay otra consciencia”.Ciencia y Salud, pág. 536.

La Ciencia Cristiana enseña que Dios es bueno y es Unico. Nuestra comprensión espiritual de la relación del hombre con El, nos ayuda a escucharlo y a obedecer Sus mandamientos. El hombre, el hijo de Dios, refleja el bien espiritual que expulsa el mal y sus influencias. Cuando comprendemos esto, el mal pierde dominio sobre nosotros.

Dios es infinito, la Mente divina. El hombre, a la imagen de Dios, refleja la Mente y es gobernado por ella. Cuando recurrimos a la Mente única e infinita para que nos guíe, podemos sentir protección y confianza.

Cristo Jesús recurría a Dios en busca de dirección y guía. Escuchaba a Dios y obedecía Sus mandamientos en todo lo que hacía.

En su carta a los filipenses Pablo aconseja: “Haya, pues, en vosotros este sentir que hubo también en Cristo Jesús”. Filip. 2:5. La oración nos capacita para dar entrada a la consciencia del Cristo, la Verdad, en nuestra vida diaria. Y cuando obedezcamos a Dios como Cristo Jesús lo hizo, estaremos libres de influencias erróneas, supersticiones y malos hábitos; de toda perversidad que pretenda que puede gobernar nuestra vida.

Cuando nos acostumbramos a recurrir a Dios y a escuchar Su dirección, para nosotros es natural rechazar todo esfuerzo ajeno por gobernarnos o influirnos. Puesto que sabemos que Dios gobierna nuestros pensamientos y experiencia, podemos obedecer con firmeza a Dios y a Su dirección inequívoca.

Fui sanada del temor de que alguien más pudiera gobernarme o que incluso quisiera o tratara de hacerlo. La instructora también dejó de poner sus manos sobre mis hombros, y pude aprender bastante en esa clase. Mis amigos también dejaron de estar temerosos.

Tenemos que buscar y comprender la presencia y el poder de Dios. A medida que aprendemos a confiar en que Dios gobierna a Su idea, el hombre, esta inteligencia divina nos da la comprensión que establece la armonía.

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