Un golpe en la puerta una noche hizo que mi esposa y yo nos viéramos frente a una joven que se había perdido. Estaba visitando unos amigos y había salido a caminar hasta bien entrada la noche. Sus amigos no estaban en la casa, de modo que no podía llamarlos para que le indicaran el camino.
Sin pedir las innecesarias disculpas por importunarnos (que de ninguna manera era así), nos pidió ayuda. Volviendo sobre sus pasos pudimos encontrar la casa de su amiga. Ella estaba muy contenta de haber vuelto, y yo recordé los beneficios que obtenemos cuando permitimos que alguien nos ayude.
La promesa de que Dios cuida constantemente de sus hijos es muy reconfortante para aquel que necesita sentir Su ayuda. La Biblia revela el divino mensaje: "No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia". Isa. 41:10.
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