Todo Comenzó Hace cerca de un año y medio, con el deseo de conversar con otros sobre el poder de la oración y la curación. Oré para superar mi renuencia a dar a conocer Ciencia y Salud. Aprendí que si quería compartir estas ideas debía saber que lo podía hacer. No iba a ser el autor del amor que se necesitaba, sino que el Amor divino me guiaría en lo que debía decir y hacer. Yo vivía en una ciudad pequeña al sudeste de Columbia Británica, Canadá, donde no hay iglesia de la Christian Science, pero sí algunos miembros entusiastas de La Iglesia Madre.
Llena de confianza, hablé con gente que trabaja en el Centro de Salud Mental y luego en el Centro de Recursos para la Mujer. Les pregunté: “¿Qué hacen ustedes y cuáles son las preocupaciones más grandes que tienen sus pacientes?” Entonces les mostré mi libro de respuestas, Ciencia y Salud con Clave de las Escrituras, e información de último momento sobre la inclusión de la Sra. Eddy en el National Women's Hall of Fame de los Estados Unidos. Les expliqué que este libro tenía soluciones sanadoras para todos los problemas de que habíamos estado hablando. Ambas instituciones aceptaron un ejemplar del libro.
En el Centro de Recursos para la Mujer, también les conté a grandes rasgos la vida de la Sra. Eddy. Les hablé sobre su anhelo de sanar, su soledad y las muchas injusticias que enfrentó y superó. Les conté que había sanado de un serio accidente, y destaqué sus grandes logros. Uno de los trabajadores me preguntó si podía yo escribir un artículo para su boletín de noticias explicando de qué modo la Sra. Eddy abogó por los derechos de la mujer y los demostró en su propia vida.
Resultó que el boletín no utilizó mi artículo, sino que fue publicado por el diario local como “La historia de Mary Baker Eddy”. Muy pronto publicaron un segundo artículo en ese mismo diario. Luego presenté los dos artículos al diario de una ciudad vecina y me invitaron a unirme a la lista de ministros religiosos que se rotaban para escribir con regularidad para la columna “Hablando espiritualmente”.
En febrero de 1996 vi un mensaje en The Christian Science Journal sobre cómo dar a conocer Ciencia y Salud a la comunidad, y me pregunté si podía participar en esto hablando con los libreros de mi ciudad. Cuando visité las librerías observé que los estantes estaban llenos de libros sobre métodos de curación alternativa, espiritualidad, oración y cómo mejorar uno mismo. Esto, junto con lo que había aprendido al leer artículos recientes en diarios y revistas, me hizo comprender que el público está interesado en estos temas. Me di cuenta de que las ideas que contiene Ciencia y Salud son para todas las épocas. También percibí la propia visión que tuvo la Sra. Eddy para Ciencia y Salud: “ella dedica estas páginas a los que sinceramente buscan la Verdad”.Ciencia y Salud, pág. xii. Vi este libro como una fuente infinita de espiritualidad y curación.
Un grupo de Científicos Cristianos estaba celebrando servicios religiosos dominicales en nuestra casa. Un día, justo antes de que comenzara el servicio, mi esposo miró por la ventana y vio que llegaban visitas. Era una familia que acababa de emigrar de Inglaterra y que hacía poco que leían Ciencia y Salud. Los recibimos con mucho afecto. ¡Nuestro pequeño grupo estaba creciendo!
Y así también crecía el interés en apoyar Ciencia y Salud. Un miembro de la familia dijo que ella había estado buscando una manera positiva de cambiar su vida. Ella no se consideraba una persona religiosa, pero después de leer Ciencia y Salud, le pareció que el libro era un obsequio de amor que Dios hacía a la humanidad, y ella quería dárselo a los demás.
Oré para comprender qué produce el crecimiento en una iglesia y guía a los buscadores sinceros a preguntar sobre la Christian Science. Las palabras de la Biblia (1 Corintios 3:6) seguían viniéndome al pensamiento, “...el crecimiento lo ha dado Dios”.
Poco después, en el espacio de un mes, recibí cuatro llamadas de gente que quería saber acerca de la Christian Science. Hablé con cada uno de ellos sobre Ciencia y Salud, la Sra. Eddy, y cómo el estudio de este libro me ha bendecido y sanado, a mí y a otros. Los cuatro aceptaron con mucho gusto un ejemplar de Ciencia y Salud.
Cuando recuerdo este año que pasó, veo como una sucesión lógica. Primero vino el deseo de ser útil, luego la oración específica, entonces las acciones impulsadas por Dios y finalmente los resultados. Otros miembros de nuestro grupo también han podido compartir Ciencia y Salud. Esta actividad nos ha bendecido a todos, y seguimos en estado de alerta en espera de oportunidades.
