Es Raro Que durante los últimos dos meses del año iniciemos algún proyecto importante. Por lo general tratamos de acomodar el tiempo disponible para poder celebrar las fiestas con familiares y amigos.
Parte de ese tiempo quizás lo pasemos con quienes no hemos tenido contacto reciente, y puede haber mucho sobre qué hablar. En otros casos quizás conozcamos a gente nueva y queramos saber más sobre ellos, para sentirnos cómodos con ellos y tal vez descubrir que tenemos mucho en común.
Durante esta época no queremos perder la alegría natural de las fiestas navideñas permitiendo que tensiones estropeen nuestras relaciones con amigos y familiares. A medida que renovamos y afianzamos nuestros lazos con otros, nos ayuda mucho comprender mejor la relación más importante de nuestra vida, una que quizas no recibe toda la atención que se merece. Es nuestra relación con Dios, nuestro Padre-Madre. También debiéramos recordar que, así como un mero “hola” entre amigos y familiares no es suficiente para fortalecer los lazos humanos, un breve o esporádico esfuerzo por conocer mejor a Dios puede también dejarnos con el deseo de saber más.
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