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Nunca pidáis para el mañana

Del número de mayo de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Haitianos Tienen el proverbio "Deye mon gen mon", que significa: "Detrás de cada montaña hay otra montaña". Quizás este dicho tan sólo indique de manera práctica los obstáculos que se deben vencer mañana, pero mucha gente siente ansiedad, o tal vez temor, de que nunca puedan liberarse de los obstáculos, que no puedan progresar. Cuando nos vemos agobiados, quizás nos sintamos tentados a dejar las cosas de lado — a decir: "Mañana lo voy a resolver"— con la vaga esperanza de que, de alguna manera, el paso del tiempo hará que sea más fácil resolver el problema.

Tal actitud nos impediría reconocer el bien que está siempre a nuestro alcance. En mi propia experiencia, más de una vez recibí una sacudida que me hizo campiar mi punto de vista, y adoptar una perspectiva espiritual que me ayudó a ver más claramente la incesante continuidad del bien que jamás fluctúa.

Este concepto puede ser difícil de comprender si pensamos que somos mortales aislados, motivados por sí mismos, y condicionados por la casualidad. Tal perspectiva hace que enfrentar problemas parezca difícil en el mejor de los casos, e imposible en el peor de ellos. Pero cuando comprendemos, aunque sea un poco, nuestra relación con Dios, cuando vemos que somos Sus ideas espirituales, creados, siempre sostenidos y dirigidos divinamente por un Padre que ama a Su linaje con ternura maternal y fortaleza paternal, es natural que esperemos tener un día lleno de bien. Luego, al igual que el salmista, podemos decir: "Este es el día que hizo Jehová; nos gozaremos y alegraremos en él". Salmo 118:24. A medida que he comprendido mejor lo que es posible lograr al enfrentar el día desde esta perspectiva, me he sentido satisfecho y contento.

¿Qué ocurre entonces cuando nos sentimos tentados a posponer la solución de un problema para cuando tengamos más tiempo, para cuando nos sintamos más capacitados, o cuando nos hayamos quedado sin excusas? Quizás sea útil detenerse allí mismo y pensar con mayor profundidad en que el cuidado de Dios es inmediato. Dios, que es Amor infinito, mantiene y sostiene a Su linaje ahora y para siempre. Por eso, no necesitamos esperar que con el tiempo venga la solución a nuestros problemas. En vez de eso, podemos confiar en que nuestras necesidades son satisfechas ahora mismo, hoy, aunque todavía no veamos la evidencia de esta verdad espiritual.

Quizás nos sintamos tentados a pensar que las tareas rutinarias o las desavenencias momentarias con amigos o compañeros de trabajo — cuestiones de menor importancia — no están bajo la jurisdicción de Dios. O, tal vez, estemos pasando por un problema que es aparentemente grave, sea físico o económico, que creemos que está más allá de toda esperanza de solución. Aun así, cada vez que obtenemos una clara vislumbre de la verdadera naturaleza de Dios como Amor infinito y del hombre como la idea del Amor, vemos una evidencia más grande del gobierno amoroso y total que Dios tiene de nuestro día. También hallamos que no es necesario temer por lo que pueda traernos el mañana, porque ¡también ese día es de El!

Una vez tuve una experiencia que me ayudó a liberarme de la tendencia a preocuparme por los problemas que el mañana pueda traernos. Mi familia y yo nos quedamos una noche en un motel mientras nos mudábamos a otro estado. Al día siguiente me levanté muy temprano, antes que mi familia, con temor y preocupada por lo que teníamos por delante. Aún no sabíamos dónde íbamos a vivir ni trabajar. Se me ocurrió abrir uno de los cajones en donde a menudo se encuentran las Biblias que proveen los moteles. La abrí al azar y leí estas palabras de aliento de Cristo Jesús: "No os afanéis por el día de mañana, porque el día de mañana traerá su afán". Mateo 6:34. Estas palabras me estaban gritando: "¡Confía!" Tener confianza en Dios había llegado a significar para mí mucho más que el mero esperar que en alguna parte había un Dios que podría estar dispuesto a ayudarme. Me había dado cuenta de que la verdadera confianza requiere entender la bondad todopoderosa de Dios y la relación inseparable que el hombre tiene con El. Cuando esa mañana temprano tomé consciencia de esta relación inviolable, el temor que había sentido desapareció, y me sentí dispuesta a confiar en Dios por completo. Poco después, nuestra necesidad de vivienda y de empleo fue satisfecha.

Ante los variados y devastadores pronósticos que escuchamos referentes a la economía, es reconfortante comprender la totalidad de Dios. Muchos han encontrado que la Ciencia Cristiana les ha enseñado una manera razonable y práctica de apoyarse en Dios para hallar dirección al enfrentarse con toda clase de situaciones humanas. De modo que, en lugar de tratar de enfrentar hoy los problemas de mañana, hagamos inventario de las bendiciones de este día. El confiar en la bondad invariable e inagotable de Dios nos da una base segura desde la cual combatir cualquier predicción desalentadora sobre el mañana. La Sra. Eddy aconseja en Escritos Misceláneos: "Nunca pidáis para el mañana; es suficiente que el Amor divino es una ayuda siempre presente; y si esperáis, jamás dudando, tendréis en todo momento todo lo que necesitéis".Esc. Misc., pág. 307.

No importa lo poco prometedoras que se nos presenten las circunstancias, Dios nos está cuidando en todo momento. Así que es de vital importancia obtener una apreciación más profunda de las posibilidades de hoy; que reafirmemos, como lo hice hace tiempo en ese motel, que hay un Dios, que El nos cuida, y que, puesto que El está con nosotros ahora mismo, podemos tener prueba de Su presencia hoy mismo.

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