Millones de mentes sin prejuicios —sencillos buscadores de la Verdad, fatigados peregrinos, sedientos en el desierto— esperan con anhelo descanso y refrigerio. Dadles un vaso de agua fría en nombre de Cristo y jamás temáis las consecuencias (Ciencia y Salud, pág. 570).
¿Ha LEIDE el periódico de hoy ? ¿Se mantiene informado de las últimas novedades? Casi todo el mundo quiere enterarse de las noticias. Casi todos esperan recibir buenas noticias.
Una amiga me dijo que para ella es importante preguntar: “¿Has leído El Heraldo de la Ciencia Cristiana de este mes?” Suscriptora y ávida lectora de esta revista, ella piensa que es muy bueno que uno sea alimentado y educado espiritualmente. La lectura del Heraldo mantiene su pensamiento imbuido del Principio divino, Dios, que gobierna todo el universo. Esta preparación espiritual le permite leer los titulares de las revistas y ver los programas de televisión teniendo en mente las buenas nuevas de que Dios está siempre presente para ayudarnos y protegernos.
Los que escriben para el Heraldo han aplicado lo que han aprendido en la Ciencia Cristiana, y han demostrado que sus enseñanzas son una fuente de curación y consuelo. Y usted, querido lector, es un elemento muy importante para esta publicación.
Esta revista está profundamente agradecida por el amor y el apoyo que le brindan sus lectores, suscriptores y colaboradores. El elevado nivel de pensamiento que usted brinda a estas páginas nos permite llegar a todos, a las “millones de mentes sin prejuicios”, que como indica Ciencia y Salud, serán elevadas por las ideas espirituales que presenta nuestra revista.
Su participación es un ingrediente muy valioso en nuestro empeño. Muchos de ustedes han compartido con nosotros ideas, curaciones, ilustraciones y fotografías. Los recursos a nuestra disposición se han multiplicado. Su inspiración está llegando a nuestro prójimo y bendiciendo a “millones”, porque el poder de las ideas correctas no tiene límite.
El Heraldo es el instrumento por medio del cual hablamos a nuestros lectores. Es el instrumento a través del cual usted, querido lector, habla a la humanidad. Cuando un corazón hambriento toca a su puerta en busca de consuelo y curación, usted tiene preparado el “vaso de agua fría” para ofrecer a los que están “sedientos en el desierto”.
Como resultado del progreso que hemos alcanzado juntos durante los últimos años, presentando un mayor número de artículos y testimonios escritos originalmente en español, y mejorando la apariencia con tapas más coloridas y atractivas, estamos una vez más listos para dar otro paso de progreso. Como puede ver, el número de este mes tiene buenas nuevas para el año nuevo: un tamaño más grande, con mejores ilustraciones y un diseño más elaborado. Con este nuevo y más vistoso formato estamos mejor equipados para proclamar más vivamente la verdad de Dios y el hombre.
La Christian Science fue descubierta por Mary Baker Eddy hace más de 130 años. La Sra. Eddy oró con la Biblia y tuvo una curación notable al sanar de las serias heridas causadas por un accidente. Posteriormente, fue guiada a enseñar esta Ciencia del Cristianismo a muchos estudiantes. Ella fundó La Iglesia de Cristo, Científico, compuesta por La Iglesia Madre, con sus oficinas centrales en Boston, e iglesias filiales en todo el mundo.
El estudio de la Christian Science, por lo tanto, no es nuevo. Durante todas estas décadas ha estado mostrando el camino en la práctica de la curación cristiana. Se ha extendido hasta los rincones más remotos de la Tierra, en muchos idiomas.
Hoy el mundo se ha vuelto muy pequeño. Las distancias se han acortado y el factor tiempo para comunicarse con lugares apartados entre sí, prácticamente ha desaparecido. La radio, la televisión, el teléfono, el correo electrónico y la Internet, han contribuido a unificar a los pueblos de las áreas más remotas. Ha surgido una terminología nueva para estos medios de comunicación tan comunes. Ahora es normal encontrar palabras en inglés al referirse a la comunicación electrónica, palabras que han sido totalmente asimiladas en el lenguaje del mundo moderno. Hablamos de la “Internet”, enviamos “e-mail” en nuestros contactos personales y de negocios. Y hay cientos de ejemplos por el estilo.
Es por lo tanto natural y apropiado, en este momento, que la Ciencia del Cristianismo sea identificada en todo el mundo con el nombre original que su Fundadora le dio en inglés: Christian Science. Estas palabras son simplemente un nombre que describe lo que realmente es: la Ciencia del Cristo, las leyes de Dios, puesta al alcance de la humanidad para ser estudiada y practicada.
La Sra. Eddy en una ocasión definió a la Christian Science “como la ley de Dios, la ley del bien, que interpreta y demuestra el Principio divino y la regla de la armonía universal”.Rudimentos de la Ciencia Divina, pág. 1. Esta ley, al alcance de todos en todos los continentes, necesita ser identificada fácil y correctamente por su nombre incomparable. No puede ser confundida con otra doctrina o religión. A lo largo de este período de más de cien años, el mundo se ha familiarizado con la Christian Science. Su nombre ha permanecido sin cambio y sin traducción en el título de nuestro diario, The Christian Science Monitor, el que ha ganado respeto y aprecio en los ámbitos periodísticos y diplomáticos en todas partes. Es hora de que todos —en todo el mundo— nos unamos y adoptemos sin traducir el nombre que la Sra. Eddy dio a su descubrimiento.
La Christian Science ha influido e inundado de Verdad y Amor el mundo. Muchas iglesias y denominaciones religiosas hoy reconocen y practican la curación cristiana. El mundo está preparado para aceptar el hecho de que las ideas espirituales tienen el poder de mejorar la existencia humana.
En 1895 la Sra. Eddy escribió: “Si las vidas de los Científicos Cristianos dan prueba de su fidelidad a la Verdad, yo hago la predicción de que en el siglo XX toda iglesia cristiana en ésta y en tierras lejanas, se acercará a comprender la Christian Science lo suficiente como para sanar la enfermedad en su nombre. El Cristo dará al cristianismo su nuevo nombre, y los cristianos serán clasificados como Científicos Cristianos”.Pulpit and Press, pág. 22. Hace varias décadas, cuando La Sociedad Editora de la Christian Science comenzó a traducir su literatura a otros idiomas, el nombre de nuestra religión no se traducía. Posteriormente, pareció conveniente traducir las palabras Christian Science, y nos acostumbramos a las palabras Ciencia Cristiana en español, y a su equivalente en otras lenguas. Estos nombres aparecen en las traducciones de los escritos de la Sra. Eddy y en otros artículos publicados por la Sociedad Editora. Hasta que toda esa literatura sea actualizada, citaremos de acuerdo con el texto publicado. En el Heraldo, escribiremos “Christian Science” y esta revista llevará el nombre de El Heraldo de la Christian Science.
Unámonos con gozo y entremos al nuevo año sabiendo que nuestra revista está lista y es capaz de ayudar y guiar a sus lectores con percepción espiritual. Esperamos que esta revista pueda fomentar en todos nosotros un deseo creciente de comprender y servir a Dios y a la humanidad de una manera universal.
