En Nuestra Sociedad actual, ¿sigue siendo la honradez la mejor norma de conducta, en todo momento y en toda circunstancia? Parece haber acuerdo unánime en que la honradez todavía es importante, pero la pregunta es ¿cuán importante es?
Hace algunos años, cuando era profesor en una importante universidad de un estado del oeste medio, me dirigía a mi salón de clase por un pasillo concurrido y bullicioso para dar mi clase de la una de la tarde, cuando repentinamente comencé a sentirme enfermo. A medida que avanzaba, me fui dando cuenta claramente de que no podría dar esa clase, así que decidí ir al salón y despedir a los alumnos. Pero dado que no deseaba admitir públicamente que no me sentía bien, resolví que lo mejor que podía hacer era decirles que había sido convocado a una reunión de profesores de último momento. Se sentirían felices de que no hubiera clase, y yo podría regresar a mi oficina.
Sin embargo, la Lección Bíblica de esa semana (que se encuentra en el Cuaderno Trimestral de la Ciencia Cristiana) incluía la siguiente cita de Ciencia y Salud por Mary Baker Eddy: "La honradez es poder espiritual. La falta de honradez es debilidad humana, que pierde el derecho a la ayuda divina".Ciencia y Salud, pág. 453. Había estudiado la Lección esa mañana, y en ese momento esta cita inundó mi pensamiento. Me detuve y me dije casi en voz alta que ¡no podía ser deshonesto! No podía mentir, por más inofensiva que pareciera la mentira. Confiaba en el poder espiritual, y ciertamente no quería expresar debilidad humana. ¡No perdería mi derecho a la ayuda divina!
Repentinamente me sentí bien. Seguí caminando hacia el salón, llegué allí, y di mi clase. Con el correr de los años me he dado cuenta de que lo que sucedió mientras me dirigía a esa clase no fue un hecho insignificante en un día de mucho trabajo. Fue una prueba contundente de la importancia que tiene la honradez en nuestra vida diaria. La honradez es poderosa y absoluta porque su fuente es Dios, la Verdad divina. Ser honrado nos pone en armonía con el poder divino, y el resultado de esto es la curación, ya sea que traiga alivio a una condición física, o armonía a una relación conflictiva. Puesto que la honradez tiene un origen espiritual y, por lo tanto, eterno, nunca puede resultar anticuada.
Pero ¿qué decir de los eufemismos de la falta de honradez que en alguna medida aceptamos y que nos resultan tan familiares, tales como ocultar algo, tergiversar la verdad, inventar los hechos y las mentiras piadosas? De acuerdo con el razonamiento humano, quizás a veces resulte necesario ocultar algo; tergiversar la verdad quizás haga feliz o traiga consuelo a alguien; inventar hechos puede hacer que una experiencia que de otra manera hubiera resultado aburrida, sea interesante y entretenida; y una mentira piadosa no debería lastimar a nadie. Sin embargo, la realidad es que aunque la falta de honradez parece formar parte de la naturaleza humana, nunca es necesaria ni inofensiva; ni tampoco forma parte del hombre verdadero. De acuerdo con la Biblia, la verdadera naturaleza del hombre es la imagen y semejanza de Dios, que refleja todas las cualidades de Dios. No puede faltarle honradez, como tampoco bondad ni inteligencia.
¿Acaso no es maravilloso darnos cuenta de que usted y yo, aquí y ahora, somos en realidad la expresión misma de la Verdad? No somos ahora, y nunca seremos, el hombre mortal que parece deshonesto, a pesar de lo reales que aparentan ser el hombre mortal y su falta de honradez. (Por supuesto, ¡es necesario que demostremos esto!) Cualquiera sea la forma en que se manifieste la falta de honradez, por más sutilmente que intente aferrarse a nosotros o a cualquier otra persona, parece real sólo en la proporción en que creamos y actuemos de acuerdo con la evidencia del sentido material. Y es interesante advertir que ¡el sentido material mismo es deshonesto!
En Ciencia y Salud, al describir el contraste entre la evidencia falsa del sentido material y el testimonio verdadero del Espíritu, la Sra. Eddy escribe: "El sentido material levanta su voz con la arrogancia de realidad y dice: Soy enteramente fraudulento y nadie lo sabe".lbid., pág. 252. Sí, el sentido material es deshonesto, puesto que no puede representar fielmente al Espíritu y a la creación espiritual de Dios. Cuando reconozcamos que no podemos confiar en los sentidos físicos para aprender las verdades del ser, y cuando comprendamos que el ser verdadero del hombre es completamente espiritual y puro, habremos dado un enorme paso de progreso para superar las creencias falsas referentes al hombre, entre ellos la creencia de que la falta de honradez es natural o necesaria.
Pero ¿qué sucede si el decir la verdad siempre pudiera lastimar a alguien? Podemos orar para reconocer más absolutamente que Dios es Verdad y Amor, y que como imagen de Dios tenemos la capacidad que Dios nos dio de expresar honestidad y bondad al mismo tiempo.
Cristo Jesús, nuestro Modelo, comprendió la importancia de reconocer la verdad y vivir una vida veraz, una vida que esté en armonía con la voluntad de su Padre celestial. El reprendió a los hipócritas. Y señaló que la honradez y la rectitud dan fruto. Su conocida parábola del sembrador y la semilla finaliza con estas palabras: "Mas la que cayó en buena tierra, éstos son los que con corazón bueno y recto retienen la palabra oída, y dan fruto con perseverancia". Lucas 8:15. Nosotros, "con corazón bueno y recto" podemos aceptar las verdades espirituales del ser, y esforzarnos honradamente por vivir de acuerdo con estas realidades, y ver los resultados sanadores.
La falta de honradez no es parte de la individualidad espiritual y genuina de nadie. Por lo tanto, la honestidad absoluta no sólo sigue siendo la mejor norma de conducta, sino que, de hecho, nunca puede pasar de moda. La honradez es poderosa, ¡y nunca será obsoleta!