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Miremos por el lado correcto del telescopio

Del número de febrero de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


De Vez En cuando podemos encontrar que un problema persiste a pesar de que nos esforzamos por orar y escuchar la dirección de Dios. Puede ser que no hayamos encontrado la armonía en una relación humana difícil. Quizás no podamos resolver una situación finaciera o de negocios que nos preocupa. Puede ser que necesitemos liberarnos de una limitación física crónica. Y por más que lo intentamos, la solución todavía puede parecer distante. Entonces, ¿qué es lo que está mal?

¿Podría ser que, sin quererlo, nuestros esfuerzos estén basados en nosotros mismos y no en la ley de Dios? Podemos reconocer si esto es así cuando nos encontramos diciendo: "No sé lo suficiente para sanar". "Debo estudiar con más ahínco". "En algo debo estar fallando", y expresiones similares a éstas. ¿Notó usted que detrás de estas expresiones hay un yo personal que se repite una y otra vez? Ese yo puede significar que, sin darnos cuenta, creemos que somos sanadores personales, que es nuestro trabajo, nuestra oración, nuestro estudio, nuestra comprensión de la verdad espiritual, lo que produce la curación. Si estamos pensando en estos términos, implica que la voluntad humana está en acción. Pero la voluntad humana no es un agente sanador. En realidad es contraproducente en la curación cristiana porque se basa en la creencia falsa de que somos seres materiales, que podemos actuar separados de Dios. Es como si estuviéramos observando por un telescopio desde el lado equivocado. Lo que estamos tratando de ver, la solución a nuestro problema, parece estar más lejos aún, cuando en realidad es exactamente lo contrario.

Si el pensamiento basado en sí mismo es como mirar por el lado equivocado de un telescopio, el pensamiento basado en Dios debe ser como mirar por el lado correcto del telescopio. Cuando miramos por el lado correcto del telescopio, las cosas que parecían lejanas se acercan de tal modo que las podemos ver claramente. Sin embargo, el pensamiento basado en Dios hace que las soluciones distantes "se aproximen". Esta manera de pensar abre nuestros ojos y nuestro corazón a Su amor siempre presente, el cual está a nuestro alcance. ¿Cómo podemos asegurarnos de que nuestro pensamiento está basado en Dios, y ver las soluciones que El nos muestra?

Podemos reconocer que Dios es el único sanador. Por más espiritualizado que esté nuestro pensamiento o el del practicista que nos ayuda por medio de la oración, el poder sanador proviene de Dios. La Biblia dice: "Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo mi ser su santo nombre.. . El es quien perdona todas tus iniquidades, el que sana todas tus dolencias". Salmo 103:1,3.

Debemos ser lo suficientemente humildes como para poder decir como Cristo Jesús dijo: "No puedo yo hacer nada por mí mismo". Juan 5:30. La humildad es necesaria en la curación espiritual. Significa estar conscientes de que Dios, la Mente, es infinito por ser el único poder, y que el hombre a su vez es infinito por ser Su reflejo. Puesto que somos creados a la semejanza de Dios, como dice la Biblia, en realidad reflejamos esa Mente y su poder, y somos gobernados por ella. Reconocemos que en la realidad espiritual es Dios quien todo lo sabe, todo lo ve, que es todo acción, y que nosotros naturalmente reflejamos y expresamos esa visión, ese conocimiento, esa actividad, porque somos Sus ideas.

La palabra reflejo implica unidad con la fuente que produce el reflejo. Dios y Su reflejo, el hombre, son diferentes pero inseparables. Cuando reconocemos nuestra unidad con Dios, podemos mirar desde la Mente divina, la fuente de todo el bien, en vez de estar luchando por alcanzar esta fuente. Entonces somos capaces de resolver los problemas que queremos sanar partiendo desde la solución y no desde el problema. Es en este momento cuando comienza a efectuarse la curación.

Pensemos otra vez en la palabra yo. En la Biblia el Salmista dice: "Estad quietos, y conoced que yo soy Dios". Salmo 46:10. En Ciencia y Salud la Sra. Eddy escribe: "No hay sino un solo Yo, o Nosotros, un solo Principio divino, o Mente divina, que gobierna toda existencia".Ciencia y Salud, pág. 588. El hecho de la unidad del hombre con Dios significa que no podemos poseer una identidad separada de la Mente, Dios. Cuando oramos no es la mente humana lo que permite que la verdad se desarrolle, sino Dios, la Mente, quien comunica ideas correctas. Por ser Su reflejo, somos naturalmente receptivos a Sus ideas.

La Mente divina conoce todo acerca de Su creación, que es la perfecta expresión de su propia perfección. La Mente no sabe de ninguna creencia de enfermedad, ni de dificultades en las relaciones humanas ni de preocupaciones financieras, y nosotros, como reflejos de esa Mente, tenemos conocimiento solo de Sus ideas perfectas. El mantenernos en calma y escuchar en silencio lo que la Mente nos comunica, en lugar de ocupar nuestro pensamiento repitiendo palabras, aunque sean palabras útiles, nos capacitan para estar conscientes de la sagrada presencia de Dios. De esta manera reconocemos y aceptamos como nuestras aquellas ideas correctas que emanan de Dios. Por supuesto, los Científicos Cristianos necesitan estudiar la Biblia y los escritos de la Sra. Eddy. Esto es esencial para nuestro progreso espiritual. Además, necesitamos orar para poner nuestro pensamiento e ideas de acuerdo con la ley de Dios, el bien. Pero la curación en la Ciencia Cristiana no es una actividad intelectual que se logra por la acción de la mente humana.

A veces el pensamiento inspirado que nos sana proviene de alguna lectura específica de la Biblia, de los escritos de la Sra. Eddy, o de algún himno predilecto. Pero también puede venir de alguna otra forma. Al emanar de Dios, está imbuido de toda Su omnipotencia y, por eso, puede erradicar la enfermedad u otra dificultad que nos preocupe.

Aceptar y ceder a la verdad que estas ideas correctas expresan en nuestra consciencia, es lo que produce el cambio de pensamiento que nos capacita para percibir la nada de la discordancia o enfermedad. Tal oración está basada en Dios, y la curación es el resultado inevitable.

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