Este Testimonio Es una expresión de gratitud por el poder sanador de nuestro Señor y por el conocimiento que he obtenido acerca de este poder sanador. Soy relativamente nuevo en la Ciencia Cristiana, pero ya tengo muchos motivos para regocijarme.
Hace casi once años un médico diagnosticó que yo tenía un enfisema. Cada vez que tenía que caminar, aunque fuera tan sólo una cuadra, tenía que descansar un rato para recuperar el aliento. Cuando cortaba el césped con la cortadora de césped, necesitaba hacer una pausa de una hora más o menos entre el corte del césped del jardín del frente y el del fondo.
Había estado orando diligentemente para ver la verdad acerca de la plenitud que Dios otorgó al hombre y para comprender “la declaración científica del ser” que aparece en el libro Ciencia y Salud, que afirma: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo” (pág. 468).
Una tarde estaba cortando el césped del jardín del frente y orando para entender que estas declaraciones eran la verdad sobre mi ser. De repente sentí como si una faja de acero se desprendiera del pecho, y desde ese momento pude respirar libremente. Ese día terminé de arreglar el jardín sin detenerme para nada y sin sentirme agotado.
Desde ese entonces he podido realizar las tareas de jardinería sin ningún esfuerzo. He estado caminando a paso ligero dos millas o más casi a diario. También participé con éxito en la mitad de una maratón considerada como uno de los recorridos más difíciles de esta parte del país, porque consta de más de ocho millas cuesta arriba y de cinco cuesta abajo.
Puedo decir, con toda honestidad, que desde que me dediqué a la Ciencia Cristiana con sinceridad y experimenté esta hermosa curación, mi vida se ha vuelto mucho más armoniosa y satisfactoria. En la actualidad me apoyo completamente en la Ciencia Cristiana y en el amor de Dios. Mediante el estudio de la Biblia y de Ciencia y Salud, y con la ayuda ocasional de las oraciones de una practicista de la Ciencia Cristiana, ningún bien me ha faltado.
Estoy profundamente agradecido por la dedicación que mostró la Sra. Eddy al compartir libremente cono todo el mundo su inspirado descubrimiento, la Ciencia Cristiana.
Boise, Idaho, E.U.A.