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Ingreso asegurado

Del número de mayo de 1994 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A Todos Nos gustaría tener un ingreso asegurado, un trabajo estable y una seguridad económica para el futuro. Pero los recursos materiales pueden ser interrumpidos de repente. Como Jesús dijo, son "tesoros en la tierra, donde la polilla y el orín corrompen, y donde ladrones minan y hurtan". Mateo 6:19, 20. Pero Jesús también nos dice que hay "tesoros en el cielo", que no son objeto de decadencia o hurto.

¿Cuáles son estos tesoros y cuál es la verdadera fuente de un ingreso seguro? Mary Baker Eddy, la Descubridora y Fundadora de la Ciencia Cristiana Christian Science (crischan sáiens), nos dice: "Dios os da Sus ideas espirituales, y ellas, a su vez, os dan vuestra provisión diaria". Esc. Misc., pág. 307. Las ideas espirituales son el ingreso asegurado que proviene de Dios, la fuente de todo bien, que nunca varía ni se seca. Esta fuente divina es de la cual dependía Jesús, y que nunca lo abandonaba.

Pero, ¿qué sucede si no sabemos reconocer estas ideas? ¿Y si fuimos enseñados a confiar tan sólo en nuestro propio intelecto, habilidades o riqueza material, y no enseñados a confiar en el Espíritu, el verdadero creador de todo lo que somos o que realmente podemos tener? ¿Qué pasa si no tenemos interés en buscar las cosas del Espíritu, ni tenemos paciencia ni persistencia para aprender a confiar en nuestro creador, a confiar en El por encima de todas las cosas? Entonces sería ciertamente más difícil poder apoyarnos en Sus ideas en momentos de necesidad, ¿no es así?

Pero el hecho es que cada uno de nosotros puede hacer uso de la inteligencia y la humildad que provienen de Dios, y que son necesarias para percibir las ideas espirituales que El está impartiendo siempre. Para hacer esto, necesitamos silenciar los pensamientos que afirman que somos indignos, incompetentes o que vivimos en el lugar equivocado en el momento equivocado. También necesitamos borrar las promesas tentadoras de obtener el bien por medio de métodos ilegales, inmorales o meramente materiales. Estos argumentos no provienen de Dios, sino de la "mente carnal", como la llamó Pablo. Estas son las voces de la opinión mundana, el temor, la duda de la propia capacidad, y así por el estilo. Estas voces son silenciadas a través de la oración a medida que somos receptivos al hecho espiritual de que el hombre es el hijo amado de Dios, del todo armonioso, la Mente infinita. En el libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por la Sra. Eddy, encontramos: "El Espíritu, Dios, se oye cuando los sentidos guardan silencio". Ciencia y Salud, pág. 89.

El Salmista tenía la clara percepción que Dios es la fuente continua de todo lo que el hombre necesita en la vida. El dice sobre el creador: "Porque contigo está el manantial de la vida; en tu luz veremos la luz". Salmo 36:9. Entonces, si tenemos la necesidad específica de un ingreso asegurado, podemos recurrir a Dios en busca de la respuesta. Pero tenemos que estar listos para reconocer la respuesta, cualquiera sea la forma que tome. Con mucha frecuencia la gente siente que sus oraciones no son respondidas, y eso es porque no han aprendido la forma con que se cumple la oración. Una de las grandes contribuciones de la Ciencia Cristiana es proveer esa percepción tan importante.

Por ejemplo, si oramos a Dios pidiendo ingreso, y nuestro corazón tiene el deseo de hacer algo bueno o compensar una herida que hemos causado a alguien, no deberíamos ignorar ese impulso, sino verlo como una respuesta a la oración, como una expresión del ingreso seguro de ideas espirituales que nuestro Padre, el Amor divino, está vertiendo sobre nosotros. Es importante que estemos dispuestos a comprender la sustancia de esa guía y nos esforcemos por obedecerla ampliamente, no escasamente. La Biblia nos dice: "El que siembra escasamente, también segará escasamente; y el que siembra generosamente, generosamente también segará". 2 Cor. 9:6.

