Skip to main content Skip to search Skip to header Skip to footer

¿Por qué escribir para las publicaciones periódicas?

Del número de junio de 1996 de El Heraldo de la Ciencia Cristiana


Difundir El Mensaje del cristianismo es un desafío para cada nueva generación de seguidores de Cristo Jesús. Nuestras obras son el mensaje viviente que llega al corazón de aquellos que buscan respuestas. Pero junto con ellas necesariamente fluyen las palabras, palabras que relatan, presentan, exploran, exponen, explican y dejan constancia del poder que la Verdad tiene en nuestra vida.

Hoy en día cuando oímos la orden “predicad el evangelio a toda criatura”, ¿cómo respondemos? Muchas personas han dado su respuesta por escrito en esta publicación. Sin embargo, el propósito de este artículo, no es tanto escribir como dar a conocer y sentir la actividad sanadora de la Palabra de Dios.

Me han preguntado: “¿Por qué escribe para las publicaciones periódicas de la Ciencia Cristiana?” Bueno, supongo que ha habido ocasiones en las que realmente pensé que yo estaba tratando de escribir por mi propia cuenta. Y muchos de esos intentos de escribir artículos, que me tomaron mucho tiempo, fueron artículos rechazados y no publicados. Porque al pensar que era yo el que escribía, probablemente expresara lo que creía saber yo sobre el tema. Escribir de esa manera tan personal, a menudo resulta en palabras que las lleva el viento. Se alejan del contexto, y no cumplen con el cometido.

Por el contrario, cuando he procurado escuchar ideas para los artículos, o he analizado profundamente mis sentimientos y las lecciones espirituales que he aprendido a través de ciertas experiencias o desafíos, por los que he tenido que orar sinceramente en busca de guía o de la solución, recién entonces, me he dado cuenta de que no se trataba de que yo hubiera escrito algo para las publicaciones periódicas, sino que sólo había puesto por escrito lo que se me había revelado. Con este segundo enfoque, se expresa mucho menos el ego personal.

Contribuir para las publicaciones periódicas, siempre bendice a quien lo hace, aun si el intento no culmina en su publicación.

Cuando uno escribe algo que surge de la experiencia, encuentra ideas, inspiración y revelación que provienen de una fuente inteligente, que no es la de uno. Esta fuente, por supuesto, es Dios, la Mente divina. Y el hombre es el reflejo de la Mente infinita, por lo tanto, es inteligente y está inspirado. Cuando uno trata de escribir los pensamientos como la expresión inspirada de la Mente, de la sincera experiencia espiritual, probablemente lo que uno escriba será de mayor ayuda para los demás, y resultará más comprensible y será una fuente de inspiración.

Contribuir para las publicaciones periódicas, siempre bendice a quien lo hace, aun si el intento no culmina en su publicación. El tiempo que se dedica a la oración y el esfuerzo realizado por el autor, eleva su pensamiento y enaltece su vida.

El estudio que hacemos para redactar un artículo ya sea manuscrito, escrito a máquina o en la computadora, nos trae incalculables beneficios. Siempre me han bendecido mucho. Lo maravilloso de esto es que todos pueden ser colaboradores muy valiosos de nuestras publicaciones periódicas.

Para explorar más contenido similar a este, lo invitamos a registrarse para recibir notificaciones semanales del Heraldo. Recibirá artículos, grabaciones de audio y anuncios directamente por WhatsApp o correo electrónico. 

Registrarse

Más en este número / junio de 1996

La misión del Heraldo

 “... para proclamar la actividad y disponibilidad universales de la Verdad...”

                                                                                                          Mary Baker Eddy

Saber más acerca del Heraldo y su misión.