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¿Cuál es el resultado de su experiencia religiosa?

Del número de enero de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


La Descubridora Y Fundadora de la Ciencia Cristiana, Mary Baker Eddy escribe: "El Colegio Metafísico de Massachusetts y la Iglesia de Cristo, Científico, en Boston, fueron el resultado de la experiencia religiosa de la autora".No y Si, pág. 12. Tanto el colegio, a través del Comité de Educación como la Iglesia continúan sirviendo a la humanidad más de cien años después que esa frase fuera escrita. Junto con el libro de la Sra. Eddy, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, el cual dilucida el significado espiritual de la Biblia, estos se encuentran entre sus logros prácticos que están contribuyendo con tanta vitalidad al progreso humano, a la curación y a la salvación.

Tales beneficios provenientes de una experiencia religiosa individual, siguen a lo que podría llamarse un precedente nuevo y viejo a la vez. En las Escrituras hay evidencia de que alcanzar una nueva perspectiva espiritual de la naturaleza de Dios produce resultados prácticos en la vida humana. Frente a la zarza ardiendo, Moisés percibió algo nuevo acerca de la naturaleza de Dios como el eterno "YO SOY". Esta comprensión de que el Ser Supremo es la única fuente y causa de todas las cosas fue verdaderamente sustancial para Moisés en aquel momento. Sin embargo, no terminó allí, sino que lo impulsó a volver a Egipto, donde los hijos de Israel vivían en esclavitud, y a conducirlos hacia la libertad bajo la dirección y protección de Dios.

Cristo Jesús, por supuesto, dio a la humanidad la ilustración más cabal del resultado práctico de tener una experiencia religiosa genuina: una vida vivida en unidad con Dios. Su ejemplo nos brinda una norma según la cual podemos medir el efecto de nuestras propias oraciones. ¿Acaso los acontecimientos usuales que ocurren en nuestra vida dan testimonio de que se ha logrado un verdadero progreso en nuestra comprensión espiritual? ¿Muestra una vida más consagrada, que bendice a la gente, que se ha alcanzado una percepción genuina de la naturaleza de Dios y del hombre?

Una vez descubrí cuan íntimamente relacionadas están la percepción y la acción. Una serie de artículos publicados en el diario The Christian Science Monitor atrajo mi atención sobre la condición de las mujeres que viven en los países en desarrollo. Esto a su vez me llevó a investigar acerca de la maternidad de Dios, de acuerdo con la promesa bíblica de Isaías: "Como aquel a quien consuela su madre así os consolaré yo a vosotros". lsa. 66:13. La Ciencia Cristiana explica que Dios es nuestra Madre como así también nuestro Padre, por lo cual, yo sentí que necesitaba ampliar mi comprensión sobre este aspecto de la naturaleza de la Deidad.

¡Estaba apoyando por medio de la oración, la obtención de justicia e igualdad para la mitad de la humanidad a la cual yo no pertenezco! ¡Pero no esperaba que eso produjera algún efecto en mí! Sin embargo, una idea que vino a mi mente cuando oraba fue que, en todo caso, además de la obvia y urgente necesidad de que la situación de muchas mujeres del mundo progrese verdaderamente, había otra demanda más universal. Debido a que la Biblia enseña que el hombre es la imagen y semejanza de Dios, la maternidad infinita de Dios debe ser reflejada en la identidad espiritual de todos, tanto hombres como mujeres. A la luz de esta verdad espiritual, percibí que todos nosotros — no solamente la mitad de la humanidad — tenemos que tratar de disipar directamente la imposición de que el amor maternal es una carga.

Comencé a ver que tal opinión opresiva de la maternidad es una distorsión de nuestro derecho natural de cuidar de nuestros hijos además de nuestro derecho inevitable de recibir bendiciones por hacerlo. El hombre es invulnerable a la mentira de que el amor maternal es material y una carga, más bien que espiritual y hermoso. La verdadera sustancia del amor maternal incluye fidelidad, devoción y ternura y estas cualidades pertenecen de una manera incondicional al hombre de Dios, Su reflejo. También comprendí que debemos expresar estas cualidades activamente en nuestra vida.