Cuando comprendamos que las ideas espirituales son el ingreso más valioso que podemos desear, y que Dios, el Amor divino, es la fuente irrestricta e imparcial de esas ideas que nunca se las niega a nadie, veremos que, en un sentido verdadero, siempre tenemos ese ingreso asegurado. No depende fundamentalmente de condiciones económicas o de antecedentes o habilidades personales. Nuestro logro depende solamente de nuestro esfuerzo por comprender más claramente a Dios, la Verdad eterna, y obedecer Sus tiernas órdenes con más fidelidad y continuidad.

Al darnos cuenta de que nuestro ingreso seguro tiene una fuente espiritual, vemos que nuestra primera necesidad, si nos sentimos agobiados por la escasez, no es rogarle a Dios sino orar para percibir y aceptar Sus ideas espirituales, las verdades que El imparte, y silenciar las sugestiones limitantes de la mente carnal. La Sra. Eddy pregunta: "¿Pediremos más al manantial abierto, que ya está vertiendo más de lo que aceptamos?" Ciencia y Salud, pág. 2.

Algunas veces estas ideas vienen en formas que tendemos a ignorar porque consideramos que son poco importantes o porque no las queremos aceptar por orgullo o justificación propia. Esa fue la lección que Naamán tuvo que aprender en los tiempos bíblicos. Aparentemente lo que él necesitaba era humildad y obediencia. Eliseo, el profeta, a quien acudió en busca de curación, le dio una orden que requería que pusiera en práctica estas virtudes (véase 2 Reyes, cap. 5).

En tiempos de gran depresión económica, podemos estar tan absortos en tratar de obtener dinero que no logramos percibir las ideas mismas que Dios nos está dando. Por lo tanto, en esos momentos, necesitamos estar especialmente vigilantes para poder responder a cada intuición espiritual y a cada oportunidad de expresar las cualidades de Dios. La obediencia a los Diez Mandamientos es muy útil en estos casos. Ser honestos y tener más fe en el único Dios pueden ser justo lo que necesitamos para hacer que se manifieste más nuestra provisión diaria.

Muchas veces descubrimos que tenemos que ir más allá de lo que, en nuestra obediencia a la ley divina, parecía necesario. Por ejemplo, obedecer completamente el mandamiento "No cometerás adulterio", Ex. 20:14. requiere no solo que nos elevemos por encima de la tentación, sino que también rechacemos la idea de que es inevitable que otra gente caiga en este indigno estilo de vida. Es probable que necesitemos negar con persistencia que existe cualquier cosa que sea inherentemente impura en el hombre, o que cualquier circunstancia económica u otra condición puedan forzar a alguien a entregarse a esas prácticas. O tal vez, sea necesario elevarse por encima de cualquier adulteración de nuestra integridad o fidelidad a Dios.

Cuando las ideas espirituales que necesitamos se refieren a la reforma de nuestra vida, o a que oremos desinteresadamente por nuestro prójimo, el pensamiento carnal nos va a querer hacer resistir o tratar de que nos aferremos un poco más a una conducta infructuosa o a ser indiferentes a las necesidades de los demás. Pero el valor moral para aceptar humildemente la orden divina con el fin de progresar, y el amor abnegado para desafiar los pecados del mundo, pueden traer recompensas inmensas.

Dios no nos esconde Sus ideas espirituales. En realidad, como Cristo Jesús dijo: "No temáis, manada pequeña, porque a vuestro Padre le ha placido daros el reino". Lucas 12:32. Si el trabajo algunas veces parece difícil, quizás sea porque estamos tan paralizados por el problema que no estamos manteniendo nuestro pensamiento abierto a lo que más necesitamos. Así oramos para silenciar los sentidos y abrir nuestro corazón. Entonces ciertamente veremos el ingreso que necesitamos.

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