¿Ha Pensado Alguna Vez que el punto de vista desde el cual uno ve las cosas es fundamental, y que dependiendo de cómo uno considere un lugar o una situación, puede llegar a conclusiones completamente diferentes? ¿Cómo vemos una casa a la cual entramos por primera vez, desde la parte posterior o desde el estacionamiento? Cuando más tarde la observemos desde el frente, es probable que nos parezca bastante diferente. Y, sin embargo, es la misma casa. Simplemente la estamos mirando desde un ángulo completamente distinto.
O supongamos que estamos parados cerca de un árbol que tiene el tronco muy grueso. No vemos nada más que el tronco. Pero si nos alejamos unos pasos, repentinamente podemos contemplar una hermosa vista detrás de él, quizás una pradera florecida donde el ganado está pastando. Si subimos a la cima de una montaña, podemos ver más lejos que desde un valle, y desde un avión, podemos ver aún más lejos que eso. Nuestro punto de vista determina nuestra perspectiva, nuestra visión de las cosas. Por lo tanto, ¡nuestro punto de vista, nuestra perspectiva, es crucial! Podemos partir de la presunción de que los cinco sentidos materiales — como por ejemplo la vista y el oído — nos transmiten algo; o podemos partir desde el punto de vista espiritual más elevado que naturalmente nos pertenece como hijos e hijas de Dios. La Biblia describe a Dios como bueno y perfecto. Él es bueno y lo ha creado todo bueno. El profeta Habacuc dice refiriéndose a Dios: “Muy limpio eres de ojos para ver el mal, ni puedes ver el agravio”. Habacuc 1:13.
Dios es el bien. Él sólo puede ver aquello que es bueno y perfecto. Y cuando partimos de Su punto de vista, nosotros también podemos ver y experimentar sólo el bien. Puesto que somos hijos de Dios, deberíamos verlo todo desde este punto de vista espiritual. Cada vez que lo hacemos, experimentamos el bien y la armonía. Y podemos hacerlo en cada minuto y en toda situación. El libro de texto de la Ciencia Cristiana, Ciencia y Salud, por Mary Baker Eddy, dice en la página 275: “El punto de partida de la Ciencia divina es que Dios, el Espíritu, es Todo-en-Todo, y que no hay otro poder ni otra Mente — que Dios es Amor, y que, por lo tanto, es Principio divino”.
Mis amigos Martin y Arnold, y yo, experimentamos cómo una situación difícil se resolvió cuando recurrimos al punto de vista divino. Hace poco estábamos juntos en la India. Los dos muchachos tenían que regresar solos a Alemania porque sus vacaciones de la escuela eran cortas. Justo antes de su viaje de regreso escuchamos que había cambios en los horarios de los vuelos, porque los pilotos de esa aerolínea se habían declarado en huelga. El día en que debían volar de regreso a casa todo el tráfico aéreo se había interrumpido; todos los vuelos habían sido cancelados. Aquí es donde la “perspectiva” entra en la historia. Desde el primer momento, cuando un gerente del aeropuerto nos informó que no habría vuelos ese día, adoptamos el punto de vista espiritual. Sabíamos que nada era “imposible” para Dios porque Él es Todo-en-todo. Por lo tanto, desde un punto de vista espiritual siempre hay infinitas posibilidades. Desde enfrente de la terminal del aeropuerto una persona desconocida se acercó a nosotros. Nos comentó que hacía poco había comenzado a operar otra aerolínea de cabotaje en la India. Cuando nos acercamos al mostrador de esta nueva aerolínea, nos informaron que aún había una larga lista de espera para estos vuelos, y no era seguro que los muchachos pudieran conseguir asiento.
Pero mantuvimos el punto de vista espiritual de infinitas posibilidades. Reconocimos que en el reino divino prevalece la completa armonía, y que cada idea de Dios está en el lugar correcto en el momento oportuno. Poco después nos presentaron a una mujer que, por la naturaleza de su trabajo, estaba familiarizada con todo lo concerniente a la forma de operar de esta aerolínea. Entonces nos ofreció su ayuda. Después de varios intentos sin resultado, ella le escribió una carta al gerente de la aerolínea para que se la lleváramos, pues lo conocía personalmente. Fuimos a verlo a su oficina. Aceptó los pasajes de la otra aerolínea, asegurándonos que se encargaría de la transferencia, y les dio a los muchachos asientos en el vuelo nocturno a Bombay. Hicieron la conexión con su avión a Alemania sin problemas, y todo salió bien. Para mí, esto demuestra que ¡nuestro punto de vista es crucial!
La Biblia nos relata varias situaciones en que las personas confiaron en Dios, y sus problemas fueron resueltos. En una ocasión los discípulos de Jesús estaban en el Mar de Galilea, cuando hubo una gran tormenta. Véase Marcos 4: 35–40. Jesús estaba acostado en la popa de la barca, durmiendo. Los discípulos tenían mucho miedo. Sólo veían la tormenta y las grandes olas, que podían voltear la barca en cualquier momento. Sólo veían lo que estaba ocurriendo frente a sus ojos, y sus pensamientos obviamente sólo giraban en torno al peligro que percibían. Por la forma en que Jesús actuó, podemos ver que él tenía una perspectiva completamente diferente. La Biblia nos dice: “Y levantándose, reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento, y se hizo grande bonanza”.
Mantener el punto de vista divino es tener fe en el poder y la omnipresencia de Dios. Cristo Jesús se valió del poder y de la omnipresencia del bien y de la armonía. Él los transformó en el punto de partida de su accionar, y con esta perspectiva divina respecto al hombre, sanó a los enfermos, transformó a los pecadores, y resucitó a los muertos. Nosotros podemos hacer lo mismo y recurrir a este punto de vista — el punto de vista espiritual — en toda situación. Entonces encontraremos que los peligros desaparecen y se manifiestan nuevas posibilidades de progreso. Dios es nuestro Padre y nuestra Madre. Él nos ama y nos da sólo lo que es mejor para nosotros. Confiemos completamente en Él, ¡cada día, en cada decisión, en cada situación!
