¡Qué Bendición haber podido confiar en la Ciencia Cristiana ante cualquier necesidad durante toda mi vida! Cuando esperaba el nacimiento de nuestro segundo hijo, repentinamente tuve algunos síntomas alarmantes, entre ellos pérdidas de sangre, los cuales indicaban la posibilidad de que se produjera un aborto. Antes de este embarazo había tenido un niño que nació muerto, y ahora sentía mucho temor.
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