Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

Reconstrucción espiritual después del terremoto

Del número de febrero de 1995 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


A Las 4:31 de la mañana nos despertaron las violentas sacudidas de un terremoto cuya intensidad registrada fue de 6.8 grados en la escala de Richter. Tambaleándonos, como si estuviésemos caminando por el pasillo de un tren fuera de control, mi esposa y yo corrimos a recoger a nuestro bebé que dormía en la cuna. Entonces nos paramos debajo del marco de una puerta y oramos.

¿Cómo se ora en estos casos? Las experiencias de curación que habíamos tenido hasta entonces por medio de la Ciencia Cristiana, nos habían enseñado que debíamos acudir de inmediato a la calma y al poder espiritual de la presencia eterna de Dios. Afirmamos que el hombre y el universo nunca pueden ser separados de la seguridad del Espíritu. Sabíamos que el Amor divino no es la causa de desastres humanos, puesto que Dios es el socorro siempre presente de la humanidad.

La Biblia declara: "Jehová es bueno, fortaleza en el día de la angustia; y conoce a los que en él confían", Nah. 1:7. y también, "Porque vendrá el enemigo como río, mas el Espíritu de Jehová levantará bandera contra él". Isa. 59:19.

Por lo tanto, la realidad era que en ese lugar y en ese preciso instante, estábamos amorosamente protegidos por nuestro Padre-Madre Dios. El sentido espiritual que Dios nos había dado estaba allí para ayudarnos a discernir lo que no resultaba obvio desde el punto de vista humano, o sea, que en la realidad espiritual, no éramos mortales sujetos a las fuerzas destructivas de un universo físico. Como ideas del Espíritu, nuestra sustancia era indestructible y espiritual. Ni fuerzas sísmicas, ni la agitación, la autodestrucción y el temor que se encuentran siempre detrás de las catástrofes, pueden arrogarse la supremacía del Amor divino, Dios, puesto que el Amor es la Mente inteligente que es todo gobierno, toda acción y lo abarca todo.

Sabíamos que la mentalidad carnal en su resistencia al Cristo, la Verdad, puede manifestarse en lo que aparentan ser los estruendos destructivos de inundaciones, incendios, temblores, huracanes y otros trastornos de ese tipo. Pero también sabíamos que cuando el pensamiento cede a las influencias sagradas y llenas de amor de la Mente divina — la única Mente — el pecado y sus manifestaciones de violencia quedan neutralizadas. Y durante este proceso, percibimos nuestro verdadero ser como hijos protegidos por el Amor, inocentes y espirituales.

Al afirmar mentalmente nuestro verdadero y permanente estado como el hombre de Dios — la amada imagen del Espíritu infinito — logramos convencernos de la vida espiritual pura e indestructible del hombre que existe dentro de la totalidad de la Vida y el Amor divinos. Nuestro temor se disipó rápidamente. Nuestro bebé también sintió la serenidad del poderoso y tierno abrazo del Amor. Aunque se mantuvo despierto, no lloró ni en ningún momento se sintió molesto. Una vez que cesaron las primeras sacudidas, le dimos su biberón y volvió a quedarse dormido.

Como Científicos Cristianos, sabíamos que la oración verdadera nunca es egoísta, sino que se expande para incluir a todos dentro de la amorosa protección de Dios. Y así, bajo la luz de una linterna, mi esposa y yo leímos juntos el Salmo 91. Estábamos convencidos de que todos estaban protegidos "al abrigo del Altísimo". La inconmovible solidez del Amor, era nuestra "ciudad" y todos estaban bajo su amparo. Cada declaración de este precioso salmo era para nuestro pensamiento una poderosa verdad sanadora con la cual abrazamos amorosamente a todos los residentes de nuestra ciudad. Aunque nuestros vecinos sufrieron sólo daños sin mayor importancia, los informativos radiales indicaban que muchas otras personas habían resultado muy perjudicadas. Llenos de compasión, mi esposa y yo nos dedicamos durante varias horas a orar por nuestra comunidad.

La eficacia de esa oración fue ilustrada en un incidente de la vida de nuestro Maestro Cristo Jesús. El calmó una tormenta en el mar mientras estaba con sus discípulos. Véase Marcos 4:36–41. La Biblia nos dice que él dormía mientras la tormenta rugía. Pero los discípulos, llenos de temor, lo despertaron. Jesús probó que el hombre vive siempre a salvo dentro de la totalidad del bien y de la totalidad de la sustancia del Espíritu que es la única Vida. El demostró dominio sobre la tormenta y sobre los temores de los discípulos.

Al pensar en el ejemplo del Maestro, a la luz de nuestra propia experiencia y la de otros afectados por el terremoto, comprendí que hacía falta una reconstrucción sobre una base espiritual y no material. Este cambio en el pensamiento se ha vuelto más obvio para muchos residentes de nuestra área. Después de experimentar sequías durante varios años, nuestra ciudad debió soportar, durante los dos últimos años, inundaciones, tumultos, violencia racial, incendios y ahora, un terremoto. Es muy necesaria una reconstrucción y una curación espiritual interior.

Esta curación puede manifestarse cuando la reconstrucción ocurre primero en nuestro corazón y en nuestros pensamientos — abandonando el orgullo, el temor, la codicia, el odio — y construyendo sobre cualidades espirituales tales como el amor, la alegría, la inteligencia y la bondad. Estas cualidades espirituales representan el reino de los cielos en la tierra. En su libro Ciencia y Salud, Mary Baker Eddy describe los efectos de largo alcance que se obtienen gracias a ese cambio. Ella escribe: "Debemos formar modelos perfectos en el pensamiento y mirarlos continuamente, o nunca los esculpiremos en vidas grandes y nobles. Dejemos que el altruismo, la bondad, la misericordia, la justicia, la salud, la santidad, el amor — el reino de los cielos — reinen en nosotros, y el pecado, la enfermedad y la muerte disminuirán hasta que finalmente desaparezcan".Ciencia y Salud, pág. 248.

Cada vez que tragedias tales como terremotos, inundaciones, huracanes u otros desastres nos sacuden, apartándonos de la rutina y las comodidades materiales, podemos, en cada una de esas oportunidades, abrir nuestro pensamiento para recibir regeneración espiritual. Contando con el Cristo, la Verdad, como nuestro "arquitecto", y mediante una visión, fuerza y energía renovadas, podemos llevar a cabo la reconstrucción. Y el reino de Dios, que de acuerdo con lo que dijera nuestro Maestro está dentro de cada uno de nosotros, Véase Lucas 17:21. se manifestará exteriormente en las ideas inteligentes y prácticas que unen y bendicen a cada uno.

En todas partes del mundo — en los Balcanes, en el Medio Oriente, en Sudáfrica, en Rusia — todos pueden disfrutar del reino de Dios espiritual y constante, al identificarse con el ser espiritual y expresarlo, puesto que es nuestro verdadero ser. Siguiendo a diario el ejemplo de Cristo Jesús que excluía todo temor, podemos vencer el aislamiento, el temor, el odio, el racismo, la violencia y la fragmentación que tan a menudo encontramos en nuestro mundo.

Dios nos da en todo momento la inteligencia espiritual y la gracia para construir y reconstruir nuestro mundo sobre una base espiritual "que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios". Hebr. 11:10. A través de la oración y la inspiración basada en el Cristo, podemos construir nuestros pensamientos, vidas, trabajo y hogares sobre un plano más elevado y espiritual, donde la norma es la armonía y la estabilidad de la Verdad está siempre presente.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / febrero de 1995

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.