Un Dia, Cuando estaba estudiando en la escuela secundaria superior, me di cuenta de que había perdido unos gráficos muy importantes. Había pasado muchas horas haciéndolos y debía presentarlos ese día. Busqué en la escuela por todas partes sin poder encontrarlos.
Cuando le conté lo que había sucedido a mi profesor, fue muy comprensivo y me dio más tiempo para presentarlos, lo cual agradecí mucho; pero parecía que tendría que volver a hacer el trabajo otra vez.
Al llegar a casa, oré a Dios. Según lo que estaba aprendiendo en la Escuela Dominical, sabía que Dios, la Mente omnisapiente, me guiaría, y que las cualidades que mis dibujos representaban eran espirituales y por consiguiente no podían perderse, como tampoco el esfuerzo honesto que había puesto en ellos. Puse toda mi confianza en Dios y sentí una maravillosa calma.
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