"Y os Restituire los años que comió... la langosta" (Joel 2:25). Este versículo fue citado en un testimonio que escuché en una iglesia de la Ciencia Cristiana un miércoles por la noche en una de las primeras reuniones de testimonios a que asistí, cuando decidí volver a estudiar las enseñanzas de Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras por Mary Baker Eddy después de un largo período de ausencia. (Llegué a comprender que es realmente imposible alejarse de Dios. El está siempre cuidando del hombre y enviándole Su amor —siempre—, aun cuando nos parezca que estamos "demasiado lejos" de Su presencia.)
Mirar atrás por lo general no trae progreso (y supongo que ésa es la razón por la cual se le dice "mirar atrás"), pero al recordar los pasos que di desde mi graduación, puedo decir con toda honestidad que de no haber sido por la Ciencia Cristiana, hace mucho que ya no podría "contar el cuento", o para decirlo en forma menos trágica, todavía estaría batallando con serios problemas emocionales.
Mi último semestre de estudios fue difícil; cuatro años de vida disipada estaban cobrando su precio. Había participado en fiestas alocadas y en actividades sociales, pero a menudo sentía que carecía de afecto y me resultaba difícil mantener un verdadero sentimiento de autoestima. Esta manera de ser me llevó a esconderme tras una desagradable personalidad egotista.
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