Aveces El Odio parece muy normal. Es posible que alguien piense: “Tengo derecho a odiar a esa persona, porque es cruel con los demás”. Pero quien así piensa necesita darse cuenta de que el odio no es normal. Y necesita estar alerta para no justificarlo.
El odio es hipnótico. Es el resultado de la creencia en una mente separada de Dios. No hay razón legítima para odiar a nadie, porque Dios ha creado a cada uno tal como Él es, perfecto y bueno. Y es mucho más fácil amar incondicionalmente si se tiene presente la imagen y semejanza de Dios.
Hace alrededor de un año, viví una experiencia en la que tuve que sanar sentimientos de odio. Tenía una amiga íntima y siempre estábamos juntas. De pronto, un día comenzó a tomar drogas. Nuestra amistad se deterioró rápidamente. Sentí que ya no tenía nada en común con ella. Continuábamos hablándonos, pero todos los días ella se jactaba de lo “bien que lo pasaba” fumando y embriagándose. Nunca le dije nada, pero esta situación me ponía furiosa. Pensé que no tenía sentido que consumiera drogas, y que era absurdo que transformara su vida para ser “recool”. Además había crecido su ego.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!