Un día tenía que presentar un exámen y me sentía un poco preocupado porque no estaba muy seguro de poder hacerlo, aunque había estudiado. En la noche me puse a orar y al otro día temprano también.
Iniciar sesión para ver esta página
Para tener acceso total a los Heraldos, active una cuenta usando su suscripción impresa del Heraldo ¡o suscríbase hoy a JSH-Online!