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¡No lo dejemos solo!

Del número de mayo de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Se Ha Dicho que, si se las deja solas, un gran porcentaje de las enfermedades se irían sin utilizar medicamentos y sin atención médica. Si bien esto puede ser una declaración alentadora respecto a la actividad de recuperación natural de la mente y el cuerpo humanos, no es Ciencia Cristiana. La Ciencia Cristiana insiste en que no se debe dejar sola la enfermedad, ni siquiera una enfermedad sin importancia; hay que enfrentarla instantáneamente con la Verdad y el Amor y así sanarla.

La curación cristiana comienza desde una base distinta de la de los métodos materiales. Los métodos de la medicina consideran que la materia es tanto la causa como el efecto, y por lo tanto la cura tiene que ser necesariamente material. Los médicos generalmente tratan la enfermedad como un desorden de la materia que debe ser corregido con más materia o menos materia; y esto hace parecer a la materia más real y amenazante a la consciencia humana. La Ciencia Cristiana, por el contrario, demuestra que el Espíritu divino, la Mente, es la única causa genuina, y todo efecto es el resultado perfecto de esta causa. Esta Ciencia trata a la enfermedad como un error mental, que no es parte de la Mente divina o del hombre como expresión de la Mente. Y corrige este error con el poder sanador del Cristo, la Verdad. El resultado es que la materia y la enfermedad parecen menos sustanciales e intimidantes para la mente humana, y la enfermedad desaparece.

Si usamos la medicina material o simplemente dejamos que la enfermedad siga su curso, temporariamente podemos deshacernos del problema exterior sin quitar el error mental que es la base de la enfermedad, ya se trate de temor o algún elemento de pecado o simplemente ignorancia acerca de Dios. Si los pensamientos erróneos no son erradicados mediante el Cristo, pueden subsistir en la mente humana y después manifestarse en la misma o en otra forma de enfermedad. Por eso es prudente destruir en sus comienzos los elementos del pensamiento que tienden a fomentar el sufrimiento. Pablo bien puede haber estado aludiendo a esto cuando habló de derribar “argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”. 2 Cor. 10:5. Y la Sra. Eddy declara en Ciencia y Salud: “Cuando se presenten los primeros síntomas de enfermedad, combatid el testmonio de los sentidos materiales con la Ciencia divina”.Ciencia y Salud, pág. 390.

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