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La búsqueda de la "buena vida"

Del número de enero de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Diariamente, Los Medios de comunicación nos bombardean con imágenes de seducción, riquezas y poder, incitándonos a acumular cosas que dan prestigio y amigos influyentes. Las propagandas muestran actores atractivos, automóviles lujosos, cenas muy elegantes, casas amplias y oficinas modernas bien ubicadas. La mayoría de nosotros sabemos que esa clase de prosperidad, o sea, la "buena vida" como a veces se la denomina, no garantiza la felicidad. Sin embargo, la penetración de ese tipo de imágenes en los medios de comunicación, puede convencernos de que el esfuerzo por lograr un estilo de vida lleno de encanto, es perfectamente natural y deseable, a pesar de los riesgos que puede traer aparejados.

Después de obtener un título universitario de postgrado, comencé mi carrera, escalando rápidamente posiciones en el mundo de los negocios. Mi trabajo era de lo más estimulante, me pagaban un buen sueldo y el nivel de responsabilidad iba en aumento. Pero de pronto, todo cambió. Mi esposo aceptó un trabajo en el gobierno de una pequeña ciudad en otro país. Renuncié a mi trabajo y pusimos en venta nuestra casa situada en las afueras de la ciudad. Llegamos a un país cuyo idioma no conocía y no tenía la preparación para los empleos que había disponibles. Aparentemente, lo había perdido todo, un empleo estimulante, un buen sueldo, influencias, hogar y amigos.

Pero la educación que me había proporcionado la Ciencia Cristiana, me había enseñado que las apariencias pueden resultar engañosas. Este cambio de circunstancias me permitió evaluar desde otra perspectiva lo que constituye en realidad, la "buena vida." No siempre resultó fácil. Tenía que permanecer sola muchas horas en un departamento pequeño. A menudo me asaltaba la tentación de mirar hacia atrás, recordando todo lo que había dejado. Pero en lugar de hacerlo, me esforzaba por orar con dedicación por esta situación.

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