Si no estamos avanzando o progresando de la manera que pensamos que debería ser, podemos comenzar a cambiar eso ¡ahora mismo! La renovación puede llegar a nuestra vida dondequiera que estemos, y puede transformar completamente nuestra situación. En una transmisión de onda corta de El Heraldo de la Ciencia Cristiana sobre este tema,
y trataron sobre la regeneración del carácter con . La Sra. West Little es una practicista y maestra de la Ciencia Cristiana de Washington, D.C., en los Estados Unidos. El Sr. Grieco es un practicista de la Ciencia Cristiana de Buenos Aires, Argentina y colaborador adjunto de las publicaciones religiosas.En esta segunda parte de una serie de tres artículos sobre la renovación, nos complace presentar extractos de su conversación.
Enrique Smeke: Pedro, ¿qué nos puedes decir sobre la renovación y la esperanza que podemos albergar para que ocurra esta renovación en nuestra vida?
Pedro Grieco: Creo que es una esperanza concreta que todos debemos tener y manifestar, dado que la renovación es una ley divina. Esta expresa a Dios, la Vida, la naturaleza divina. Podemos mirar a nuestro alrededor y encontrar símbolos de renovación en los ríos que se renuevan, las estaciones, y en nosotros mismos a nivel individual. Las personas también renuevan su energía para hacer cosas todo el tiempo.
Smeke: Y ciertamente también podemos tener la esperanza de que nuestro carácter se va a renovar también, si no nos sentimos conformes con nuestra forma de actuar o con la forma que tenemos de relacionarnos con los demás, por ejemplo.
Grieco: Sin duda. En mi propia experiencia puedo decir que en algunas circunstancias me di cuenta de que tenía que renovar mi carácter, puesto que encontré que ante ciertas situaciones reaccionaba y no enfrentaba los problemas con el equilibrio, la paz o la armonía que debía. Esto no quiere decir que reaccionaba abiertamente enfrente de otras personas o de forma audible. Muchas veces la reacción era interior, donde rumiaba los problemas con tremendas luchas con respecto a lo que podía haber hecho o lo que podría haber contestado respecto a lo que la otra persona pudo haber dicho. Y como esta lucha era tan fuerte, a veces me impedía dormir. Pero finalmente comprendí que necesitaba cambiar, que tenía que renovar mi carácter para que se manifestara en una forma más armoniosa, con más equilibrio. Para hacer esto tuve que orar para expresar más a Dios como inteligencia, para cambiar mi pensamiento y de esta manera tener mejor carácter.
Christiane West Little: Y, Pedro, ¿de dónde te vino esa inspiración de que necesitabas cambiar?
Grieco: En realidad me vino de algo que el apóstol Pablo dice en la epístola a los Romanos. Porque él allí nos insta a no conformarnos con la forma presente de pensar y actuar, sino que nos insta a transformarnos por medio de la renovación de nuestro pensamiento, que para mí significa nuestro entendimiento. El dice que tenemos que renovarnos para probar “cuál sea la buena voluntad de Dios agradable y perfecta”. Véase Rom. 12:1, 2. Y esto me hizo ver a mí que podemos renovar nuestra consciencia de la forma más elevada cuando cedemos a la voluntad de Dios, la voluntad de nuestro Padre, el Padre que lo sabe todo, y de esta manera se haga Su “buena” y “perfecta” voluntad. Entonces vamos a manifestar, sin ninguna duda, un carácter más agradable y más perfecto.
Smeke: Y por supuesto, Pedro, esto también nos trae una renovación en la salud, porque muchas veces el carácter actúa en detrimento de la salud. ¿No es así?
Grieco: Sí, es verdad, Enrique. Esto es tan importante que el apóstol Pablo dijo también que tenemos que dejar atrás “el viejo hombre con sus hechos” Col. 3:9. para que pueda renacer el nuevo hombre, y tener aquella mente, o aquella forma de pensar, que estaba también en Cristo. Véase Filip. 2:1–5. O sea que la renovación nos permite transformar totalmente nuestro ser y manifestar un cuerpo renovado o cambio de carácter.
Smeke: Efectivamente.
Grieco: Recuerdo que en la Biblia, en los Salmos, leemos: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí”. Salmo 51:10. Esto me hizo pensar que a veces uno se siente agobiado, cansado, o aparentemente contaminado por creencias como el consumismo, el sensualismo y demás. Y uno quisiera renovarse para deshacerse de todo eso. ¿Cómo lo hacemos? Bueno, como dice el salmista, para tener un corazón limpio tenemos que renovar un espíritu recto dentro de nosotros mismos. Y esa renovación interior se va a manifestar en una mejor salud porque nos va a permitir limpiar nuestros sentimientos, o sea nuestro corazón, transformarnos y hacernos sentir más fuertes, más puros y libres.
West Little: Y también, esta renovación no es un esfuerzo humano, sino que es, en realidad, la actividad de Dios, la actividad divina, la ley de Dios que está en nuestro corazón, en nuestra mente, renovándose por siempre.
Grieco: Sí, eso es. Cuando conocí la Ciencia Cristiana aprendí precisamente que la renovación es una manifestación divina, y la Sra. Eddy, la Descubridora de la Ciencia Cristiana, dice en su libro Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras: “La Biblia enseña la transformación del cuerpo por la renovación que hace el Espíritu”.Ciencia y Salud, pág. 241.
Para mí la renovación depende de nuestra capacidad de estar en comunión con la fuente renovadora que es Dios, el Espíritu. Si estamos en comunión con Dios, entonces El nos puede renovar todo el tiempo. El puede renovar nuestras cualidades, tal como la alegría, y permitirnos vivir más alegres y más gozosos.
Humillaos, pues,
bajo la poderosa mano de Dios,
para que él os exalte cuando fuere tiempo;
echando toda vuestra ansiedad sobre él,
porque él tiene cuidado de vosotros.
1 Pedro 5:6, 7