El reclamar mi derecho a expresar tangiblemente la cualidad maternal de Dios, me impulsó a afiliarme a una iglesia filial de Cristo, Científico. Pude ver que al hacer esto, asumía un compromiso que me exigiría expresar más profundamente el amor maternal de Dios que yo quería honrar y atesorar. Han pasado algunos años desde que cedí, mediante la oración, a la verdad de la maternidad de Dios y acepté su manifestación en el hombre. Desde entonces he ido profundizando el tema y ¡aún lo sigo haciendo! No obstante, siento que de esa experiencia religiosa ha derivado todo el trabajo que realizo como miembro activo de una iglesia filial.

El crecimiento espiritual es lo que la Mente divina, Dios, alienta sin cesar en cada uno de nosotros.

El crecimiento espiritual es lo que la Mente divina, Dios, alienta sin cesar en cada uno de nosotros. Es necesario que estemos alerta a la naturaleza específica de Su demanda de que crezcamos espiritualmente a cada paso de nuestro camino y estemos dispuestos a obedecer el impulso divino. Es la obediencia a esta demanda lo que puede producir la curación deseada, ya sea nuestra propia curación, la de nuestra familia, nuestra comunidad o la de nuestra iglesia, ya sea que se necesite una curación física, provisión o paz procedente de la armonía y la unidad.

Por el contrario, la mente mortal — lo que la Biblia llama la mente carnal — nos induciría a involucrarnos de tal manera en acontecimientos que parecieran estar ocurriendo fuera de nosotros que olvidamos poner énfasis en nuestra propia necesidad de crecimiento espiritual, por más lejano a nosotros que pareciera estar el problema. El error — el hipotético opuesto de la Verdad — medra en el sutil engaño de que es legítimo y lógico analizar la evidencia de una manera meramente intelectual. En cambio es necesario que oremos alejándonos de la avalancha de información mortal que nos podría tentar a aceptar a través de los sentidos materiales. Es necesario que examinemos profundamente la ley incondicional de progreso de Dios. De otro modo, somos como el brazo de un arroyo atrapado en una turbulencia momentánea causada por el choque contra una roca, aun cuando la corriente principal de ese arroyo corra irreversible e irrevocablemente en la dirección correcta.

La meta — de hecho, el estado actual — de todas las cosas que están bajo la invariable dirección de Dios es armonía y salud. Si realmente queremos restaurar nuestro sentido de armonía y actividad correcta, podemos hacerlo cediendo a lo que Dios nos otorga cuando crecemos a semejanza del Cristo. Tal como la Sra. Eddy escribe en Escritos Misceláneos: "Cuando un corazón hambriento le pide pan al divino Padre-Madre Dios, no le es dada una piedra — sino más gracia, obediencia y amor".Esc. Mis., pág. 127.

La Sra. Eddy sabía que esto era verdad por su propia experiencia. Ella nunca dejó de servir a su iglesia y a la humanidad al crecer de esta manera. Estudiaba constantemente la Biblia y su libro Ciencia y Salud, y en ellos hacía nuevos descubrimientos de la naturaleza y del amor de Dios. Así es como ella dejó un legado de abundantes resultados que surgieron de su experiencia religiosa pura y consagrada, tal como fue la inauguración de la publicación de un diario internacional, The Christian Science Monitor, a la edad de ochenta y ocho años. Nos instó a seguirla en tanto que ella misma siguiera a Cristo. Hacerlo, creciendo en nuestra comprensión de la gran verdad espiritual de Dios y el hombre, es estar a la espera de tener una constante percepción espiritual y estar listos para actuar desinteresadamente como resultado de ello.

Midamos nuestra experiencia religiosa por la evidencia del servicio desinteresado que brindemos. ¡Tomemos la decisión de servir a nuestra iglesia y a la humanidad mediante nuestro constante crecimiento espiritual!

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