Hubo Una Epoca en mi vida en que esa conclusión, de que la provisión no tiene su origen en la materia, habría sido lo último que hubiera deseado escuchar.
Cuando uno se encuentra sin dinero alguno, quizás inundado de deudas, a cargo de familiares que dependen de uno para satisfacer sus necesidades, y parece imposible de hacer, en esas circunstancias lo que uno precisa es dinero, punto. Entonces es fácil pensar que el dinero es la solución inmediata y aun final de nuestros problemas. El dinero parece ser una necesidad muy importante, y para mí, en cierto momento fue apremiante. Ante esta necesidad me volví a Dios en oración en busca de guía, y decidí solicitar la ayuda de un practicista de la Ciencia Cristiana.
Al conversar con el practicista, supe que él había estado en una situación desesperante muy similar. Así que él sabía exactamente lo que yo no necesitaba escuchar y lo que sí tenía que escuchar. No me dijo de una manera superficial que todo iba a estar bien, ni sintió lástima por mí. Sin embargo, me habló de Dios con ternura, sinceridad y misericordia.
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