Algunas personas le dan la bienvenida a la muerte, creyendo que eso pondrá fin a todas sus dolencias, sufrimientos y penas. Otras, que sienten que la muerte es inminente, se apresuran a poner fin al desorden de sus vidas y a establecer buenas relaciones con los miembros de su familia. A veces se piensa que la muerte es un camino que conduce al cielo, hacia un nuevo comienzo.
Sin embargo, la Biblia nos dice claramente que Dios nos creó semejantes a Él. Véase Génesis 1:26, 27, 31. Dios nos creó perfectos, a usted y a mí. Dios es Vida y la muerte es lo opuesto a la Vida. Dios nunca produce la muerte. Partiendo desde esta premisa bíblica, la creencia de que la muerte es una amiga, no es correcta; es una afirmación que provience de la conclusión errónea, de que nuestra vida es únicamente física y material y que tenemos poco o ningún control sobre las circunstancias. Las leyes de Dios, o sea, la Christian Science, revelan que cada uno de nosotros es el reflejo espiritual de Dios en Su gloria eterna, el reflejo de la Vida divina.
La vida y la inteligencia no existen en la mortalidad, pues ésta no puede representar a Dios. Lo que produce la muerte es la falsa suposición de que somos mortales. La Sra. Eddy logró comprender qué es la Vida. Ella escribió: “La Vida es el eterno YO SOY, el Ser que era, y es, y que será, a quien nada puede borrar”.Ciencia y Salud, pág. 290. La creencia de que la muerte es inevitable, nos impide ver las posibilidades del bien que está presente aquí y ahora.
De acuerdo con la Biblia, Cristo Jesús venció a la muerte; nunca la aceptó. Demostró que Dios nos creó espirituales y que podemos demostrar aquí en la tierra, la libertad espiritual que Dios nos otorgó.
Cuando el apóstol Juan todavía caminaba en la tierra vio “...un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra pasaron”. Apoc. 21:1. Como Juan, nosotros también podemos descubrir la consciencia espiritual que da evidencia de vida, no de muerte, en las situaciones humanas.
Posponer el reconocimiento del bien que Dios nos está brindando en este momento, es negar el poder de Dios.
La comprensión de que la Vida nunca puede estar en la materia, termina con la propensión a creer que la muerte va a liberarnos y nos va a acercar más a Dios o a una manera de vivir más celestial. En realidad, siempre somos uno con Dios, que es Vida. La Sra. Eddy escribió: “La creencia, inculcada por la enseñanza, de que el Alma está en el cuerpo, hace que los mortales consideren la muerte como un amigo, como un medio para pasar de la mortalidad hacia la inmortalidad y la felicidad. La Biblia califica a la muerte de enemigo, y Jesús venció a la muerte y a la sepultura en vez de rendirse a ellas. Él era ‘el camino’. Para él, por lo tanto, la muerte no era el umbral que tenía que cruzar para entrar a la gloria viviente”.Ciencia y Salud, pág. 39.
No es necesario morir para tener un nuevo comienzo. Posponer el reconocimiento del bien que Dios nos está brindando en este momento es negar el poder de Dios. El Apóstol Pablo comprendió que vivir de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, trae renovación y curación a la vida humana. Él dijo: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. 2 Corintios 5:17.
El temor a la muerte o su aceptación, no debiera ser el factor que nos impulse a ser más amorosos con los demás. Debido a que Dios es Vida y es Todo, nunca necesitamos morar en el mundo de los moribundos. A través de la comprensión espiritual, descubrimos que en este preciso instante, nuestra morada está en Dios, por lo tanto, en la plenitud de la consciencia y la presencia de Su amor. Tanto hoy como mañana, tenemos infinitas posibilidades de que el bien se manifieste en nuestra vida. Si eso significa la necesidad de sanar una enfermedad física, la oración puede llevarla a cabo. La muerte no es inevitable.
A cada instante, tenemos oportunidad de elegir entre la vida y la muerte. Cada creencia de que el bien puede llegar a su fin, es un voto a favor de la muerte. Dios no puede permitir que el bien se acabe; Él constituye todo el bien. Los accidentes, las enfermedades, la falta de empleo, los despidos, el aumento de los despidos, y las estadísticas de suicidios, son cosas que sugieren que la muerte es un elemento natural de la creación de Dios. La comprensión de que Dios es Vida omnipotente, es fundamental para solucionar estos problemas. Conocer a Dios, trae renovación y revela las razones fundamentales para vivir. Minuto a minuto, Dios nos induce a expresarlo a Él de una manera plena, ejemplificando Su naturaleza por medio de una vida activa, regida por el principio y el amor.
Dios nunca causa el fin de nuestra salud, felicidad, armonía o bienestar. Por el contrario, Él hace que se vuelvan más evidentes.
