Este Testimonio Es una expresión de gratitud por el poder sanador de nuestro Señor y por el conocimiento que he obtenido acerca de este poder sanador. Soy relativamente nuevo en la Ciencia Cristiana, pero ya tengo muchos motivos para regocijarme.
Hace casi once años un médico diagnosticó que yo tenía un enfisema. Cada vez que tenía que caminar, aunque fuera tan sólo una cuadra, tenía que descansar un rato para recuperar el aliento. Cuando cortaba el césped con la cortadora de césped, necesitaba hacer una pausa de una hora más o menos entre el corte del césped del jardín del frente y el del fondo.
Había estado orando diligentemente para ver la verdad acerca de la plenitud que Dios otorgó al hombre y para comprender “la declaración científica del ser” que aparece en el libro Ciencia y Salud, que afirma: “No hay vida, verdad, inteligencia ni sustancia en la materia. Todo es Mente infinita y su manifestación infinita, porque Dios es Todo-en-todo” (pág. 468).
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