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El trabajo y el gozo de la oración

Del número de enero de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Los Resultados Que se obtienen de la sencilla y humilde oración a Dios, se evidencian claramente en la vida y obras de Jesús de Nazaret, como son relatados en los Evangelios del Nuevo Testamento. Cristo Jesús, quien dijo: "Yo soy el camino, la verdad, y la vida", Juan 14:6. conocía el valor de la oración y probó su poder. Para mí la circunstancia más impresionante es su oración en el huerto de Getsemaní, donde de acuerdo con el Evangelio según Mateo, se retiró tres veces a orar, y exhortó a sus discípulos a que entre tanto velaran. Cuando fueron incapaces de mantenerse despiertos, les dio la siguiente instrucción: "Velad y orad, para que no entréis en tentación; el espíritu a la verdad está dispuesto, pero la carne es débil". Mateo 26:41.

De la oración obtenía la fortaleza del espíritu, que lo capacitaba para efectuar las curaciones que fueron y son notables. Para él, no obstante, eran la emanación natural de la presencia y el poder de Dios manifestados en la vida. Y tal como Jesús prometió a todos los creyentes que le seguían, también nosotros podemos experimentar estas curaciones que se efectúan por medio de la oración. Las numerosas curaciones que se publican en esta publicación periódica, como también en el Christian Science Sentinel y en The Christian Science Journal, brindan elocuente testimonio de esa verdad.

Reflexionemos un instante para analizar el trabajo de oración, cuándo debe hacerse, cuán a menudo, por qué lo hacemos, y qué esperamos lograr con la oración. Quizás sea uno de nuestros hábitos comenzar el día con una oración y ponernos bajo la protección divina. Esta actividad asume un significado aún más profundo si también incluimos a nuestros seres queridos, amigos y a toda la humanidad. La Sra. Eddy, Fundadora de la lglesia de Cristo, Científico, estableció que es deber de los miembros orar diariamente: "'Venga Tu reino'; haz que el reino de la Verdad, la Vida y el Amor divinos se establezca en mí, y quita de mí todo pecado; ¡y que Tu Palabra fecunde los afectos de toda la humanidad y la gobierne!"Manual de La lglesia Madre, Art. Vlll, Sec. 4. ¿Acaso este texto no incluye verdaderamente un plan completo? Establecer el reino divino, el reino de Dios en uno mismo, ciertamente significa más que meramente repetir esta oración brevemente una vez al día y luego olvidarse de ella y continuar con las tareas del día.

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