Hay Cada Vez Más Países que tienen su día de acción de gracias, un día de reverencia, oración y humildad. Un día para recordar todo lo bueno que Dios nos ha dado, donde se manifiesta la gratitud que sentimos por todas las bendiciones que hemos recibido a lo largo de nuestra vida.
Sin embargo, el Día de Acción de Gracias puede ser mucho más que eso. Puede ser un despertar espiritual por el cual reconocemos que a pesar de que hay lugares donde el odio, la ira y la pobreza prevalecen, en realidad todos los hijos de Dios, sin excepción, son libres, cuidados y bendecidos por Él. Esto es cierto porque sin importar quién eres o de dónde vienes, eres el hijo o la hija de Dios. Esto es cierto para todos, y tiene su fundamento en la Biblia. En Romanos leemos, “gloria y honra y paz a todo el que hace lo bueno... porque no hay acepción de personas para con Dios”. Romanos 2:10, 11.
Esta verdad de que “no hay acepción de personas para con Dios”, tiene mucho que ver con el dar las gracias. Nos enseña que a pesar de lo que vemos y oímos con los sentidos mortales, Dios nos ama a todos. Él provee para todos imparcialmente. Por eso cuando nos deleitamos en las verdades espirituales de la relación del hombre con Dios, aprendemos que en realidad Dios ya nos ha provisto de todo lo que necesitamos. Por consiguiente, ya sea que deseemos paz para nuestro país, la destrucción del mal o una visión más espiritual de nuestro hogar y nuestra comunidad, lo podemos encontrar si escuchamos y con humildad nos mantenemos vigilantes para percibir los pensamientos que Dios nos está enviando.
Este es el verdadero “banquete” espiritual. Es esperar, y reconocer, la provisión que Dios tiene para el hombre, Su hijo bienamado. En el reino de los cielos, donde Dios y el hombre moran, nadie es olvidado.
Mary Baker Eddy escribe acerca del Día de Acción de Gracias: “Los oscuros días de nuestros antepasados con sus súplicas por la paz y la abundancia han pasado, y son seguidos por nuestros tiempos de abundancia, hasta por la plena beneficencia de las leyes del universo que la diligencia del hombre ha puesto en uso”.The First Church of Christ, Scientist, and Miscellany, pág. 340.
La “plena beneficencia de las leyes del universo” indica que las leyes de Dios son buenas y están siempre al alcance de la humanidad. Y, por medio de la vigilancia y la búsqueda espirituales, utilizamos estas leyes y encontramos a Dios. Esta búsqueda diligente nos conduce en forma natural a un verdadero “banquete” de ideas y pensamientos provenientes de Dios. Con estas leyes espirituales podemos destruir todo lo que trate de arrebatarnos el bien que Dios provee.
Hacia fines del siglo pasado un periodista le pidió a la Sra. Eddy que expresara su opinión sobre lo que debía significar para toda la humanidad el último Día de Acción de Gracias del siglo XIX. Al leer su respuesta me he dado cuenta de que muchos de los sentimientos que ella expresó se aplican a la época actual, en que nos preparamos para la llegada de un nuevo siglo. Ella dijo: “El último Día de Acción de Gracias de este siglo... significa que el Amor, abnegado, golpea más fuerte que nunca al corazón de la humanidad, y que es admitido; que la revelación, la voz y la visión espirituales, están menos subordinadas a la vista y al sonido materiales y son mejor percibidas por la razón; que el mal florece menos, invierte menos en fideicomisos, pierde capital, y se compra al valor nominal; que el espíritu del Cristo limpiará la tierra de la sangre humana derramada; que la civilización, la paz entre las naciones y la hermandad entre los hombres deberían ser establecidas, y que la justicia no debería abogar en vano en pro de los sagrados derechos de las personas, de los pueblos, y de las naciones”.Ibid., pág. 265.
Es obvio que esta mujer estaba mirando mucho más allá de su propia comunidad cuando escribió esas palabras. Y usted y yo, también podemos aprender a incluir no sólo a nuestra comunidad, sino también al mundo, en nuestra vigilia diaria por la riqueza que nos provee Dios, y en nuestras oraciones de gratitud. A pesar de lo que podamos ver y escuchar, el bien se está manifestando a nuestro alrededor todos los días. Este bien proviene de Dios. Es abundante y siempre está disponible a todos los que deseen participar de él. Este bien es un banquete de entendimiento espiritual que ve que Dios es todopoderoso y está siempre disponible. Un Dios de verdadera caridad. Un Dios que verdaderamente es Amor...
