En Diferentes Etapas de nuestra vida quizás lleguemos a preguntarnos: “¿Para qué estoy en este mundo?", y muchas veces vemos que la respuesta se va desarrollando en nuestra vida misma.
Algunas de las respuestas que se oyen dicen que el propósito se realiza cuando “tenemos un hijo, plantamos un árbol y escribimos un libro”. O que para sentirse feliz y con una vida llena de propósito, uno debería ser directivo de una empresa, o ganarse el Loto y comprarse todo lo que a uno se le ocurra. (El Loto es el nombre de un juego de azar en muchos países.)
Pero cuidado. Si este concepto de realización o felicidad es materialista, está incorporando las limitaciones que la misma materialidad se impone. Un ejemplo de esto es pensar: “Sólo unos pocos tienen suerte y triunfan”. Esto contamina nuestros móviles y muchas veces conduce a la frustración y a hacernos creer que vivir no tiene sentido.
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