Hace Poco Descubri lo gratificante que es fijarse una meta, en nuestro estudio y oración diarios, de movernos consecuentemente más allá de la mera creencia en Dios — a donde el pensamiento se acomoda muy fácilmente con palabras familiares — al entendimiento espiritual, donde las obras sanadoras se realizan.
Aunque esto requiere de esfuerzo, particularmente al vaciar el pensamiento de toda influencia material que lo obstruya, el entendimiento espiritual es natural para nosotros. Es una cualidad del ser verdadero del hombre. No es un proceso humano. No requiere de intensa concentración humana como si uno fuera a memorizar un discurso. Al contrario, llega cuando calmadamente cedemos a la influencia pura y edificante del Cristo, y al hecho inmutable de la totalidad de la Mente divina.
Lo que me permitió captar esto con mayor claridad fueron dos pasajes, uno del libro Ciencia y Salud escrito por Mary Baker Eddy, y el otro de la Biblia. Los había leído literalmente cientos de veces antes — palabras en verdad familiares — pero de momento se manifestaron con gran inspiración y poder.
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