Hace Poco tuve una experiencia que me enseñó mucho acerca de mi verdadera identidad.
La gente siempre admiró mi cabello por su bello color y abundancia. En general, no doy mucha atención a mi apariencia física y pienso que no soy vanidosa. Pero poco a poco, noté que estaba perdiendo mucho cabello. Al principio no me preocupé. Esperaba que esta pérdida de cabello se detuviera “naturalmente”, de modo que no hice un intento por corregir la situación con la oración o la verdad espiritual.
Pero a medida que transcurría el tiempo, encontré cada mañana más cabello desprendido en el peine. Al lavarme el cabello tenía que recoger una buena cantidad; el pequeño cubo de basura en el baño estaba lleno en una semana.
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